Volver a nacer (o negarse a morir)

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Knock, knock… Anybody´s home? La puerta se abre con lentitud, los goznes producen un chirrido metálico, de años de quietud o de espera. Hello? Who´s there? La habitación en penumbras está llena de polvo suspendido en el aire. Un oblicuo rayo de luz penetra por una ventana semitapiada e ilumina parcialmente muebles cubiertos por sábanas, lámparas caídas y hasta iluminan el silencio.

Típica escena de cine de terror clase B.

Romina, mi psicóloga (la verdadera, no aquella con la que bromeé hace cosa de un mes), me pidió permiso para leer mi blog, a lo cual accedí con agrado. Por supuesto, no lo leyó todo, eso sería un absurdo, pero leyó con atención todo lo que publiqué en el último mes; y sobre todo, lo que publiqué la última semana. Ayer me dejó hablar, charlamos de los temas habituales y, hacia el final, hizo un análisis de lo que había leído relacionándolo con todos aquellos temas de los que ya habíamos hablado desde siempre. Fue brillante. Sencillamente brillante. Uno está acostumbrado a analizar novelas, poemas, textos de variada factura. A lo que uno no está acostumbrado es a ser analizado de esa manera. Ayer me convertí en un libro, en un texto que fue desmenuzado, comentado y ampliado por otro. «Me diste material para pensar a lo largo de toda la semana» le dije. Pero no fue necesario tanto tiempo. Sólo veinticuatro horas fueron suficientes como para dar un primer paso de importancia. Dejé de leer el libro de Piglia que tenía entre mis manos; me fue imposible concentrarme en esas páginas. Tenía otro texto para leer, uno más importante. Uno, en muchos aspectos, más extraño y desconocido. Y lo que leí, hasta ahora, no me gustó.

Knock, knock… la puerta se abre con lentitud, los goznes chillan. Who´s there?

16 comentarios el “Volver a nacer (o negarse a morir)

  1. Debe ser raro verse analizado así, y que giren el microscopio y te muestren esa desnudez en la que uno a veces no se da cuenta que está en público…

    Un abrazo.

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    • Borgeano dice:

      Lo pero, Alberto; es cuando mirás hacia adentro, hacia ese rincón donde nunca habías posado tu mirada. Puede ser terrible, te lo aseguro.

      Un abrazo.

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      • Espero que al menos después de echar esa mirada, de pasar ese mal trago, todo mejore.

        Un abrazo.

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      • Borgeano dice:

        Así es, Alberto. Después del «sacudón» que uno siente y que lo sorprende se pueden poner las cosas en perspectiva y todo cobra un nuevo sentido. No necesariamente pasa a ser placentero, pero uno sabe mejor cómo y por qué son las cosas. uno no deja de aprender nunca, excepto quienes se niegan a ello.

        Un abrazo.

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  2. Un análisis de lo que narramos es poner al descubierto pensamientos que consciente o inconscientemente deja su autor, pero que puede llevar a descubrir cosas que no se habían tenido en cuenta o no se habían generado hasta ahora!
    Un saludo.

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    • Borgeano dice:

      Exacto. así es Demian. Lo que me resultó muy interesante fue que analizó hasta los textos que no eran míos; pero que sin duda, por alguna razón yo había seleccionado.
      Gracias por tu comentario.
      Saludos.

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  3. redalmados dice:

    No todo el mundo tiene la valentía de detenerse un momento y ser capaz de mirarse a sí mismo.
    Sin duda es el paso imprescindible para cambiar todo aquello que no nos gusta pero también para valorar lo positivo que hay en nosotros.
    Es motivo de orgullo.
    Cariños.

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    • Borgeano dice:

      Lo de «el paso imprescindible» es exacto. A veces cuesta, a veces no sabemos cómo darlo, a veces nos negamos a ello; pero si uno quiere avanzar no tiene alternativas, tiene que darlo sí o sí.
      Gracias por comentar.
      Cariños.

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  4. danioska dice:

    Coincido con Redal, «imprescindible» es la palabra para describir esa cita semanal que desnuda, que confronta, que señala y que al final hace crecer. Ahora mismo soy tu compañera de barca, remando quedo junto a ti en mi propio proceso.
    Me encanta la analogía de ser un texto leído por otros, en este caso, quien hurga en tus entrañas. Es desafiante y, por lo mismo, fascinante.
    Abrazo

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    • Borgeano dice:

      Bueno, creo que sabes bien que siempre he sido crítico del psicoanálisis; pero en este caso (para ser específico Romina no es psicoanalista, sino psicóloga cognitiva), debo reconocer que lo que hizo el martes pasado fue sorprendente. Fue tan brillante su análisis que salí de la consulta presa de una fuerte excitación intelectual más que emocional. Fue al día siguiente, cuando me dediqué a meditar en todo lo que ella me había dicho, que se abrió esa otra puerta y la estantería se movió con demasiada violencia.
      Pero como le dije a Alberto. Creo que es peor negarse a ver, negarse a seguir aprendiendo.
      Abrazo.

