Un miedo personal.

Hong Kong 02

Hace muchos años recorría con un amigo una carretera cerca de Weston, EE.UU., cuando a un lado de esa carretera aparece una nueva zona residencial como salida de la nada. Las casas eran bonitas, pintadas con cuatro colores diferentes, muy ordenadas con su jardín delantero y su entrada para un automóvil. Mi amigo dijo algo que siempre recuerdo por lo certero de su pensamiento y por lo lúcido de la exposición: «Yo no podría vivir en un sitio así. Me parece que pasado cierto tiempo todos los que viven acá terminan pensando igual». Creo que tenía mucha razón. Vivir en un sitio así hace que uno tenga que pagar la hipoteca de  esa casa y, como esos barrios siempre están alejados del centro, se hace necesario comprar un automóvil o quizá dos. Luego, la obligación de un trabajo formal, soportar a un patrón aunque se lo odie, y no pocas veces vivir con alguien a quien ya se dejó de querer pero que se vaya ella; yo soy el que pago por la casa o lo contrario que se vaya él, yo me quedo con los niños… La idea general corre por esos carriles y es aquí donde entra la idea con la que comencé a escribir esta entrada: si hay algo que me da miedo es lo masivo. Las grandes masas de gente me atemorizan; pero mucho más lo hacen estos centros urbanos gigantescos. Siento que me falta el aire, que me sofoca tanto concreto y, sobre todo, tanta uniformidad. Cuando me encuentro en un sitio así siento una especie de vago horror al ver las luces de las TV´s encendidas por las noches y cómo se van oscureciendo esos departamentos uno a uno tornando todo en un decorado oscuro, apagándose como almitas que se olvidan de sí mismas ¿Qué sueñan esas personas? Me pregunto una y otra vez y creo escuchar la voz de mi amigo diciendo «No te preocupes por eso; todos piensan lo mismo, todos sueñan lo mismo».

Una galería de sitios alrededor del planeta. Para ver las imágenes en mayor tamaño, hacer clic sobre una de ellas.

13 comentarios el “Un miedo personal.

  1. Buenísima entrada!!! Estoy totalmente de acuerdo. Las masas me horrorizan. El «ir por el manual» haciendo todos lo mismo. El ser como la mayoría. Todos viviendo igual y pensando igual. Y si un día te sales de lo establecido ya eres el raro, el que ha cambiado, como si cambiar y evolucionar fuera una lacra. Me ha parecido genial la manera de contarlo. Afortunadamente podemos decidir ser distintos. Um beso

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    • Borgeano dice:

      Muchas gracias por tus conceptos, Ana; es un placer tenerte por aquí. Coincido contigo en que salirse «del común denominador» es motivo suficiente para ser señalado como «raro», en mi caso personal, como siempre fui así (he sido la oveja negra de la familia desde que tengo uso de razón) ya es una costumbre que, incluso, disfruto. No es que pretenda «ser diferente»; sino que sólo quiero «Ser yo mismo» y eso siempre es poco usual. Perdón por el exceso de comillas.
      He pasado por tu sitio y me ha gustado mucho; pero estoy complicadísimo de tiempo, así que te pido un poquito de paciencia y pasaré a visitar tu casa como corresponde.

      Un abrazo.

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      • Las comillas marcan la «diferencia». Y das en el clavo, no es ser distinto, sino ser uno mismo, que ya es todo un logro. Nos pasamos media vida intentando no sobresalir de la manada para darnos cuenta a estas alturas de que lo genial es buscar tu propia tribu.
        Pasate cuando quieras. La puerta sigue abierta. Un beso raro raro.

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  2. Te entiendo.El rumbo de la vida en la tierra va hacia la masificación.
    Pero siempre tenemos la opción de vivir más acorde con nuestros ideales y sentimientos. Yo nací en una pequeña aldea rodeada de montañas… y he vivido más de cuarenta años en una gran ciudad. Y lo peor no es la uniformidad de pensamiento, es la indiferencia, nos hemos vuelto indiferentes a las desgracias ajenas. Alienados. Sumidos en un individualismo ciego y sin principios… pero siempre hay quien dice que no.
    En estos momentos se está desarrollando un movimiento socio-económico basado en el decrecimiento, y en la economía del bien común.
    Algunos piensan que hemos traspasado el umbral del no retorno, o punto de inflexión, y que esta sociedad capitalista como tal desaparecerá. Tus fotos son la expresión de hasta donde nos lleva éste sistema inhumano.
    A mi memoria viene aquél libro de Schumacher, «Small is beautiful»…

    Un abrazo

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    • Borgeano dice:

