La lectura inquieta tiene estas cosas: nos hace saltar de un tema a otro; nos permite relacionar un texto con un hecho o un acto por una serie de palabras. De los diferentes modos de lectura, sin duda, éste es el que prefiero. El que me obliga, a veces, a dejar el texto que tengo entre manos para ir a buscar uno que está estrechamente relacionado con él. Encontrar afinidades, relaciones, enlaces, hermandades. Sé que hay una palabra (intertextualidad) que la define; pero prefiero la incompleta enumeración anterior; porque si hablamos de palabras, lo mejor que podemos hacer es usar muchas, muchas de ellas. Pero mejor vamos al post, de una vez por todas.
Hace un par de semanas, Danioska publicó una entrada por demás interesante: Carta a mi «yo» de diez años. Hoy, mientras buscaba ciertos poemas para una amiga, me entero que Maya Angelou falleció el pasado 28 de marzo; es decir, hace poco menos de dos meses. ¿Qué relación tienen estos dos hechos aislados? Pues que buscando aquí y allá me encuentro con el siguiente libro en el que participan varias mujeres de diferentes disciplinas; entre ellas, por supuesto Maya Angelou: Lo que sé ahora. Cartas a mi yo más joven.
Un breve comentario antes de la carta, para ubicarla dentro dentro del contexto correspondiente: En 1945, semanas después de graduarse de la escuela secundaria, sin el apoyo del padre del niño, y a los 17 años de edad, Maya Angelou dio a luz a su único hijo. Dos meses después, desesperada por encontrar la independencia, se mudó de la casa de su madre, encontró alojamiento propio, y comenzó a criar a su hijo. Durante los próximos 70 años, Maya Angelou logró más que la mayoría como una autora célebre y galardonada poeta, educadora, actriz, cineasta y activista. Ahora sí, la carta que Maya Angelou le escribió a su yo más joven, y que bien podría haber formado parte de aquella entrada de Danioska.
Querida Marguerite,
Estás con ganas de estar sola. No quieres que nadie te diga a qué hora tienes que acostarte en la noche o cómo criar a tu bebé. Vas a querer dejar la casa grande y cómoda de tu madre y ella no te dejará, porque ella te conoce demasiado bien.
Pero escucha lo que ella te dirá:
«Al salir por mi puerta, no dejes que nadie te diga qué hacer ─Tú ya has sido bien criada.
Tú sabes la diferencia entre el bien y el mal.
En cada relación que inicies, tendrás que mostrar buena disposición a hacer ciertos ajustes y a adaptarte a diferentes situaciones.
Recuerda, siempre podrás volver a casa».
Y volverás a casa otra vez cuando el mundo te golpee, o cuando tropieces a la vista de todo el mundo. Pero sólo lo harás por dos o tres semanas cada vez. Tu madre te mimará y alimentará con tu comida favorita de frijoles rojos y arroz. Vas a hacer de ello una práctica común; ir a su casa y verte nuevamente liberada, ése es uno de los regalos más grandes, junto con los valores con los que te educará, que ella podrá darte.
Sé valiente, pero no temeraria.
Camina orgullosa de lo que eres,
Maya
Maya Angelou 1928 – 2014
Recuerdo lo que le dije a Danioska en aquella oportunidad: Yo ni pienso intentar tal empresa… Ahora, viendo este ejemplo de Angelou, quien pudo hacerlo luego de haber pasado por todo lo que ella pasó (aunque sé, también, que en ciertos puntos las mujeres son mucho más fuertes que los hombres) tal vez me anime, en alguna tarde íntima, a escribir esa carta; la cual, estoy seguro, será mucho más extensa, y desaparecerá mucho más rápido.
Ana Istarú, una escritora costaricence, hizo lo mismo… su post se llama «De Ana a Ana». Yo lo super (ya en grado superlativo) recomiendo.
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Lo voy a buscar Mar. Yo encontré uno, también, de una lectora americana del libro. En su entrada, Danioska también lo hizo. Yo aún no. Supongo que lo haré en privado.
Cariños y gracias por el dato.
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Bueno querido Borgeano, si no lo encuentra me avisa y yo se lo transcribo.
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Siento que se fuera, espero que esté donde se merezca y que desde allí siga escribiendo.
UN ABRAZOTE BORGEANO Y BUEN VIERNES!! 🙂
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Seguro que así será. Creo que es un gran ejemplo para todas las mujeres en particular y para todas las personas en general.
Abrazote, querida; y feliz viernes y fin de semana para ti.
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🙂 🙂 🙂 🙂 🙂 🙂 TOMA SONRISASSSSSSSSSSSS!!!!!!!!!!
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Hola, Borgeano.
