Cada vez que me encuentro con una serie de fotografías en las que las personas –personas comunes y corrientes, como uno– son el centro de atención siento una fascinación que va más allá de la mera observación estética. La primera vez que me ocurrió esto fue cuando tuve la oportunidad de hojear el libro Portraits, de Steve McCurry. En él sólo encontramos doscientas páginas de retratos, los cuales fueron tomados por este genial fotógrafo en sus viajes alrededor del mundo (McCurry es el autor de esa inolvidable fotografía, la cual seguramente todos conocemos, de esa niña afgana en un campo de refugiados y que hoy es la imagen principal de National Geographic). Ese libro, como ningún otro, y sin necesidad de una sola palabra, me hizo sentir esa conexión absoluta con el resto de la humanidad toda. Algo similar sentí al ver esta fotos de estas personas en sus sitios de trabajo. No puedo evitar preguntarme ¿Cómo es su vida? ¿Cuáles son sus sueños, sus deseos, sus temores? ¿A quién aman, por quiénes son amados?
Schopenhauer, en un magnífico ensayo sobre «El fundamento de la moralidad», trata particularmente el tema de la trascendente experiencia espiritual. ¿Cómo es que, se pregunta, un individuo puede olvidarse de sí mismo y de su propia seguridad y ponerse a sí mismo y a su vida en peligro a fin de salvar a otra de la muerte o el dolor, como si esa otra vida fuese la suya propia, y ese peligro ajeno, el suyo? Alguien así, responde Schopenhauer, está actuando en el marco del reconocimiento instintivo de la verdad de que él y el otro son uno. Se mueve no por la impresión secundaria y menor de sí mismo como separado de los otros, sino por la inmediata experiencia de la más grande y cierta verdad de que todos somos uno en nuestro ser. El nombre que dio Schopenhauer a esta motivación es «compasión», Mitleid, y la identifica como la única inspiración de acción inherentemente moral.
Algo así es lo que me hacen sentir estas fotografías (téngase en cuenta que «compasión» vas escrito entre comillas porque, como todo término filosófico, no es exactamente a eso a lo que se refiere. Aquí podríamos sumarle la idea de «empatía». Ése termino se acerca mucho más a lo que intento describir), una profunda conexión con esas personas.
El autor de esta serie es Jan Banning y pueden ver algunas fotos más, así como otros trabajos suyos, en el enlace.
Esta es de esas veces en las que ‘pulsas’ el botón de ‘Me ha gustado’ con firmeza, porque la entrada es deliciosa. Y cierta. Me recuerda aquella cita con la que comienza 2Por quién doblan las campanas», de Hemingway, y que escribió el poeta metafísico John Donne: «Nadie es una isla, completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo de continente, una parte de la tierra.; si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia. La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca hagas preguntar por quien doblan las campanas: doblan por ti».
Gracias por mostrarnos esas fotografías, que nos recuerdan lo diferente que es la existencia de cada ser humano. Un abrazo de mitad de semana.
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La cita de Donne es fantástica. ¡Eso es escribir poesía!
En cuanto al post, bueno, eso es algo que siempre sentí así, profundamente. hay otra cita de Bertrand Russell que casi incluyo, pero me pareció que iba a quedar como algo demasiado egocéntrico. Preferí guardarla para un futuro post sobre el mismo tema. No sé si has visto, alguna vez, esa especie de documental/programa que se llama 6000 millones de otros. Me produce la misma sensación (obviamente, están muy relacionados).
Gracias por recordarme a ese gran poeta.
Un abrazo.
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Y cuanto dice el entorno de cada «despacho» de la sociedad en la que viven…
Un saludo.
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Sin duda, es parte integral del trabajo. Quizá sea debido al gran caudal de información del que disponemos en este siglo XXI, pero ya es casi imposible imaginar a otra persona en ese ámbito.
Saludos.
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Sin duda, es parte integral del trabajo. Quizá sea debido al gran caudal de información del que disponemos en este siglo XXI, pero ya es casi imposible imaginar a otra persona en ese ámbito.
Saludos.
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Yo intento viajar en vacaciones a lugares desconocidos diferentes al entorno Europeo al que estoy acostumbrado, es un vicio, y ciertamente veo aún muchos lugares con esas imágenes.
Un saludo.
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Dicen que la cara es espejo del alma, en realidad es espejo de todo, ciertos rostros y ciertas miradas dicen mucho, esos que has puesto son claros ejemplos, me uno a la efusividad al darle al me gusta 🙂
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Muchas gracias Dessjuest, eso mismo es lo que yo intenté transmitir (si tienes oportunidad de ver el libro de McCurry, échale un vistazo, también hay algunas fotos en la red, pero es más efectivo el libro). Dentro de poco publicaré otro post relacionado a éste.
Un abrazo.
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Ufff, los ojos de la niña afgana me los conozco de memoria para que te hagas una idea de las veces que he visto esa foto, es increíble todo lo que transmite…
Soy una gran aficionada a la fotografía, ni sé la cantidad de fotos que tengo en mi ordenador, todas son de mis viajes, y la mayoría de gente. Es lo que más me gusta fotografiar, a la gente. ¿Y sabés que me pregunto siempre las mismas cosas que vos? No conocía a Jan, qué bueno que lo hayas puesto aquí porque voy a buscar sus fotos para ver más de su obra, las de aquí están geniales. Justo ayer a la noche estuve en una conferencia de Martin Parr (te suena?, es un fotógrafo que me gusta mucho).
