Turismo local

turismo local

Turismo local es el nombre de una entrada que tenía pensada desde hace un tiempo. Se trata, tal como el nombre bien lo indica, del acto de salir a pasear por la propia ciudad y verla con los ojos de un turista. Cuando vamos de viaje a cualquier otro país todo nos llama la atención, todo es digno de maravilla o de recuerdo: tanto más cuando más exótico nos resulte ese país. Si tenemos en cuenta que el término “exótico” es relativo y ambiguo, debemos reconocer que nosotros somos lo “exótico” para alguien más. Nosotros somos los dignos de maravilla o recuerdo para otra persona de lejanas latitudes. ¿Cuántas cosas que están a nuestro lado, en nuestra misma calle, en nuestro barrio, en nuestra ciudad hemos dejado de ver por la fuerza misma de la costumbre?

Sé que no estoy inventando nada; ya en el siglo XIX existía la figura del flâneur, la cual procede de francés, y significa paseantecallejero. La palabra flânerie se refiere a la actividad propia del flâneur: vagar por las calles, callejear sin rumbo, sin objetivo, abierto a todas las vicisitudes y las impresiones que le salen al paso. ¿Por qué no revivirla en nosotros mismos cada vez que salimos de nuestra casa? No es necesario (aunque no estaría nada mal) salir con ése propósito en mente; pero si debemos hacerlo ¿Por qué no aprovechar la ocasión y tomar un nuevo camino en lugar de recorrer siempre las mismas calles?

«Estábamos hablando de viajes deseados, siempre planeados, siempre en un futuro perfecto, el cual, como bien se sabe, es el tiempo propicio para viajar, cuando la señorita L. dijo «a veces lo más bello lo tenemos a nuestro lado». La miré una y otra vez pero, por desgracia, nunca pude ver más allá de sus rodillas (perfectas) y de su mano izquierda (desmayada, laxa, dejada allí, sobre el tapiz dorado, como si su dueña en un descuido se hubiese olvidado de ella) y no pude menos que asentir con torpeza ante la exposición de una verdad tan evidente».

Arturo F. Silva. Diarios.

16 comentarios el “Turismo local

  1. Hace unos días, le comentaba a Cristina, a colación de una entrada parecida a esta en su blog “Espacio de Cristina”, que yo paseaba a menudo mi ciudad como un turista, al igual que ella había hecho aquel día en la suya. No conocía el término «flâneur», pero sin duda me considero completamente uno de ellos, lo soy desde niño cuando ya paseaba con mi madre por el Madrid de los Austria.
    Respecto al exotismo de lo lejano y no habitual a nuestro entorno, tiene un recorrido de ida y vuelta, como bien dices, nosotros somos lo exótico para otros, y al viajar uno aprecia y siente en sus propias carnes esa diferencia cultural y física. En esos casos es lo exótico lo que invade su lugar, y aprovechando que ese hecho diferente está en su misma puerta, lo toman –con todo el derecho- para dejar constancia de ello, como nosotros mismos nos estamos trayendo aquello que nos parece curioso o diferente o llamativo. Recuerdo nítidamente como viajando por China, andando por una calle de una ciudad turística, una muchacha china junto a su pareja me paró y me pidió una foto, -cómo podía negarme cuando yo no dejo de captar instante de gente-. Allí me vi posando junto a una joven pareja de Chinos, festivos y risueños por llevarse mi imagen junto a la suya. Con mi ego crecido, bromeaba con mi pareja, diciéndole que esa chica no se pudo resistir a mi belleza, ja, ja. En otras muchas ocasiones he percibido en esos países que he visitado, cómo éramos a hurtadillas centro de las cámaras de los lugareños o de visitantes, al igual que ellos lo eran de las nuestras.

    Un abrazo.

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    • Borgeano dice:

      Yo me considero un flaneur, sin duda (término que conocí a través de Baudelaire, hace ya demasiados años). No sólo lo he puesto en práctica en mi ciudad natal, sino también en otras ciudades en donde he vivido. «Salir a perderse» era uno de nuestros pasatiempos preferidos junto a mi segunda esposa; y es algo que se disfruta muchísimo. Ésta entrada, en realidad, la tenía escrita desde hace meses, sólo que había quedado traspapelada entre otros documentos de Word. La recordé hace unos días, cuando encontré un ammonite (un fósil bastante común) en una de las lajas de una vereda a una cuadra del trabajo (es el tercero del que sé la ubicación en la ciudad; los ammonites son bastantes comunes por el tipo de piedra que se utiliza en Mar del Plata, además, una ciudad costera).
      Lo que me cuentas de la fotografía, le pasó a una pareja de amigos durante mi estancia en EE.UU. Pablo y Grace me contaron que viajando por medio oriente, le pedían permiso a él para sacarse fotos con ella. supongo que, en este caso, pesaba el hecho de que Grace, además de ser una mujer atractiva, vestía a la manera occidental y no llevaba burka (o burqa). Nunca se sacaron fotos con Pablo, sin embargo sí, de manera inevitable, le pedían permiso. la cuestión cultural, aquí, salta a la vista.
      En mi caso particular recuerdo un hecho levemente curioso: estando en Río de Janeiro con un amigo (hablamos, también, de épocas pretéritas; allá por mis tiernos dieciocho años) salíamos con dos hermanas nacidas allí. y nuestra mayor sorpresa fue enterarnos de que una de ellas nunca había subido hasta el Cristo Redentor. «¿Para qué?» Decía mirándolo desde la playa «Siempre estuvo ahí…» Para ella ése era un sitio donde iban los turistas ¿Qué necesidad tenía ella de ir a ese lugar?
      Espero que los que vengan a continuación nos regalen con algunas anécdotas personales también. Creo que esto podría ponerse interesante.