Intertextualidad. ¿Qué tal ésta que seguro pensaste en ella, aunque sea por un momento? El otro, de Jorge Luis Borges. Aunque no es precisamente una carta o una lista de buenos motivos y ánimos para su yo anterior, es, de cierto, una joya que tiene algo tan profundo como esto:
«Si esta mañana y este encuentro son sueños, cada uno de los dos tiene que pensar que el soñador es él. Tal vez dejemos de soñar, tal vez no. Nuestra evidente obligación, mientras tanto, es aceptar el sueño, como hemos aceptado el universo y haber sido engendrados y mirar con los ojos y respirar.»
Un abrazo y buen fin de semana.
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Carmaba Enrique, qué lujo de comentario… Maravilloso. Sí, debo reconocer que a veces pienso mucho en Borges pero debo mantenerlo a raya; sino, para muchos, ésta sitio y ésta persona resultarían demasiado monotemáticos. Hoy, precisamente comencé a leer un ensayo sobre historia y… el autor lo enlaza con Borges; hace una semana comencé Las palabras y las cosas, de Foucault, el cual reconoce que la idea provino de un texto de Borges. Así que sí, El otro ha sido un texto que siempre «estuvo ahí», por así decirlo (también porque hace una excelente lectura política de él un filósofo argentino que me atrae mucho: José Pablo Feinamann).
Y ya que estamos enlazando textos, debo relacionar esto también con Borges y El otro y Nueva refutación del tiempo (entre otros): espero hacerme un tiempo en estos momentos que no me dan respiro, para visitarte. Por un lado, la recomendación de la querida Danioska, lo cual ya es, para mí, palabra suficiente; y luego tus comentarios siempre precisos, argumentados, ricos en sustancia me hacen ver que estoy perdiéndome de unas buenas lecturas en tu sitio.
Veré si hoy mismo puedo leer, aunque sea, un par de entradas.
Un fuerte abrazo y muchísimas gracias por el honor de estos comentarios.
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El agradecido soy yo.
Un abrazo.
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Tu entrada sigue moviendo cosas en mi, creo que nunca será tarde para empezar a escribir esa carta, con las palabras justas que necesitamos escuchar de la persona que debiera ser la más importante: nosotros mismos; entrañable lección la de Maya Angelou, gracias por compartir; ahora leí un poema de ella; y me ha dejado fascinada, me atrevo a compartirlo aquí abusando de tu bondad:
TOCADOS POR UN ÁNGEL
Nosotros, desacostumbrados al valor
exiliados del placer
enroscados en la caparazón de la soledad
hasta que el amor baja de su templo sagrado
y se presenta a nuestros ojos
para liberarnos a la vida.
Llega el amor
y en su tren vienen éxtasis
viejos recuerdos de gozo
antiguas historias de dolor.
Y si somos audaces,
el amor arranca de nuestras almas
las cadenas del miedo.
Al calor de la luz del amor
abandonamos nuestra timidez
nos atrevemos a ser valientes
Y de pronto vemos que el amor
nos cuesta todo lo que somos
y todo lo que podemos ser.
Y sin embargo es el amor
lo único que nos libera.
Abrazos querido Borgeano
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Pues aquí, entre nos, lo de la carta lo voy a hacer, pero en soledad. Como dije en la entrada de Danioska y aquí mismo, algunos pueden; a otros nos cuesta un poco más. Gracias por el poema de Maya; se nota que me has leído bien y sabes que éste poema, simple, romántico y verdadero –por sobre todas las cosas.– lo recibo como un regalo especial.
y esta casa es tuya, eso lo sabes, así que nada «abusando de tu bondad» ni cosa que se le parezca.
Abrazos.
P.D.: Debería haberlo dicho en el comentario mismo; pero me interrumpió el teléfono y èrdí el hilo. Creo que Maya Angelou puede ser una persona que va a darte muchas satisfacciones Shira. Tiene muchos puntos de contacto contigo: feminismo (bien entendido), activismo, poesía, y más. Una mujer ejemplar, sin duda.
Abrazos, otra vez.
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Sin duda una gran mujer, derrocha fortaleza (y Danioska también, por supuesto).
¿ sabes que una técnica en psicología es hacerlo a la inversa?
Escribir a tu » yo» de dentro de 10 , 20 años. Es una forma de ayudar a descubrir las ilusiones, de encaminar tu vida hacia unas metas claras.
Si tuviese que escribir esa carta a mi yo de hace años…ufff, tengo claro las reprimendas y consejos que me daría.
Cariños.
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Pues a mí sigue resultándome difícil aunque creo que cualquier día de estos haré el intento. Creo que a pesar del dolor puede ser enriquecedor (no hay que temer demasiado al dolor, después de todo).
Me parece una buena idea la de escribir, también al «yo» futuro; tal vez sea más productivo que la idea anterior.
Cariños.
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