Los límites de nuestra ignorancia.

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«Dios es el horizonte de sucesos de nuestra ignorancia. Cuando una persona creyente se encuentra frente a una pregunta sin respuesta, enseguida -sin detenerse a pensar siquiera- recurre a Dios en cualquiera de sus formas: como causa primera (¿Quien hizo todo?) o como salvavidas apto para cualquier situación (Los caminos de Dios son misteriosos; Sólo dios lo sabe, etc.). Si, entonces, Dios es el límite de nuestra ignorancia, el conocimiento es el que reduce los límites de la idea de un ser metafísico hasta hacerla desaparecer. Por supuesto, no es necesario que la relación entre uno y otro aspecto de la ecuación se establezca en relación directa, no. Del mismo modo en que no es necesario haber comprobado empíricamente que Plutón tarda algo mas de doscientos años en dar una vuelta alrededor del sol sino que esto se sabe con el auxilio de la matemática y de la física, también es más que suficiente el haber probado que el concepto de dios esta sujeto a modificaciones (a mayor grado de conocimiento, menor la necesidad del concepto divino; a menor grado de conocimiento, mayor la presencia de ese concepto) y, como el concepto de Dios, por su misma esencia, no puede estar sujeto a modificación alguna, de ello se deduce que ese concepto debe ser, entonces, falso.»

Leroy Earnest Corwin «Un hombre de principios».

8 comentarios el “Los límites de nuestra ignorancia.

  1. Rosa Ave Fénix dice:

    Muy interesante todo tu escrito y como lo planteas, soy agnóstica pero respeto todas las personas creyentes en sus religiones. Yo cada vez las comprendo menos… he visitado diferentes paises y diferentes iglesias, mezquitas, wats…etc…

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    • Borgeano dice:

      Hola Rosa, antes que nada, bienvenida. Es todo un tema en sí mismo el del famoso «respeto» que se le debe a las religiones. Me gustó que hayas dicho «respeto a todas las personas creyentes»; ésa es una distinción fundamental, ya que se deben respetar a las personas, no a las ideas. Por mi parte nunca he sentido la necesidad de creer y nunca he comprendido del todo esa necesidad. Creo que el mundo y la realidad es mucho más rico, amplio e interesante sin la necesidad de un dios, cualquiera sea éste.
      Saludos.

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  2. Loretta Maio dice:

    «…a mayor grado de conocimiento, menor la necesidad del concepto divino; a menor grado de conocimiento, mayor la presencia de ese concepto)».

    ¿A qué grado de conocimiento se refiere? ¿Cómo un hombre -genéricamente hablando- puede medir su sabiduría? Y si hablamos de sabiduría ¿cómo puede considerarse dueño de la verdad? Nunca, jamás, un hombre conocedor y verdaderamente sabio niega la existencia de lo que no conoce… Hay mucho más que lo que pueden ver nuestros ojos, hay mucho más que lo que nuestra mente limitada y finita pueda llegar a comprender. ¿Cómo alguien puede considerarse dueño de la verdad? Siempre debe dejarse una puerta abierta…

    No, querido mío, los que somos creyentes no somos seres débiles e ignorantes, motivos por los cuales necesitamos a un Ser Divino al que aferrarnos… ¿Quién dice que el que niega la existencia de Dios es más sabio? ¿Con qué se mide y se etiquetan los conocimientos? ¿Y si quienes creemos no estamos lejos de la verdad? No es bueno carecer de humildad -creyentes y no creyentes- El hombre que da por único tesoro sus palabras y no admite que las riquezas de otro pueden ser tan valiosas o más que las propias ya ha demostrado que, a pesar de sus vastos conocimientos, carece de sabiduría.

    Muchos se han esforzado en demostrar la ausencia de Dios, muchos se han esforzado en demostrar su presencia. Miles de letras se han volcado en busca de convencer de una u otra cosa. Se ha dicho mucho al respecto y se sigue diciendo. Sin embargo, sólo ve quien desea ver, y cada uno decide por sí mismo. Al final, se sabrá quién está en lo cierto. Tiempo al tiempo.

    Siempre debe dejarse una puerta abierta.

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  3. Borgeano dice:

