Marguerite Duras por Laura-Grigorita
“No es tener sexo lo que cuenta, sino tener deseo. Hay demasiada gente que tiene sexo sin deseo. Todas esas mujeres escritoras hablan tan mal del tema, cuando es un mundo que a una le cae encima. Yo he sabido desde niña que el universo de la sexualidad era fabuloso, enorme. Y mi vida no ha hecho sino confirmarlo.
Me interesa lo que se encuentra en el origen del erotismo, el deseo. Lo que no se puede, y quizás no se debe, apaciguar con el sexo. El deseo es una actividad latente y en eso se parece a la escritura: se desea como se escribe, siempre.”
Marguerite Duras, entrevista en Le Nouvel Observateur, 14 de noviembre de 1986.-
En alguna ocasión, Duras dijo: “Le reprocho a muchos libros que no son libres. Se ve a través de la escritura: están fabricados, organizados, reglamentados, diríase que están conformes… buscan la forma correcta, la habitual, la más clara e inofensiva”.
Es la misma idea, sólo que esta vez centrada en la escritura, mientras que en el primer ejemplo el centro se encuentra en el deseo pero; insisto, lo que cuenta es lo mismo: el acto de escribir como acto erótico. Podrían manejarse estos ejemplos de muchas maneras, podrían cortarse las oraciones por separado y luego mezclarlas, jugar con ellas, ordenándolas al azar; y aún así todo tendría sentido. “… buscan la forma correcta”, dice Duras en lo que creo que es la síntesis de todas ellas: la corrección como la muerte de todo erotismo, el aniquilamiento de todo deseo. No hay que confundir los términos aquí y suponer que se pretende llevar las cosas al otro extremo del espectro. La incorrección que se espera en este caso es la del inconforme social, la de aquel que no acepta las normas y que las trasgrede o las modifica; es decir, aquel que hacen avanzar a la sociedad modificando sus normas y sus tradiciones. Aquel que desea tanto que se opone a todo el pasado que quiere aplastarlo y que es el que termina abriendo las puertas a esas nuevas ideas; esas nuevas ideas que algún día serán tradición y que serán dejadas atrás por un nuevo sujeto deseante.
¿El difícil arte de la transgresión, o el arte de la transgresión…?
¿El arte completo, integrador de todas las artes, o el arte de vivir…?
Hoy me levanté con un pie Diógenes y otro Epicúreo…
Muy buena reflexión.
Un abrazo transgresor y poliédrico.
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Pues me parece muy bien eso de levantarse con un pie a cada lado de la historia o de la biblioteca. Uno nunca es un estanco cerrado y hermético. Intentando responder a tus preguntas diría que la transgresión es un arte difícil, al menos lo es el ser original y llevar esa transgresión hasta las últimas consecuencias (una revolución a medias no es revolución es una mera revuelta). Creo que vivir es el arte más complejo, vivir es el acto integrador de todas las artes. Por último, y volviendo a Duras, creo que el acto de escribir enlazado al acto erótico es, tal vez, uno de los caminos a ese vivir como condensación de todas las artes o de todo placer.
Un abrazo.
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Transgrediendo avanzamos? No sé.
Pero, al menos, armamos barullo, cambiamos las normas, abrimos puertas…
A transgredir, pues, amigo mío.
Besetes de octubre…
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Yo estoy seguro de que así es María. Si te fijas en la historia las grandes movilizaciones o revoluciones tienen como germen a una o unas personas que se atrevieron a decir “basta”. Muchos otros, por cierto, quedaron en el camino y hoy son pasto del olvido; pero por allí hay todavía residuos de aquellas rebeldías que nos permiten, hoy, más libertades.
Así que de acuerdo y empecemos ya: a transgredir día y noche…
Besos miles.
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Muy de acuerdo… vivimos sólo una vez…no hay que apaciaguar el deseo, el deseonos mantiene vivos, mi SI a transgredir, alzemos nuestras voces para nos ser aplastados… vivamos plenamente según nuestros deseos…
Un abrazo lleno de cariño y erótico si lo deseas…
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Nunca hay que apaciguar el deseo si éste implica un crecimiento o si es una fuente de placer tanto para uno como para otros. Al transgredir no sólo estamos reafirmando nuestro propio ser; sino que estamos siendo generosos con el futuro y con millones de personas que no conocemos ni llegaremos nunca a conocer. No hay gesto menos egoísta que ése.
Venga ese abrazo, entonces y sí, si tiene un carácter erótico pues que sea extenso y apretado.
Cariños.
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Gran cita la de Duras, querido mío, llevar el deseo como bandera irrenunciable, como escudo de armas definitorio. Nietzsche habló de “la volonté de puissance”, el impulso brutal de ir más allá, de seguir buscando. Como señalas impecablemente, aplica por igual al deseo por otro y al deseo de creación porque ninguno se sacia por completo, ambos se alimentan de una búsqueda continua que nos afirma que estamos vivos, que queremos llegar más lejos. Me encanta en sus dos acepciones y sí, me identifico.
Abrazo muy fuerte
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Acabo de releer la entrada y veo con horror los errores y la confusa exposición de lo que quise decir. De todos modos veo que la idea (gracias, claro está, a los valores de la misma Duras) no se ha perdido del todo. Veo, también, que como es habitual, vos decís en dos líneas lo que yo no pude en quince. Gracias por la síntesis.
Abrazo más fuerte todavía.
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[…] unos días, un texto de Marguerite Duras despertaba en mí algunas reflexiones sobre la escritura; hoy la enriquezco con esta idea de […]
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