En la primavera de 1941, la salud mental de Virginia Woolf entró en su etapa más complicada. El 28 de marzo desapareció de su casa. Fue el último día en que se la vio con vida. El día 31, un día de mucho sol pero extremadamente frío, la escritora apareció ahogada en las aguas gélidas del río Ouse, muy cerca de su casa de Susex. Cuando la encontraron, su viejo bastón reposaba sobre la orilla. Había introducido dos enormes piedras en los bolsillos de su abrigo, para evitar que el cuerpo emergiera acaso demasiado pronto de las aguas. Había dejado dos cartas de puño y letra: una para su esposo Leonard Woolf, y otra para su hermana Vanessa Bell, en las que explicaba que su decisión fatal obedecía a su negativa a volver a vivir los tormentosos delirios de su antigua locura y a obligar a los demás a soportarlos. Parece ser que no era la primera vez que la gran novelista había intentado acabar con su vida. Algunos días antes, regresó a casa con los vestidos absolutamente empapados como consecuencia -según dijo ella- de haberse caído al mismo río. Se le olvidaron las piedras, sí, se le olvidaron…. (Literasturas.com)
Esta larga presentación quizá nos sirve para justificar el crimen a punto de cometerse a continuación: tratar una nota de suicidio como una pieza de literatura. Y es que uno de los suicidios más ejemplares de la historia de la literatura ha sido capturado en estas breves lineas. El manuscrito es el siguiente:
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Nota: La música que acompaña las imágenes es obra de Philip Glass. Como dije alguna vez aquí, si alguien quiere el disco completo que me deje su e-mail y se lo enviaré con mucho gusto.
Hola Borgeano! No conocía esta historia ni esta mujer, aunque me suena su apellido. Los suicidios son escalofriantes y algunos los llego a entender, pero siempre me resulta increíble cómo se debe sentir una persona para poder llegar a sacarse la vida, prefiero no pensarlo porque me hace daño.
Aún así no lo comparto, aunque sea porque uno se siente una carga, o sabe que su vida se va acabar…creo que es un acto egoísta porque uno sabe que causará sufrimiento a quien ama.
UN ABRAZO!
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Pues aunque es un tema delicado, el suicidio no me parece una opción a desechar. Posiblemente sea un acto egoísta, como bien dices, porque provoca dolor en quienes rodean a esa persona. Pero también podemos considerar como un acto egoísta de esas personas obligar a vivir con dolor a ese ser que no tiene ya razones válidas para vivir. Es imposible acabar con el tema aquí, es demasiado complejo y extenso y cada caso es particular.
En cuanto a Virginia Woolf en sí, te recomiendo que te acerque a algunos de sus libros; creo que puede ser una satisfactoria sorpresa.
Cariños.
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En cuanto tenga oportunidad me acercaré a algunos de sus libros 🙂 lo tendré en cuenta!.
Buen martes!
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Directo al corazón.
Pensaba redactar una entrada precisamente como esta, pero me reconcomía no encontrando las palabras exactas. Amo a Virginia Woolf, amo sus libros, amo su historia y (lo reconozco) amo «The hours».
Gracias por usurparme el homenaje y por emocionarme con esa escena final que me heló la sangre.
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Siento mucho haberte «robado» la entrada y, al mismo tiempo, me halagan tus palabras. Así que de emociones encontradas es esta respuesta. De todos modos, si has leído a Virginia y, como dices, la amas a ella tanto como a sus libros encontrarás los medios para escribir una entrada que nos deleitará a todos.
Cariños y espero que estés pronto de regreso. Me daba mucho placer leerte y es una pena no poder hacerlo.
Cariños, y para lo que gustes; tú ya sabes.
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Siempre pensado como alguien tiene el valor de quitarse la vida, eso se me quedo a mi grabado, cuando una persona que yo conocía se mato, es una gran pena y que le pasara por la cabeza para hacer eso. Gracias por compartir estas cosas o que tengo que ser sincera, una vez yo también pensé en hacerlo, pero me di cuenta que no valia la pena y me alegro, porque la vida es bella. Un gran abrazo
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El tema del suicidio es complejo y extenso belleza. Por mi parte hace rato que he dejado de juzgar las acciones y actitudes de las personas y trato de entender sus motivos y comprender sus circunstancias. Uno no haría tal o cual cosa, pero cada caso es particular. De todos modos, creo que es una situación extrema que debe ser vista bajo la óptica de cada caso en particular.