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      • danioska dice:

        Yo estuve un tiempo en psicoanálisis y me sirvió para abrir puertas y ventanas, lograr que circulara un poco de aire en habitaciones cerradas a piedra y lodo. Ahora mismo estoy en terapia sistémica, muy útil, pero nunca me ha sucedido que un ojo entrenado en mirar radiografías me lea en mis escritos, desmenuce mis entretelas. Ufff, no es poca cosa, justo ahí donde uno es más vulnerable.
        Un abrazo particularmente solidario

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      • Borgeano dice:

        «Lograr que circule un poco de aire». Exacto. Eso es.
        […]
        C…, cómo me está costando este comentario…
        A ver si puedo redondear al menos UNA idea. Yo comencé esta terapia en busca de ayuda precisa: para ver por qué diablos no puedo terminar de escribir nada (cosa que antes sí podía hacer). El texto que más me cuesta incluye, y esto es obvio, aunque se trate de una ficción hay mucho de autobiográfico allí, la muerte, la muerte de mi padre, la paternidad. Hay mucho de dualidad en ese texto, y esta chica viene y «me lee» no sólo desde mis propios textos, sino desde mis selecciones y desde un simple título. «La muerte y la belleza» y «Pulsión de vida» (aquella foto del cuadro de Klimt en el edificio en ruinas), etc. todo eso enlazado, de manera impecable, con lo que habíamos hablado antes.
        Si me costó escribir este comentario imagínate cuando tengo que escribir páginas enteras sobre un tipo que acaba de ser padre, que se está muriendo y además aparece la muerte de su propio padre en el medio y…
        Creo que mejor me voy a dedicar a cantar boleros. Al menos la mayoría ya están escritos.
        Cariños

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      • danioska dice:

        Por lo que veo, en otra época a tu terapeuta la hubieran quemado por bruja, querido. Esa sensibilidad suena impresionante pero, sin duda, también atemorizante. Y es que uno va por la vida creyendo que disimula más o menos sus cicatrices, que el maquillaje cotidiano las disimula y que de pronto venga alguien a decirte que no es así, que son muy evidentes y las traes escritas en la frente, caray, qué duro. Sin embargo, como hemos dicho, verlas ahí y no negar su existencia resulta liberador al final del día. Suerte con ese proceso de asomarte al espejo, pero si a pesar de todo decides dedicarte a los boleros, me atrevo a darte un consejo: no te asomes a los de José Alfredo Jiménez, mira que la masculinidad, la paternidad y los dolores ocultos son principal entramado de sus letras.
        Abrazote

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      • Borgeano dice:

        Amén, hermana. Nada que agregar. Es exactamente así.
        Tomo nota de lo de Jiménez; ya tengo suficiente de eso, lo único que me falta, encima, es ponerle música.
        Gracias por tus palabras D.; bien sabes que para mí siempre son especiales.
        Un fuerte abrazo.

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  5. elssamolina dice:

    Volver a nacer o negarse a morir? Me hago esta pregunta, del titulo de tu entrada. Y creo que debemos tratar de renacer cada día, buscando las cosas positivas…pues negarse a morir me da la impresión,que es agarrarse a la vida con temores…Tal vez solo sea eso una impresión. Besos y abrazos. Elssa Ana

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  6. Borgeano dice:

    Creo que estamos de acuerdo Elssa, tal vez por mi impericia o por la excitación del momento no expresé correctamente el punto. Ese «volver a nacer» del que hablas y sobre el que estamos de acuerdo, incluye la búsqueda de cosas positivas, de razones que nos impulsen a vivir cada día de manera intensa y valiosa. El «negarse a morir» lo puse como oposición a ésa idea. Cuando una persona se niega a ese «revivir» diario, a esa búsqueda constante, de alguna forma creo que muere un poco. Creo que conozco a varios que ya han muerto y todavía no se enteraron. Es en éste sentido que usé la segunda parte del título. Me niego a «dejarme estar»; me niego a la ceguera por opción; prefiero revivir cada día aunque ello duela un poco.
    Cariños, y gracias por tan buena lectura.

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