Un beso, excelente post!
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Bueno, no sé qué pasó con mi comentario que no se publicó… Aquí voy otra vez: la foto de la niña afgana es espectacular, me la conozco de memoria de la cantidad de veces que la vi, es increíble todo lo que transmiten sus ojos, su rostro.
Soy una gran aficionada a la fotografía, tengo cualquier cantidad de fotos en mi ordenador, casi todas son de viajes, y en ellos casi siempre le saco a la gente, es lo que más me gusta fotografiar. ¿Sabés que siempre me pregunto lo mismo que vos?
Me encantaron las fotos de Jan, no conocía a este fotógrafo, genial que lo hayas puesto aquí, lo voy a buscar para ver más de su trabajo. Justo ayer a la noche estuve en una conferencia de Martin Parr (lo conocerás, es un fotógrafo que me encanta, sobre todo por la estética que tienen sus fotos).
Un beso, me encantó este post!!
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No conocía a Martin Parr, así que fui a verlo y volví. Me gustó, pero sin duda es otro estilo. Por supuesto, creo que es un gran trabajo. Sigo recomendándote a Steve McCurry.
Me alegra que nos hagamos la misma pregunta, es bueno estar en sintonía con alguien (no siempre uno puede hablar de estas cosas en su entorno).
Cariños.
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No conocía el trabajo de Martin Parr, así que fui a verlo y volví. Me gustó mucho aunque, sin duda, es un estilo totalmente diferente. Sigo recomendándote a Steve McCurry. Con respecto a la niña afgana, hay un interesante número de National Geographic en el que se muestra una nueva serie de fotos de la ahora mujer afgana. McCurry la encontró después de muchísimos años y es increíble cómo la dura vida que le ha tocado en suerte ha trocado la belleza de esa niña. Veré si encuentro la historia en alguna parte.
Me alegro que nos hagamos las mismas preguntas, es bueno estar en sintonía con alguien (aquí somos varios), ya que no siempre uno puede hablar de estas cosas en su entorno diario.
Cariños.
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Ah!! Qué bien!! Releo tu post y si se pincha en el enlace se puede ver más del fotógrafo. Gracias!!!!
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Aquí tienes una breve reseña de la historia, pero hay que buscar un poco más, porque es mucho más extensa y fascinante (lamentablemente, la revista la tengo a 350 km de distancia, así que tardaré un poco en conseguirla).
http://altfoto.com/2010/09/steve-mccurry-la-nina-afgana
Un beso.
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Diferentes maneras de sentarse ante una mesa, que parece cosa tan fácil y que cada uno interpreta y viva de una manera distinta dpendiendo de su habitat, nacionalidad o profesión. Besos
ANA
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¡Tan iguales y tan distintos! Podríamos enlazar estos comentarios con el post anterior, el del budismo y la individualidad ¿no te parece?
Cariños.
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No había leído este post tuyo pero gracias por mencionarlo. Conocía someramente las fotos (no sé bien ni cómo, supongo que leí/vi algo en la red) y conecto totalmente con tu comentario: aunque a veces hacemos grandes esfuerzos por diferenciarnos de otros seres humanos, en el fondo nos parecemos tanto que debería darnos vergüenza querer negarlo. Un abrazo fuerte.
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Me leo en mi comentario de diciembre de 2012 y sigo pensando igual: gracias por acercarnos al trabajo humano de McCurry, a los ojos abiertos, al latido sordo. Todos somos tan iguales. Y si la otra vez no mencioné lo atinado de hablar de «compasión», lo hago ahora: qué exacto término es «empatía», cuántas cosas contiene.
Abrazo añejado
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«Empatía» me parece mucho más profundo que «compasión». En ella uno hace propio el dolor del otro; no lo observa desde una distancia que lo vuelve ajeno.
Por cierto, no está nada mal leer lo que uno escribió tiempo atrás, aunque éste no sea muy lejano.
Abrazo.
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[…] Ya he hablado sobre lo que provocan en mí éste tipo de fotografías; así que no voy a repetirme para no aburrirlos. Pero el título del libro para mí lo sintetiza todo. Les dejo algunas fotos y me disculpo por la calidad de las imágenes; no tuve tiempo suficiente como para escanearlas correctamente. Valga, por el momento, la muestra (para ver en mayor tamaño, hacer clic sobre una de ellas). […]
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Reblogueó esto en El Llamadoy comentado:
Este post del blog de borgeano presenta con suavidad, o más bien debería decir claridad, la maravilla de ser consciente de la unidad de todo. Esa sensibilidad humana es un tesoro que debemos cultivar y proteger a toda costa. Os invito a leerlo, para que os envolváis, al igual que yo, con la preciosa verdad que encierran sus palabras.
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Gracias, Paloma. Tu comentario llega en un momento muy particular. Necesitaba un abrazo como éste en este preciso momento. Gracias.
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Me alegro muchísimo! Las sincronías son alucinantes. Gracias a ti por acompañarme siempre en este camino que queramos o no, recorremos todos.
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Así es; las sincronías (un término que uso y analizo mucho) son increíbles. Gracias a ti también; éste es un ámbito donde muchas veces me encuentro más comprendido y más a gusto que en la vida real. Gracias a ti, entonces, por formar parte de él.
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Supongo que eso es algo que en cierta manera nos pasa a todos, y por eso también encontramos un refugio en la escritura.
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