      Como siempre, Xabier, tus comentarios son impecables y dignos de compartir punto por punto. Aquí hay varios problemas que se cruzan y que complican el panorama general. Soy oriundo de Mar del Plata, una ciudad bastante peculiar en cuanto el sistema y ritmo de vida (peculiaridad que sería largo detallar aquí) y he vivido en grandes ciudades como Buenos Aires o Miami como en pequeños pueblos (uno de apenas 800 habitantes, durante poco más de dos años). Uno de los problemas tangenciales a este tema central es el de la domesticación de los individuos. Todo tiende a la masificación, como bien dices ¿pero qué fue primero, el conglomerado o la necesidad del conglomerado? y también ¿la gente es consciente de que pueden tomar otras decisiones? A lo largo de mi viaje me he encontrado con muchísimas personas que me han dicho «Me encantaría poder hacer lo que haces tú, viajar así, libre y a tu gusto» ¿Y por qué no lo hacen? En muchos casos su situación no lo permite y es comprensible; pero en muchos otros casos no lo hacen por costumbre o por miedo.
      Con respecto al sistema capitalista, soy de los que piensan que este sistema debe desaparecer o ser modificado de tal forma que poco quede de él. Éste es otro tema complejo y que será mejor tratar en otro momento.
      Nuevamente agradecido por tu comentario.

      Un abrazo.

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  3. Más allá de los que puedan habitar esos lugares y de su posible fealdad y uniformidad de pensamiento, las fotos me han gustado mucho.

    Un abrazo.

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    • Borgeano dice:

      De acuerdo con ello, Alberto; sin duda las fotos tienen una fuerza estética muy interesante ¿Por qué será que las repeticiones gustan tanto? Salvo uno o dos casos, creo que estéticamente esos edificios no son del todo feos; la cuestión que toqué en la entrada va un poco más allá de esas fachadas; va a lo que pasa dentro o detrás de esas fachadas, pero son dos temas diferentes.

      Un abrazo.

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  4. Shira Shaman dice:

    Me has hecho transitar por esas calles que llevan a suburbios de casas de sueños comprados a granel, por pequeños esclavos que día a día se han olvidado de vivir realmente. ¿Qué sueñan? Me gusta en ocasiones imaginar que entro a esas casas y con tristeza reconozco que esos sueños se esfuman frente a un televisor o una computadora comprada a plazos como su corta vida.
    Besos y abrazos que te alcancen para vencer algunos temores y disfrutar el fin de semana 😉

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    • Borgeano dice:

      Trataremos de disfrutar el fin de semana sin pensamientos tan negativos. Lo que dices «Casas de sueños comprados a granel» está muy bien, por cierto. Y así es: los sueños también se compran a granel, a veces, pero son sueños comunes, también masivos y copiados unos a los otros. Los únicos sueños válidos son los personales, al igual que las vidas.

      Un fuerte y buen fin de semana para ti.

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  5. Por lo que observo en las fotos se mezclan conceptos muy distintos, no es lo mismo la pobreza que reflejan las fotos 5 y 7, por ejemplo, que las altas torres que encierran lujo.
    Lo que para unos es agobio para otros es lo contrario.
    Y el miedo… el miedo siempre es libre.
    Un abrazo.

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    • Borgeano dice:

      Son diferentes las causas y las consecuencias, Isabel; pero el tema de fondo, el hacinamiento y la uniformidad como determinante de las conductas de las personas, permanece. Muchas veces he encontrado mayor libertad en la gente de sectores humildes que en la gente adinerada; éstos son más propensos a volverse conservadores y hasta violentos con tal de proteger sus bienes materiales.
      El miedo siempre es libre, de acuerdo; pero hay algunos con raíces más profundas que otros.

      Un fuerte abrazo.

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  6. Rosa Ave Fénix dice:

    Una vez más estamos de acuerdo… He estado en N.Y., Tokio, Bangkok, Beijing y más… claro que me ha gustado visitar esas ciudades, pero nunca viviría en una población con tantos millones!!!! Barcelona, mi ciudad de la cual estoy enamorada, es grande, pero no con esa locura de esos otros lugares y menos en una ciudad «colmena» pues la verdad es que parecen celdas de las hormigas y todo el mundo parece trabajar a toque de silbato.
    Un abrazo… sin agobiar! jeje

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    • Borgeano dice:

      Yo sí he vivido en algunas de esas grandes ciudades y si bien uno se adapta, no quiere decir que eso sea lo mejor o, siquiera, lo recomendable. También he vivido en pequeños pueblos (de 800 habitantes, por ejemplo) y si tienen lo suyo, después de un tiempo uno enloquece pero de tedio. Creo que, como suele ser en general, lo ideal está en el término medio. Eso sí, la colmena nunca; si debo vivir en un sitio grande prefiero seguir manteniendo, dentro de todos los límites, mi identidad.

      Un abrazo para ti (los tuyos nunca agobian, por fortuna).

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