      Un abrazo.

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      • danioska dice:

        Pues aqui voy, a montarme en su conversación, queridos amigos. Lo que comentas, Borgeano, es una gran idea recuperada del flâneur mayor: mirar con ojos «extrañados» lo que solemos dejar pasar como parte del paisaje se vuelve un motivo constante de riqueza estética y cultural. Sí, hagámoslo con frecuencia, no como excepción. Es decir, mantener activo el «modo turista» resulta fascinante, vernos como nos ven otros, sorprendernos de lo que vemos a diario. Y hablando de anécdotas de fotografías, ahora mismo en Turquía me moría por pedirle a alguna mujer con burka tomarme una foto con ella pero nunca me atreví, no quise ofenderla, así que me dediqué a tomarles fotos escondidas, de lejos, simulando captar otra cosa. Soy malísima para esas cosas, me da mucho pudor…
        Abrazote colectivo
        PD Eso sí, concluyo que debo tener una cara bastante común porque en países extranjeros nunca me han pedido tomarme una foto!

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      • Borgeano dice:

        Ésa es la idea, Danioska; mantener activo el «modo turista». Como dije antes, ésta entrada tiene un par de meses (largos) de escrita y en este tiempo podría seguir sumando ejemplos de lo que he notado a mi alrededor, aún en un pequeño círculo con centro en mi casa. No haré una lista de esas cosas porque algunas de ellas no dejan de ser triviales; pero es que precisamente eso es –al menos para mí– lo que le brinda cierto encanto: la sencillez que le es propia y que las hace pasar desapercibidas.
        En cuanto a que no te hayan pedido una fotografía, tal vez porque se han sentido intimidados… Si caminas como escribes me imagino a la muchedumbre haciéndose a un lado para dejarte paso.
        Lo de Reina, mi querida amiga, no fue gratuito.
        Cariños.

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      • danioska dice:

        Celebro que hayas puesto sobre la mesa este tema que de tan cotidiano es, precisamente, muy nuevo. Y en cuanto al halago excesivo, amigo mío, no contesto con otra hipérbole sino con una muy humilde sonrisa.
        Abrazos

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  2. Es curioso como podemos coincidir…, cuando en mi entrada hablaba de las vacaciones ponía como alternativa disfrutar de nuestra propia ciudad, sin agobios…Tienes toda la razón, muchas veces corremos por perseguir algo sin darnos cuenta de que está a nuestro lado. Un saludo.

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    • Borgeano dice:

      Ya con Alberto somos tres al menos los que compartimos esa mirada. Supongo que alguno más se sumará.
      Acabo de leer tu entrada y sí, aprender a mirar a nuestro alrededor es algo que no solemos hacer a menudo o que hacemos demasiado «a la ligera» como quien dice.
      Saludos.

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  3. diaeconomina dice:

    Buen día Borgeano!!!! Hola :)…

    Después de leerte me has dado más ánimo y oye voy a hacer lo que expresas más a menudo, alguna vez sí lo hice, porque me considero una «animadora de mí misma» 🙂 así llevo todo lo que me cuesta o cualquier época más complicada mucho mejor.

    FUERZA PARA TODO CON ABRAZOS GORDOS LLENOS DE ENERGÍA A TOPE!!!!!!!!!!!!! 🙂

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    • Borgeano dice:

      Pues espero que nos regales unas buenas entradas con pinceladas de tu ciudad. Siempre hay algo nuevo a nuestro lado. Y sobre todo en épocas «complicadas», una buena idea es levantar la cabeza y empezar a mirar cada edificio, cada árbol como si recién lo descubriéramos.
      Cariños.

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  4. Hola, Borgeano.
    Con la situación económica como está, yo me he convertido en un flâneur profesional (no es queja, al contrario). Y es bueno eso de jugar a ser Oliveira pero con los ojos de La Maga.
    Saludos.

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    • Borgeano dice:

      Excelente respuesta Enrique. «Ser Oliveira con los ojos de La Maga» ¡maravillosa síntesis!
      Si antes me consideraba en deuda con Danioska, ahora, por el hecho de haberme presentado a tu persona, creo que le deberé más que la deuda externa Argentina. Pasaré por su casa a decírselo, por supuesto.
      Saludos.

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  5. redalmados dice:

    Lo hago, constantemente, cámara de fotos en mano, en serio.
    Me gusta mi ciudad.
    Pienso que cada lugar sea cual sea es hermoso por algo y no hay que dejar de disfrutarlo y admirarlo por tenerlo al lado.
    Con lo de las anécdotas, si que me he visto envuelta en más de una. La última un autobús de japoneses fotografiándome en el zoco de la judería juntó a una fuente y yo ahí con cara de circunstancia, sin querer decir no por no caer siesa.
    En fin, cara tipical spanish.
    Cariños, muuuuuchos

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    • Borgeano dice:

      ¿Sí? Deberías compartir algo de ese material. Toda ciudad es bella si uno sabe mirarla (y más la de cada uno, la propia, la que sentimos como nuestra en toda su magnitud).
      ¿No tienes la dirección de los japoneses? Me gustaría ver alguna de esas caritas «tipical spanish» 😀
      Cariños, across the sea and time.

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  6. […] transcribirlo recordé aquella entrada mía de hace poco más de un año: Turismo local. La busco, la releo y la confirmo. Geografía, turismo local, lo mismo da porque son dos caras de […]

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