Dice una historia popular «En el principio fue el verbo»; y sí, si se lo piensa un poco vemos que no hay otra salida. Si en un primer momento no hay un verbo no puede haber acción, creación, construcción, movimiento. Eso es lo que tuvo claro José Alberto Gutiérrez, un recolector de basura de Bogotá, Colombia, que un día vio una cajita que le llamó la atención entre los residuos, la abrió y se encontró con un ejemplar de Ana Karenina. José de inmediato guardó la caja y se la llevó a su casa, donde, dice la historia, había otros libros. Desde entonces, José Alberto Gutiérrez lleva recogidos más de doce mil libros, con los cuales creó varias bibliotecas infantiles. En la página de presentación de su fundación La fuerza de las palabras, se lee: «Desde que don José Alberto comenzó a recoger los libros, su esposa se encargó de reparar las carátulas rasgadas y sueltas, su hija mayor codificó y categorizó (Sic) los libros, su hijo menor daba talleres y su hija menor colaboraba en los talleres». Hace unos años fue invitado a la Feria del libro de Guadalajara, México; donde al terminar su charla recibió una ovación que duró más de quince minutos. Las palabras de José son, como el, sencillas, pero plenas de ese significado claro y fuerte que tienen las verdades evidentes y que todos ven menos quien tiene que ponerlas en práctica: “Es también hacer un trabajo preventivo con la juventud, si los niños tienen en qué utilizar el tiempo libre, no irán por el camino equivocado. Todos estos niños que eduquemos serán la columna de la humanidad”.
Por virtud o defecto, por costumbre o simples ganas de joder, uno no puede menos que echarle un vistazo a la otra cara de la moneda; entonces uno se da cuenta de que si un solo hombre ha podido recoger de la basura más de doce mil libros ¿cuántos más han pasado desapercibidos? Y, sobre todo ¿Por qué tienen los bogotanos el espantoso hábito de tirar los libros a la basura? Bien, volvamos al anverso y cerremos esto haciéndole compañía al buenazo de José; él se lo merece.
Buenos días Borgeano:
Tirar un libro a la basura para mí es un sacrilegio un crimen.
Eduquemos a los niños a amar la lectura porqué ellos serán personas de bien, como tú bien dices serán la columna de la humanidad y serán libres!
Un abrazo..
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Yo si no los quiero los dejo en uno de esos puntos donde se dejan los libros para que los pille quien los quiera, cosa curiosa, funciona de maravilla el sistema, siempre hay libros, los pillas, los lees y los devuelves.
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Ésa es una excelente idea Dess; yo la he puesto en práctica en éste, mi viaje. También, alguna vez, llev´varios a una biblioteca pública. Siempre se puede hacer algo por los demás.
Un abrazo.
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Hola, Borgeano.
La educación es la base necesaria para cimentar una mejor humanidad. La lectura, además, nos ofrece el criterio necesario para formar el criterio. Maravillosa historia la que nos cuentas.
Un abrazo.
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Así es estimado Enrique; casualmente hoy me he enterado de otra historia que tiene una especial relación con ésta entrada (y vaya que pasan los días… ya debería decir «vieja entrada»). Espero poder resumirla en estos días.
Un fuerte abrazo y perdón por la demora en responder.
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Fantástico personaje este José, en algo similar a la de Martín Murillo, de La carreta literaria de Cartagena de Indias, también en Colombia. Me encantan esos personajes sencillos, sin mayor aspiración, que se dedican a difundir la literatura y hacen mucho más de lo que jamás haremos quienes nos decimos «profesionales» de las letras. Los Josés de nuestra América Latina se merecen una y muchas estatuas. Gracias por compartir su historia.
Abrazos
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Encontrar estos personajes de los que poco o nada se sabe fuera de su ciudad es algo enternecedor y esperanzador. Seguramente el impacto que ellos logran será difícil de emular; pero no por ello debemos cejar en nuestros proyectos y en nuestras intenciones. ¿No podemos levantar una montaña? Bien, agreguemos un poco de arena al menos, pero nunca mirar con las manos vacías, eso sí que no (algo de esto es lo que hablábamos el otro día: actuar. no hay otro modo ni salida: actuar. Mucho o poco, pero hacerlo).
En éste momento estoy «varado» en Medellín (y créeme que no me molesta en lo más mínimo); y el siguiente sitio que visitaré será Cartagena; espero encontrarme con Martín Murillo y poder tomarle una foto para el blog. Sé que lo que vale es la historia en sí, pero poder conocerlo y subir una foto mía de él se me hace como algo especial.
Sigamos remando querida, que el lastre no es poca cosa.
Cariños.
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De acuerdo, querido, a seguir haciendo lo que sabemos hacer, aunque sea poco. Y sí, ojalá conozcas a Martín. Yo lo encontré por mera casualidad (los hados siempre generosos conmigo). No sabía nada sobre él, estaba en la plazoletita que está frente al museo de Cartagena, con su Carreta literaria muy bien pintada. Me acerqué y empezamos a conversar. Además, sé que Cartagena te va a alucinar, es hermosísima!
Un abrazo que espera que un día de estos llegues a México, je
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Dada la edad ya larga que tengo tengo la suerted edisfrutar de una biblioteca ya curiosa y desde luego este personage que se cita en este articulo merece que me una a la ovación recibida.
