Historia de un desencuentro poético.

 

Mary Wortley Montagu

Mary Wortley Montagu (1689-1762) fue un miembro atípico de la aristocracia británica del siglo XVIII. Aunque su padre no tuvo ningún interés en educarla, ella procuró aprender por su cuenta en los libros de la biblioteca familiar (mes está gustando esta muchacha). Fue amiga de Mary Astell, considerada como “la primera feminista inglesa”.

Durante algún tiempo, Mary mantuvo una relación epistolar con Edward Wortley Montagu, que era hermano de una amiga suya llamada Anne, fallecida en 1709. Cuando Edward la pidió en matrimonio, el padre de Mary (un reverendo idiota, por lo visto) lo rechazó por razones de tipo económico y pretendió casarla con otro. Entonces Mary y Edward se fugaron. Los primeros años de su vida de casada transcurrieron en Inglaterra, ya que Edward Wortley Montagu era miembro del parlamento de Westminster.

A principios de 1716 Edward fue nombrado embajador en Turquía y Mary lo acompañó a Constantinopla, donde permanecieron hasta 1718. La historia de este viaje y sus observaciones sobre la vida en oriente las cuenta Lady Mary en las cartas conocidas como Turkish Embassy Letters, de excelente prosa, con contenido muy descriptivo y en las que, dejando de lado todo prejuicio, profundiza en las interioridades de la sociedad turca, en especial de sus mujeres. Estas cartas se consideran a menudo como fuente de inspiración de posteriores escritoras viajeras, así como muy influyentes en el arte europeo de aire orientalista. Al perecer, Ingres se inspiró en ellas para su célebre cuadro El baño turco.

Mientras se encontraba en Constantinopla, Lady Montagu comenzó a recibir una serie de cartas extravagantes de parte del poeta Alexander Pope, a quien había conocido antes de su partida. Esa correspondencia fue considerada, esencialmente, ejercicios de epistolar de arte erótico, sin contenido real. El problema surgió cuando la colección manuscrita de estas cartas fue divulgada entre un círculo considerable de lectores, y Pope pudo haberse sentido ofendido por tal circulación de la sátira de la que era objeto. Pero Lady Louisa Stuart contó que Pope había hecho a Lady Mary una declaración de amor, y que ésta la había recibido con un estallido de risa.

Alexander Pope y Mary Montagu continuaron atacándose constantemente de manera indirecta, a través de diversas obras, pero Pope lo haría con especial violencia en un pareado de grueso lenguaje en su imitación de la Primera Sátira del Segundo Libro de Horacio, en la que aparece Lady Mary en la figura de Safo. Mary solicitó a una tercera persona que se quejara ante él, y recibió la obvia respuesta de que Pope no podía haber previsto que ella o cualquier otra persona se considerarían aludidas con semejante insulto aplicado a sí misma. Verses addressed to an Imitator of Horace by a Lady («Versos dirigidos a un imitador de Horacio», por una dama, 1733), una réplica difamatoria a estos ataques, se atribuye generalmente al trabajo conjunto de Lady Mary y su aliado declarado, Lord Hervey.

Pope

El rechazado poeta Alexander Pope y Lady Mary Wortley Montagu en 1863. William Powell Frith (Inglaterra, 1819-1909). Óleo sobre tela.

De esta obra de Powell Frith me ha gustado la ironía del artista al colocar en medio de los poetas, sólo como fondo decorativo, una estatua de dos amantes inseparables. La que abre esta entrada es obra de Charles Jervas (ca 1675-1739) (óleo sobre tela, datada como posterior a  1716).

15 comentarios el “Historia de un desencuentro poético.

  1. Gaviota dice:

    Borgeano que maravillosa historia nos relatado he disfrutado con ella, y siento este desencuentro, porqué la verdad, podrían haber vivido una bonita historia de amor, ambos son estupendos a mí me lo parece, pero siempre tiene que haber un tercero en discordia, ¿ves lo actual de esta historia? yo si y mucho.
    Feliz sábado hombre culto

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    • Borgeano dice:

      Bueno, en realidad si a Mary no le gustaba Alexander no había nada que hacer… Además Mary, por aquel entonces, estaba casada (luego abandonó a su marido y después de un tiempo conoció a otro hombre. Su muerte fue muy dolorosa y triste, por eso preferí cortar la historia aquí).
      Cariños.