    Querida Loretta: antes que nada bien sabes que no es mi intención entrar en polémicas donde algunas personas se sientan ofendidas o molestas y sé que entiendes bien éste punto porque ya lo hemos tocado antes. Aún así, no está de más el dejarlo establecido otra vez.
    Ahora, vamos al punto: Corwin habla del estado de conocimientos en general de la humanidad, no habla desde el conocimiento de una sola persona como tal. Si vemos el avance del conocimiento científico, por ejemplo, podemos ver claramente que se ha pasado de considerar a la tierra como el centro del universo (y al sol del tamaño del Peloponeso, por ejemplo), al sistema ptolemaico, de allí al heliocéntrico, luego Newton, etc. Cada uno de estos sistemas (considerados como conocimiento general humano, no personal, repito) amplió el conocimiento humano y redujo el término o idea de dios. Es a eso a lo que se refiere Corwin. el tema central del párrafo es la ignorancia humana más que la inexistencia de dios.
    Luego dices: «¿Cómo se miden y se etiquetan los conocimientos?» Hay modos y métodos para hacer esto Loretta. El más conocido se llama método científico, otro se llama filosofía, etc. Que se pueda o no estar de acuerdo con ellos es harina de otro costal (por mi parte no creo que pueda estarse en desacuerdo con el método científico, hay quien lo niega, pero eso no es estar en desacuerdo; el desacuerdo implica una crítica fundamentada y quienes lo niegan sólo lo hacen sin el menor argumento). Por otra parte, nadie niega lo que no conoce, sólo que antes se decía «Dios» y ahora se dice «No sé», pero los límites (repito: de eso habla el párrafo) siguen estando ahí, sin duda.
    Por otra parte, la gran diferencia entre el científico y el creyente es que el primero no somete al segundo a ningún tipo de presión o dogma. Nadie ataca a los creyentes, quienes quieran creer, adelante, que lo hagan. Pero ése respeto que los creyentes reclaman para sí es el mismo que los no creyentes merecemos. Escribir una entrada como ésta no es un ataque a nadie en particular sino una expresión personal –dentro de un marco de absoluta libertad– de quien lleva adelante este sitio.

    Cariños.

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  4. Le diría a Loretta que efectivamente nadie es más sabio por creer o no creer en Dios, pero ciertamente a mayor grado de formación y conocimiento menos acciones se atribuyen a la mano de Dios, y eso es constatable con los avances científicos y de humanidades desde la antigüedad a nuestros días, y negar eso es como negar a Dios.
    Sin duda creo que los creyentes en general son más intransigentes con los que no creemos, yo respeto al creyente aunque no entienda ni comparta ese sentimiento o pensamiento sobre lo divino o su posibilidad. Pero los creyentes no comparten ese libre albedrio, y enseguida piensan que se ataca a su fe y lo peor, arremeten contra el que no sigue su fe…. y esto vale para todas las religiones.
    Mi pregunta es: “¿Se sienten los creyentes más cerca de los que creen aunque sea en otra fe que de los no creyentes? ¿Entienden y respetan los pensamientos de las otras fes diferentes de la que cada uno profesa y que también creen en su propio Dios?
    Mi respuestas claramente es no.

    Un abrazo.

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    • Borgeano dice:

      Estimado Alberto; agradezco sobremanera tu comentario. Coincido contigo en un todo mayúsculo, y aún debato conmigo mismo sobre los límites de ese respeto sobre el que tan bien te explayas. Por mi parte suelo ser terminante en cuanto a la idea de que esos límites son en general más respetados por los no creyentes que por los creyentes, pero en casos particulares como éste tiendo a contradecirme e intento ser medido, aunque ello implique ir en contra, al menos hasta cierto punto, de mis propias ideas. Gracias por lo certero de tus palabras.

      Un abrazo.

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  5. Nguyen dice:

    El problema es que Dios es una entelequia que debe ser sitiada en tiempo y espacio ¨aunque parezca una contradicción en si misma¨. El planteamiento funciona perfectamente si nos referimos fundamentalmente al ¨Dios¨ de la religión judeo-cristiana. Pero no sucede los mismo si hablamos de ¨Dios¨ abstracción-divinidad de las religiones o filosofías orientales, pueblos originarios meso- americanos, o de otras regiones, para quienes esa divinidad es parte consustancial de la naturaleza: simplemente un todo que completa de manera espiritual lo que somos en materia. para estos últimos no existe la idea antropocentrista que pone al hombre como semejante de ¨Dios¨y por tanto, todo-poderosos, dueño y señor de todo cuanto le rodea, más bien tiende a la búsqueda de la armonía indispensable para la preservación de la vida. Por ello es importante no caer en generalizaciones. De verdad, uno puede volverse adicto a este sitio, de nuevo muchas gracias por movernos a la reflexión.

    Abrazos

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    • Borgeano dice:

      De ninguna manera es una contradicción lo que dices, Nguyen; el concepto de dios debe ser situado en el tiempo que le corresponde y en la latitud en que ha actuado. En ese sentido estamos de acuerdo y también estamos de acuerdo en que el dios judeocristiano no tiene nada que ver con los dioses particulares de las diferentes culturas, independientemente de cuál haya sido esta. De todos modos, creo que la cita es válida, ya que lo que se plantea allí es que dios no es más que la explicación que los hombres le damos a todo aquello que no entendemos. Más allá de las características o el poder que cada dios haya tenido, ese dios no era más que la expresión del límite del conocimiento de cada cultura.
      Tal vez el dios al que más pueda aplicarse esto es, precisamente, al dios judeocristiano, ya que es el que más a retrocedido ante el avance del conocimiento científico; en cambio otros dioses no tuvieron esa suerte, ya que fueron aniquilados aun antes de haber sido puestos a prueba.
      La cita podría sintetizarse en una sola sentencia: «Cuanto más conoce el hombre, menos necesita de dios (para explicar las cosas, claro; no se hace referencia a las necesidades espirituales aquí).
      Muchas gracias por tus conceptos sobre este humilde sitio.

      Un abrazo.

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