Ocupar el presente II

Tatoo  (126)

Ayer me quedaron un par de cosas en el tintero, como quien dice, y decidí pasarlas para hoy; por un lado para no agotarlos con un post demasiado extenso y por otro porque me parece que bien vale la pena tratarlas por separado aunque, tal como el título lo indica, tienen estrecha relación entre ellas. El punto en cuestión vino, en todos los casos, planteados por mujeres, y puede resumirse en una expresión similar a estoy intentando ser feliz con lo que soy (o con cómo soy). Cuando leí eso por segunda vez recordé un video que había visto hacía poco tiempo. En él, la bailarina y coreógrafa Chen Lizra cuenta de su viaje a Cuba, donde fue para aprender a bailar salsa, ese baile sensual propio de aquella isla. Lizra dice algo en el video que no olvidé (cito de memoria, si alguno chequea el video me corregirá si es necesario): los cubanos —sobre todo las mujeres— son sensuales por naturaleza. Caminan por el malecón contoneándose como diciendo «mira todo lo que hay aquí y no puedes tener, aunque quizá…» y el hombre se da vuelta para decirle un piropo y halagar a las muchachas que pasan. Todos allí parecen dispuestos a cortejar al otro. El punto importante, aquí, es que Cuba, al ser un país comunista, no permite la publicidad, por lo tanto las personas no tienen una imagen distorsionada de lo que es bello o no lo es. Ellos simplemente disfrutan de sus cuerpos y de su sensualidad natural.

Espero que nadie suponga que aquí estoy haciendo una apología del comunismo; nada de eso, simplemente creo que hay allí una profunda enseñanza que habitualmente pasamos por alto. Sí, somos conscientes de que lo que dice la publicidad no es lo que debe ser, etc., pero sin duda que nuestra imagen de lo que es bello o es bueno está muy condicionada —aun a pesar nuestro— por ella.

Esto me lleva  al segundo punto. Hace unos días hubo, en Buenos Aires, apagones masivos que duraron varios días. Alguien subió a Facebook un cartelito que decía «hace once días que no tengo T.V. por cable y ya mi barrio, mi ciudad y hasta el país me parecen más seguros». La idea de la inseguridad —la cual existe, sin duda alguna— está magnificada por los medios de una manera absurda, todo con el fin de crear una sensación de malestar que bien lejos se encuentra de la realidad. Hace pocos días un vecino me dijo algo que es muy común escuchar por estos días y en estas latitudes: «No se puede salir más… si ahora hasta te matan por un par de zapatillas…» Hace poco menos de un mes recibí de mi querida Danioska, un regalo del que hablaré a lo largo del año, un libro de reportajes titulado Así hablan los que escriben. Bien, transcribo, del reportaje a José Sebreli (sociólogo y autor argentino), la segunda pregunta y su respuesta:

—¿Se acuerda de los tiempos en que hasta el crimen tenía códigos? Hoy, ni eso. Se mata por nada. no hay relación entre la bestialidad del acto y la anemia del botín. Se mata y se muere por diez pesos o por un par de zapatillas.

—Sí. Y no en los andurriales de la provincia de Buenos Aires, como se cree. También en pleno centro.

Así hablan los que escriben. Pg. 239

Lo interesante del caso es que el reportaje es de 1998. Repito: 1998. Quince años y el versito sigue vigente. Pero a los medios les conviene que así sea. ¿La gente no ve que las cosas no son de esa manera y son de otra? Pues no, la gente prefiere ver la realidad a través de una pantalla y no por la ventana. Los últimos datos a los que tuve acceso —no hace mucho tiempo— dan para Argentina un nivel de crímenes violentos de 5 cada 100.000 habitantes, lo cual la ubica como unos de los países con menor tasa de criminalidad de América. Pero esa noticia no es negocio, no sirve, no vende, entonces, sencillamente, se oculta.

No voy a echarle la culpa de todo a la televisión, no soy tan simplista como para hacer algo así; pero nadie puede negar el notable y poderoso influjo que ésta tiene sobre el grueso de la población. No es la culpable de todo, seguro, pero es una d las herramientas más fuertes que tiene el poder para crear la realidad donde muchos viven.

11 comentarios el “Ocupar el presente II

  1. Dessjuest dice:

    Es más, ahora escuchas hablar de la plaga de violaciones y asesinatos en el ámbito doméstico, siempre digo lo mismo, esto no es cosa de la sociedad actual, antes pasaba y pasaba incluso más, solo que nadie se enteraba.