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  2. Tormenta dice:

    Un post muy interesante, no la conocía. Me ha ha parecido gracioso cuando Pope decía que él no había podido preveer que Mary u otra persona se sintiese aludida por su ataque en «Primera Sátira del Segundo Libro de Horacio».
    Del óleo de Frith si no llegas a señalar la estatua que hay tras ellos no me habría percatado, me había centrado directamente en ellos y en sus expresiones, que ejemplificaban muy bien la situación que describía Lady Louisa. Me ha gustado especialmente el óleo por esa estatua, aunque si bien casi ni llego a advertirla de no ser por tu anotación, temo haberme perdido otras muchas referencias en otras obras de arte (donde seguro que las hay).
    Saludos.

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    • Borgeano dice:

      Gracias Tormenta, hay muchas historias como éstas dando vueltas. Subiré algunas más si me organizo.
      En cuanto a lo que uno no llega a notar en ciertas pinturas, olvídate, eso nos pasa a todos y mucho más seguido de lo que pensamos. Yo esta vez noté esto, pero seguro que me he perdido muchas otras cosas. No importa, hay que seguir mirando.
      Cariños.

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  3. Gaviota dice:

    Perdón se me olvidó decir que la pintura es espectacular y la pareja del centro, es la que a mi me ha hecho pensar así!!

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    • Borgeano dice:

      Doble alegría, entonces (y perdón por la demora en responder, pero acabo de ver el comentario. A veces el Feed no funciona y no me avisa de que tengo comentarios pendientes.
      Vuelvo al tema del cuadro: muchas veces me pasa con las pinturas lo mismo que con los libros. En un primer momento no veo cosas que hacen más rica a la obra (es como una relectura de un poema, por ejemplo. Siempre la segunda lectura tiene algo que lo hace más rico y profundo).
      Un beso enorme y reitero las disculpas.

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  4. sara33ia dice:

    Reblogueó esto en sara33ia.

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  5. danioska dice:

    No conozco la historia ni a la poeta, aunque a Pope lo leí mucho en la universidad. Qué buena historia de una de esas mujeres que son la gloria de un pueblo y, más aún, de una de esas relaciones gobernadas por el intelecto en igual medida que por la bilis, y que resultan fascinantes a morir. Gracias por acercar esta genial historia…
    Abrazo poético

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    • Borgeano dice:

      En realidad, tal como le dije a Shira, la historia de Mary da para dos o tres entradas. Fue más reconocida por sus cartas que por su poesía (la cual no tuvo una edición crítica hasta fines del siglo XX. En vida sólo publicó algunos poemas sueltos). Fue la primera en inocular a sus hijos y a sí misma, encontrando un fuerte rechazo en la comunidad médica de aquella época. Luego abandonó a su marido… Y más. Su muerte fue muy dura y triste, pero quise acotar el tema por ser demasiado extenso y complejo. Pero sin duda que éste es un personaje digno de conocer un poco más.
      Cariños.

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      • danioska dice:

        Y sí, fascinante con todas sus letras, de esas mujeres de avanzada que en otra época fueron quemadas como brujas, siglos más tarde despreciadas e incluso hoy, en algunos círculos, vistas bajo la lupa de la moral recalcitrante.
        Me la anoto para tenerla en el radar…

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  6. elssamolina dice:

    Una historia muy interesante. Gracias por compartir . Besos Elssa Ana

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  7. Borgeano dice:

    Gracias nuevamente Shira. Acoté la entrada a un pantallazo general sobre Mary y más que nada sobre ese desencuentro con Pope; porque si me dedicaba a la biografía de ella, el asunto daba para dos o tres entradas. Sin duda que fue una mujer impresionante, más para su época (o tal vez por eso mismo). Su muerte –la cual tampoco quise tratar para no desvirtuar el tema central– fue muy triste y dolorosa. Tal vez más adelante lo haga. ¡o tal vez lo hagas tú!
    Cariños y gracias por tus palabras.

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  8. […] su ser. Tonteando por este infinito que es la red me topé con una página que, al igual que la historia de amor de Alexander Pope que hace poco dejé por aquí, me acercó a una de esas personas que tengo ahí, en un pedestal de […]

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