Dos novelas policiales

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No soy muy afecto a las novelas policiales, pero a veces son una buena distracción entre lecturas más «densas» o que requieran mayor atención. Algo así como ocurre con el cine, cuando para descansar de una seguidilla de dramas o películas complejas nos abandonamos a una comedia ligera que nos permite pasar un buen rato de distensión.

Soy un admirador y seguidor de José Pablo Feinmann; creo que he leído cerca del ochenta por ciento de su producción, así que algo conozco de este filósofo, escritor, guionista y ensayista. Últimos días de la víctima fue su primera novela y es uno de los pocos libros de él que me han parecido decididamente malos. Bajo los tópicos habituales de la novela negra norteamericana (lo cual no es un defecto, por cierto), Feinmann construye una novela ligera pero que no llega a cuajar del todo. Las premisas de las que parte (el asesino a sueldo que se obsesiona con la víctima) no se sostienen en lo más mínimo. Uno espera que al final haya un giro inesperado que «encuadre» todo bajo una nueva luz (ésa es una de las razones por las cuales la literatura policial no me agrada; el lector siempre está tratando de adelantarse al autor y tratando de descubrir el final antes de tiempo. El autor, entonces, se ve obligado a giros y «vueltas de tuerca» a veces demasiado artificiales), pero eso no ocurre. El giro inesperado nos deja totalmente fríos.

Las ratas, de José Bianco, también es una lectura ligera, sencilla, directa. Pero al contrario que la novela de Feinmann, Las ratas está bien escrita. A lo largo de capítulos concisos y de escritura sencilla y elegante, Bianco va desgranando datos y circunstancias con las cuales vamos armando la totalidad de la historia. El inevitable giro del final está muy logrado (tal vez su misma sencillez sea el mejor de sus valores); y uno cierra la breve novela con satisfacción.

La novela policial, insisto —y esto es una apreciación totalmente subjetiva— es un género que nos lleva del punto A al punto B y listo, eso es todo. Últimos días de la víctima nos lleva a través de un paisaje árido a un lugar donde no nos espera nadie. Las ratas, por el contrario, nos lleva a través de paisajes agradables a la vista mientras nos acompaña una música tranquila y cálida a un destino donde no nos esperan fuegos artificiales ni grandes paisajes; sino tan sólo un amigo al que abrazamos con afecto y con el que nos vamos a charlar de cualquier otra cosa.

15 comentarios el “Dos novelas policiales

  1. La propia portada de «Últimos días de la víctima», ya es mala de por sí. 🙂

    Un abrazo.

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    • Borgeano dice:

      Bueno, ésa es la portada vieja, la de la primera edición. Pero ahora que lo dices, tienes razón. La que tengo yo tampoco es brillante, si vamos al caso, pero no conseguí ninguna foto digna (debe ser una edición demasiado nueva).
      Un fuerte abrazo, Alberto; gracias, por pasar siempre por aquí.

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    • Borgeano dice:

      Por cierto Alberto, luego de tu comentario revisé la entrada y me encontré con dos o tres errores groseros. Ya están corregidos, y me disculpo por ello (no es que la entrada sea brillante ni nada por el estilo; pero por eso mismo, si además le sumamos errores tipográficos, la cosa empeora).

      Un abrazo.

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  2. diaeconomina dice:

    Pues nunca leí ninguna, pero como uno de mis gustos sería ser policía creo que me agradaría leerla, algún día quizás pruebe 🙂

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    • Borgeano dice:

      Bueno, una ya sabes que no vale la pena… Si eres de las que gusta de las investigaciones y resolver enigmas, sin duda deberían inclinarte por la novela policial inglesa (Ágatha Christie, Conan Doyle y el maestro indiscuito de todos Edagar Allan Poe –aunque éste es norteamericano– es decir, los clásicos); si te interesa más el aspecto social deberías probar con Raymond Chandler, Graham Greene o Patricia Highsmith. ¡Buena suerte! (Esto de los libros es hermoso pero también tiene algo de lotería).
      Abrazo.

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  3. Me gusta como comentas ambos libros. No es un género que lea pero ante las alternativas que dejas…, creo que una de ellas no terminará en mis manos… Saludos.

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  4. Dessjuest dice:

    Yo no soy muy de libros pero comprendo la idea, trasladándola a series por ejemplo sería pasar del «esfuerzo» que tiene comprender obras como «Six Feet Under» o «The Wire», a simplemente disfrutar viendo «Firefly».

    Abrazos.

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  5. danioska dice:

    Me gusta la novela policiaca, disfruto mucho una bien escrita y que mantiene el suspenso. Cornell Woolrich (seudónimo William Irish), mi tío abuelo, fue un muy conocido escritor de novela negra en EUA, tal vez de ahí me viene el gusto. No conozco la de Feinmann pero sin duda es complicado mantener el hilo narrativo sin perderse en digresiones. Por cierto, me gusta que escribas sobre libros que no te gustan, como éste. Por alguna razón yo no lo hago: si uno no me gusta simplemente paso de largo y no lo comento. Ahora me dejas pensando que todos forman parte de la experiencia lectora. La siguiente vez que lea algo que me parezca flojo (o francamente malo) subiré un post, a ver qué pasa…
    Abrazo

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    • Borgeano dice:

      Recuerdo la entrada sobre tu tío. Recuerdo, también que debías esperar en algún sitio, entraste a una librería y diste con un libro de él.
      Es cierto, D.; todos forman parte de la experiencia lectora. A veces un libro que no nos gusta puede permanecer allí, como una música de fondo, nunca presente en primer plano pero nunca olvidado del todo. En general, si un libro no me gusta dejo de leerlo; pero en éste caso, como era una novela de un escritor al que sigo y, además, la leí «para matar el tiempo», seguí adelante.
      Espero alguna crítica tuya, cuando la ocasión llegue (y espero que tarde en llegar, no es cosa de andar deseando que la gente pierda el tiempo).
      Cariños.

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      • danioska dice:

        Pues verás: seguro va a pasar tiempo antes de que siquiera pueda intentar leerlo, porque acabo de entrar al sitio web de la cadena de librerías más importante del país y sólo hay dos libros de Feinmann: Filosofía política del poder mediático y Los crímenes de Van Gogh.
        No deja de sorprenderme tu buena memoria: casi ni yo me acordaba haber hablado aquí de Cornell Woolrich y tú incluso recordaste ese episodio en la librería de viejo. Caray, si un día escribo mis memorias (cosa que dudo profundamente) tendré que darte una iguala mensual!
        Abrazo tronado

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