Un saludo
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Lorena, antes que nada, mil perdones por no responder antes a tu comentario; como podrás ver, he estado viajando y mis conexiones a éste (y todos los demás) sitios ha sido bastante caótica. Seguramente podríamos hacer un buen intercambio de libros; lo de la «larga edad» parece que lo compartimos y lo de las bibliotecas curiosas también. Lo de este buen hombre, pues sí, se merece la ovación y la difusión.
Un abrazo y bienvenida.
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Borgeano, como dicho la vez que nos cruzamos hago presencia en este «El blog de arena» Noche cualquiera de Medellín deseándote lo mejor durante tu viaje. Los libros tienen esa particularidad que al ser rechazados de encontrar un lugar en el que son mas que bienvenidos al igual que las personas.
Saludos, desde la libela.
https://cuentosdebahia.wordpress.com
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¿Nos cruzamos en el camino? ¡Recuérdame dónde! Antes que nada, me disculpo por no haber respondido antes; pero mis entradas a éste sitio han sido algo desordenadas. muy buen detalle ése que marcas: «Los libros, al ser rechazados, en encuentran su lugar, al igual que las personas». Me gustó mucho eso.
Un fuerte abrazo y espero verte por aquí.
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Me encanta! Y tiene toda la razón, a los chavales lo que les hace falta son alternativas.
Sabes? Un amigo está haciendo una cosa parecida. Una biblioteca totalmente abierta. Nos sorprendió su política de préstamos y devoluciones que es «ninguna». Me dijo: lamentablemente nadie va a robar un libro y si lo hace soy capaz de hacerle un regalo.
Cariños con sello postal
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Felicitaciones a tu amigo y a ti por tener amigos así. Estamos de acuerdo L.; lo que le hace falta a los niños (y también a los adultos, en ciertos casos) son vías alternativas. Como le dije a Enrique más arriba, casualmente hoy acabo de enterarme de un caso que tiene puntos de contacto con ésta historia. Veré si la escribo en estos días.
Me encantó lo de «Cariños con sello postal»; hasta tal punto que me has dejado sin palabras para retornar tu saludo.
Cariños, entonces, en silencio.
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Feliz Navidad querido Borgeano.
Muchas bendiciones para ti y toda tu familia.
Besos y fuerte abrazo.
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¡Hay querida Rotze qué deuda tengo contigo! Desde aquel saludo que te dejé hace meses cuando estaba en patria (las dos, la grande, ese maravilloso país que es Perú y la pequeña, esa in-cre-í-ble ciudad que es Cusco) que no hemos vuelto a tener contacto. Mis más sinceras disculpas y espero que me perdones por la descortesía.
Cariños.
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Querido Borgeano, no digas eso.
Estuve en estado de ausencia y desconexión estos últimos meses, pero aquí me tienes, retomando mis lecturas y mi mundo de sueños.
Besos y feliz semana. 🙂
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¿Estuviste por tu patria? Todavía no subí ningún post de allí. Espero hacerlo pronto.
Besos y buena semana (ya que hoy es lunes).
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Estuve con mucho trabajo y necesitaba un tiempo de desconexión mental.
Pd. Espero muy pronto deleitarme con un post de mi tierra.
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Debo varios de esos Rotze, veré si los subo pronto.
Un abrazo.
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Feliz año nuevo.
Un abrazo.
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Mi estimadísimo Alberto, vengo de disculpa en disculpa con la esperanza de que todos me digan «no es nada, no es nada» dándome golpecitos en la cabeza. Gracias por tus deseos y tu presencia ¿no es un poco tarde para desearte un buen años a ti? Supongo que no, sobre todo tratándose de eso: buenos deseos.
Te mando un fuerte abrazo y reitero mis más sinceras disculpas.
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Nada de que disculparse, espero que todo te vaya bien. Gracias por tus buenos deseos, esos nunca llegan tarde.
Un abrazo.
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Estás bien Borgeano?
Un abrazo
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Carmen, Carmeta… sí, estoy muy bien. Más cuando entro aquí después de tanto tiempo y me encuentro con mensajes como el tuyo, que dicen muchísimo con muy pocas palabras. Realmente me hacen sentir como parte de una familia; créeme que me dan ganas de visitarlos a todos para abrazarlos y agradecerles en persona. ¿Cómo estás tú? Ya pasaré a visitarte, como corresponde.
Cariños.
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Holaaa que alegría me da verte Borgeano, yo estoy bien gracias luchando en este mundo de fieras, pero bien. La verdad, la verdad que cuando hay aprecio y armonía por aquí si es como una familia y tú te haces querer, no importa que no nos visites te queremos igual. Un abrazo fuerte
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Mi estimado estoy a nada de reportarte como desaparecido a las Naciones Unidas por aquello de que no sé en que País buscarte.
Abracitos
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Mariel querida, siempre me haces sonreír. Uno de los comentarios más bonitos; gracias por él y por lo que significa. Estoy en un paisito llamado México ¿Lo conoces? Me gustó tanto que me parece que me voy a quedar por un tiempo. La gente es maravillosa; la cultura, impresionante; la ciudad donde estoy (Morelia) me dejó sin habla… ¿Qué más puedo pedir?
Gracias nuevamente por tus palabras.
Abrazote.
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Amigo, estas a minutos de mi, búscame @pensando_v_alta
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