Carlos Loiseau 1948 – 2012
¿Por dónde empezar? ¿Cómo evitar caer en los lugares comunes? ¿Cuáles son las palabras adecuadas para expresar la tristeza? Son las mismas preguntas de siempre cuando esto, lo inevitable, el tema básico de la filosofía, el temor primitivo del creyente, el tema tabú de las reuniones familiares, la gran incógnita humana, ocurre. Y más cuando es un amigo el que se acaba de ir, amigo aunque nunca hayamos tenido oportunidad de hablar con él, ni siquiera de haber cruzado nuestros caminos accidentalmente (algo así dije el 3 de febrero, y es algo que realmente siento con esa intensidad).
Carlos Loiseau, conocido por todos como Caloi, murió hoy, víctima del cáncer, a la edad de 63 años. No voy a decir nada más al respecto; no voy a transcribir ningún dato biográfico aquí, ya que no lo considero necesario; estamos en un lugar donde cualquiera puede, presionando un par de botones acceder a la información que desee. ¿cuál es mi intención al escribir esto, entonces? No lo sé, no tengo ni idea. Sólo sé que estoy tan dolido que me sentí en la necesidad de escribir sobre él. Como una forma de darle las gracias, quizá, como muchos a través de Twitter u otras redes sociales. Y es que uno se va formando, se va armando, va creciendo, va aprendiendo, de todas y cada una de estas personas. Una palabra, una canción, un pensamiento, una sonrisa o, como sucede a veces, varias de esas cosas juntas, en una sola página o en una sola melodía.
Ya.
Hasta mañana. Estoy a punto de caer en los lugares comunes y los detesto. Porque no quiero expresarme con palabras de otros y, también porque esos lugares comunes son, lamentablemente verdad.
Para quienes no conocieron a Caloi, les dejo algunas páginas tomadas de su sitio oficial. Ni siquiera son mis preferidas, como esas de las esquinas de Buenos Aires, de los amores perdidos o infinitos, de las casas de barrio, del compadrito y el farol. Es decir, esas que lo hacían más personal, más íntimo, más Caloi.
También les dejo un enlace a una página con tiras en color de su personaje emblemático: Clemente.
Comprendo perfectamente su estado de ánimo, le acompaño en su pesar.
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Gracias Juan Francisco, muy amable. No es algo inusual que esto ocurra, ya sea en lo personal o en lo público, como es en este caso; pero realmente me afectó muchísimo la muerte de este hombre, de este querido artista.
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