Un fuerte abrazo.
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Me siento incapaz de juzgar sobre si es bueno o malo el suicidio.
Siento una especie de dicotomía al respecto. Puede ser egoísta, pero también lo es, obligar a alguien a sufrimientos que no tienen ningún sentido.
Es un tema muy complejo y muy personal.
Lei, hace tiempo, «Una habitación propia y siempre ha despertado mi curiosidad ese Grupo de Bloomsbury al que pertenecía junto a otros personajes que, para mí, son fascinantes.
En serio me enviarías el disco? 🙂
Besetes de miércoles desde aquí…
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Coincido contigo: el tema del suicidio es tan personal y particular que abrir juicios «desde afuera» me parece, cuanto menos, desubicado; fuera de lugar. No juzgar debe ser una premisa que debe aplicarse en todo momento (aun cuando la mayor parte de la población se declara creyente y que una de las premisas básicas de las religiones –al menos las cristianas– es «no juzgar», parece que no ha habido mucha suerte al respecto).
El disco sale en dos minutos. Espero que lo disfrutes.
Besote enorme.
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El CD ya partió, si por cualquier razón no lo recibes, dímelo y lo enviaré otra vez.
Cariños.
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Hola Borgeano,
De momento no me llegó el CD. Mira, te dejo mi email, por si no lo tuvieras bien.
mariagvicent@gmail.com
Gracias y perdona las molestias.
Muchos cariños para ti…
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Qué carta tan hermosa y estrujante, gracias por recordarla. No exagero si digo que me hizo un nudo en la garganta, qué enorme prueba de amor: «te quiero tanto que te dejo vivir sin agobiarte». Uf.
Hace tiempo subí dos entradas sobre los mensajes póstumos dejados por escritores suicidas. Tengo la idea de hacer uno o dos entradas más, hay mucho material. Sin duda, Woolf estará ahí. Aquí dejo los links, por si a alguien le interesan:
http://wp.me/p1POGd-yh
http://wp.me/p1POGd-Vl
Beso que no sabe qué decir y mejor no dice nada más
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Recuerdo esas entradas, las cuales visitaré nuevamente. Incluso en respuesta a un comentario anterior te nombré como otra persona que siente una enorme curiosidad por este tema tan particular. Material al respecto hay y mucho. Todos los casos –por uno u otro motivo– me llaman la atención, pero los casos en que dejan unas últimas palabras me parecen más intrigantes. Tal vez idealice demasiado la figura del escritor; pero tengo la sensación de que aun en esos momentos de desesperación sus palabras tendrán un carácter distintivo.
Cariños.
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Si, coincido. No es lo mismo la nota de un suicida «x» para quien las palabras son meros guijarros, que la de un escritor acostumbrado a trabajar con ellas, a sopesarlas y valorarlas como piedras preciosas. Sin duda le da una importancia especial a cada una de las que plasma en esa carta final, de ahí la fascinación que ejercen.
Abraziño
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Virginia Woolf es una de las mujeres de la historia que más admiro. Por su obra, su inteligencia poderosa y por su tremendo padecer al caer sobre ella el trastorno bipolar. También por su valentía de saber abandonar ésta dimensión para no continuar haciendo padecer a quienes tanto amaba. La película Las Horas, la he visto varias veces. Es un clásico para mí. Gracias por tu hermoso post, tu homenaje y amor a Virginia, una gran feminista adelantada a su época también. Saludos
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Sin duda, Virginia Woolf es una de las cimas intelectuales del siglo XX. Gracias a ti (o a vos, depende en qué parte del mundo te encuentres) por hacerme leer esta entrada nuevamente. Es necesario volver a ella cada tanto (me refiero a Virginia, claro está, no a este modesto texto mío).
Un abrazo.
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