Como ayer despertó cierta curiosidad este asunto de los mandalas de arena, hoy les dejo una serie de fotografías que demuestran la enorme concentración que requiere este tipo de trabajo y el exquisito novel de detalle que se alcanza con un material que, a primera vista, parece tosco y poco apto para obras tan delicadas.
Por último, un video donde se reducen los seis días que dura la creación del mandala a un par de minutos.
Precioso, realmente precioso, debería durar toda la eternidad.
Besos
Ana
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Uhhh, me parece increíble 🙂
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SON increíbles. Ver trabajar a esos hombres con esa infinita paciencia y ver el resultado logrado no permite otra expresión: increíble.
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Precioso trabajo cargado de simbolismo, increíble para nuestras mentes occidentales que quisieran conservar algo tan bello pero justo me parece profundamente seductor lo que implica destruirlo: la vida como cambio, la sabiduría como desapego. Es una absoluta maravilla, gracias por compartirlo.
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La dicotomía oriente-occidente sigue siendo profunda. Lo único que nos une en este mundo moderno es la economía y la técnica. Creo que en otros ámbitos, al igual que en la geografía, estamos en las antípodas. Como bien dices, en occidente buscarían el modo de conservarlo y de venderlo por millones de dólares. ¿Qué mayor diferencia de criterios podemos encontrar entre ambas culturas?
Cariños.
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No de balde ambos polos nos resultamos mutuamente seductores. Por poner un ejemplo trivial, en Oriente se multiplican sin parar las cirugías para «occidentalizar» los ojos, además de, por supuesto, la creciente invasión del estilo de vida norteamericano, mientras en Occidente el pensamiento de esa otra parte del mundo cuenta con más y más adeptos que buscan meditar, hacer yoga, sentirse «alternativos» (aunque quizá muchos sólo lo hagan por moda). Ni hablar, ello revela las dos caras del ser humano, por ser totalmente maniquea: la profunda y la superficial, la introspectiva y la totalmente extrovertida. Creo que todos somos un poco ambas…
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Así es; deberemos ser optimistas y esperar que de toda esta mixtura vaya quedando lo mejor de ambos mundos. Aunque cada vez que uso la palabra optimista me vuelvo, paradójicamente, más pesimista.
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No cedas al pesimismo: estás tratando con una optimista irredenta!
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Pues tú estás tratando con un pesimista consuetudinario. En lugar de discutir o pelear (sé que nunca llegaremos a tales extremos) podríamos comenzar un mandala en blanco y negro, con la forma del Yin y el Yang. Por lo menos no dejaremos de ser nosotros y habremos encontrado el equilibrio.
Prosit!
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Como optimista irredenta es mi obligación decirte que seguro un día te has de convencer de que el pesimismo no funciona ni es la mejor forma de abordar la vida, pero mientras eso sucede adelante con el mandala bipolar.
A ta santé!
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Yo YA estoy de acuerdo contigo, pero es mi naturaleza. o será que así me he acostumbrado de muy pequeño, no sé. Sé que no es el mejor camino ni el más sano, pero… ¿Qué puedo hacer? No te olvides que estoy aprendiendo a cambiar muchísimas cosas. Espero que, cuando me llegue el turno de irme, pueda decir como aquel actor cómico cuyo nombre no recuerdo cuando le preguntaron cómo era morir: «La comedia es más difícil».
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Sin duda todos vamos aprendiendo el optimismo y tratando de documentarlo. Hablábamos hace unos días de Ricard: leerlo de manera constante se me ha convertido en sinónimo de ponerme los lentes optimistas. (Me encantó la frase del actor y sí, creo que la comedia es más difícil pero también más cargada de recompensas).
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La frase la leí en un artículo o nota sobre «las últimas palabras» y bien narrada suena algo mejor; si recuerdo los nombres te los pasaré. Estos últimos días me siento muy optimista, lo cual es poco habitual en mí, así que lo estoy disfrutando y, de paso «sacándole el jugo». Esperemos que dure.
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Me pone contenta que andes optimista, te digo que según yo en el fondo no eres tan pesimista como tú mismo crees, basta ver tu blog: entre líneas se cuela una pasión por vivir que no puedo relacionar con una visión gris del mundo. Pero está bien, no cuestiono más tu autodefinición…
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Creo que la imagen del yin y el Yang de la que hablábamos el otro día se adapta bien a mi realidad actual. Supongo que no soy cien por ciento pesimista, por el contrario; pero es el entorno el que me complica las cosas y hace que vea todo negro. Si las personas que me rodean me dejaran en paz o actuaran como corresponde, sería bastante más optimista.
Lo de la pasión por vivir es más fuerte que nunca en estos días (recordarás posts como Wanderlust, por ejemplo) pero repito: la cosas –las personas– a mi alrededor parecen empeñadas en no darme descanso.
Cariños.
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Qué maravilla!!!! Me encantó
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Gracias Eva, me place saberlo. Cariños.
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Me encanta los mándals, cuando mi hija fua a India vio como los hacian, e suna maravilla, yo tengo alguno en casa.
besotes amigo mio
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Es algo agradable hacer mandalas, aunque sean simples o, si se tiene un poco de tiempo y ganas de dibujar –no hay que ser un gran dibujante para ello– un poco más elaborados.
Cariños.
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Impresionante. Creo que su fragilidad es parte de su belleza.
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Es cierto Fauno, su fragilidad y el hecho de que se sabe al mismo tiempo de que se está haciendo que va a ser destruido le agrega una importante cuota a la belleza general de la obra.
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Y sobre todo los colores. ¿Sabes a que me a recordado? A esas botellas que hacíamos de pequeños tiñendo la sal con tiza de colores. Luego la ponías en una botella y le dabas forma.
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No conocía esa técnica Fauno, aunque creo saber a qué te refieres. En el norte argentino, hay una zona a la que se le llama «de los montes de siete colores»
En ése lugar venden, a modo de recuerdo, botellas de diferentes tamaños con los minerales de esos montes. Supongo que en tu caso les darían formas de paisajes o algo así.
Un abrazo.
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Desconocía esta forma de componer mandalas. Linda también la melodía que acompaña al vídeo. Seguiré descubriendo este espacio magnífico, insondable.
Feliz semana.
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Insondable es un muy buen término para definir todo lo que tiene que ver con el budismo. A mí me resulta interesante, aunque me declaro enemigo de los dogmas; entonces tomo todo con pinzas. Pero, más allá de ello, sigue pareciéndome una doctrina saludable, en su mayor parte. Los mandalas de arena son una obra de arte magnífica, además de un elemento religioso.
Cariños.
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