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    • Borgeano dice:

      Exacto. Hay una nueva moda –por lo menos aquí en Argentina– que es la de la «violencia de género». Es decir, la violencia ejercida por los hombres contra las mujeres. Por supuesto que estoy absolutamente a favor de erradicar esa práctica (fíjate las aclaraciones que uno debe andar haciendo) pero ahora cualquier acto es «violencia de género» lo cual conlleva la condena social inmediata hacia el hombre independientemente del caso en particular.
      Hace pocos días, en una zona rural de la provincia de Buenos Aires, una mujer mató al marido y lo quemó en un pozo durante tres días para deshacerse de los restos. Un amigo ironizó sobre el tema (de manera algo cruel pero certera): «Que aprovechen ahora, que la sacan más barata». Y la verdad es ésa: ahora la mujer argumentará malos tratos por parte de su marido y la pena será mucho más leve que la que hubiese tenido ese mismo acto hace seis o siete años atrás.
      Nada justifica la violencia, pero ningún lado, ni del masculino ni del femenino, que también la hay.
      Abrazo.

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  2. María dice:

    Totalmente de acuerdo contigo.
    ¿Para qué fijarse en la realidad cuando la televisión nos lo da todo masticado y no tenemos qué pensar?
    Es posible que la televisión y las noticias no tengan la culpa de todo, pero, y que me perdonen los periodistas porque los hay de todo tipo… ayudan bastante al maquillado de la realidad.
    Esa es mi opinión, aunque respeto la de todos ¡eh!
    Un besote…

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    • Borgeano dice:

      Opinamos igual María. Sin duda de que hay una suma de factores en todo este asunto, pero no me cabe duda de que la T.V. es la herramienta mayor y más poderosa que tiene el poder en este momento. Estoy terminando un libro de filosofía sobre el tema, el cual tiene análisis fantásticos sobre este factor de influencia. Por ejemplo: analiza durante varios capítulos la relación de series como «24» y la aceptación –por parte del público estadounidense– de la tortura como herramienta válida a ser usada, precisamente, por ellos (cuando el que tortura es otro se lo llama «terrorismo»). Después, también, si sueles mirar T.V., puedes darte cuenta de que lo que dicen los noticieros, será de lo que hablará la gente al día siguiente. Es mucho más fácil de lo que parece mantener a un gran porcentaje de la población engañada.
      Cariños y a seguir mirando para adelante.

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  3. diaeconomina dice:

    Muchas gracias por tu entrada porque es verdad que no sabía ciertas cosas como que en Cuba no había publicidad, ahora entiendo mucho más situaciones que no comprendía.

    Sobre la información sí está manipulada, generalizar no es bueno pero a pesar de ello, veo poco las noticias prefiero pasar mi tiempo sin mentiras.

    Gracias otra vez, interesante post!

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  4. Borgeano dice:

    Bueno, pues me dejas feliz con eso último de dijiste ¿qué más se puede pedir? A mí me gusta mucho observar a la gente cuando estoy en una reunión (no suelo ser del tipo «centro de atención», más bien prefiero pasar desapercibido) o en la calle misma, sin ir más lejos. Y allí notas cómo la gente no sólo se viste tal como la moda lo dicta, sino que también hablan de tal o cual modo, o se comportan de determinada manera (todas estas imprecisiones se deben a que esos ejemplos cambian, a veces, en cuestión de meses). No quise entrar en profundidad en el tema para no ser demasiado extenso y pesado, pero es lo que Heidegger llama «estado de interpretado»; es decir, que la gente no interpreta –no piensa– por sí misma, sino que es «interpretada» –pensada– por otro. Es un tema muy interesante y, sin duda, largo y complejo, pero riquísimo.
    Cariños y ya volveremos sobre esto, eso es casi seguro.

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  5. Tania Bello dice:

    ¿Qué haría sin ti, Borgeano? Siempre me abres la mente hacia nuevas percepciones de las cosas que podría considerar triviales.

    Muy buen post, me ha gustado mucho.

    ¡Saludos!:)

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    • Borgeano dice:

      Al vivir en países con muchas similitudes –a pesar de las enormes diferencias– es muy probable que algo de lo que digo aquí pueda ser aplicado en tu caso. Por ejemplo, el enorme poder de las corporaciones y, sobre todo, de las corporaciones mediáticas.
      Saludos.

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