Releyendo los prólogos de los libros de Borges para la entrada de ayer encontré, en el prólogo a El otro, el mismo, la siguiente anécdota borgesiana acompañada de un maravilloso corolario: “En su cenáculo de la calle Victoria, el escritor ―llamémoslo así― Alberto Hidalgo señaló mi costumbre de escribir la misma página dos veces, con variaciones mínimas. Lamento haberle contestado que él era no menos binario, salvo que en su caso particular la versión primera era de otro. Tales eran los deplorables modales de aquella época, que muchos miran con nostalgia. Todos queríamos ser héroes de anécdotas triviales”. La broma es una muestra de la impecable ironía de Borges, de la que ya alguna vez tomé nota aquí; pero no es de eso de lo que quiero hablar hoy, sino de la última oración que copié: “Todos queríamos ser héroes de anécdotas triviales”. Creo que hay una profunda enseñanza en esa expresión. Querer ser un héroe de anécdota trivial es querer ser un héroe menor, un remedo de hombre, un pseudo-héroe, de hecho. Si vamos a ser héroes seamos, al menos, uno digno de tal nombre. Seamos lo que queramos ser pero con convicción y con la plena conciencia de ello, no con el afán conformista de quien cree que llegó a la meta por tener un título colgado en la pared o por haber recibido un aplauso alguna que otra vez. Apuntemos alto, intentémoslo con todas nuestras fuerzas, dejemos la vida en ello que, de todos modos, es lo que vamos a dejar en el camino. Seamos un médico, un profesor, un astronauta, un chef, una enfermera, un músico, un caminante, un poeta o lo que sea; pero no olvidemos que hay que ser; definitivamente, ser. Ser eso que deseamos, a veces, cuando nadie nos ve; lo que sea, menos un héroe de anécdota trivial.
Fíjate que a mí me encanta esa frase, y me parece genial. No creo que todo deba basarse en grandes hazañas, la vida no son siempre fuegos artificiales. Las anécdotas triviales son las que a veces quedan en el recuerdo, y las que van dejando nuestra vida marcada de pequeñas cicatrices que definen quiénes somos.
Me gustaLe gusta a 1 persona
El tema de las «grandes hazañas» es una deformación que nos viene dada por un sistema ridículo que nos dice que todos «somos genios» o «estamos destinados a grandes cosas», etc. A veces no hace falta tanto, sino hacer lo que nos corresponde de la manera más consciente posible. Sin duda que alguna anécdota notable siempre queda en nuestro recuerdo, pero la suma de nuestra vida está formada por las anécdotas pequeñas y triviales.
Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 2 personas
Ser, grandes héroes anónimos, de esas historias que nadie narra.
Un abrazo
Me gustaLe gusta a 1 persona
Ser nuestros propios héroes ¿no? Algo así. Tal vez ni siquiera deberíamos usar esa palabra: «héroes». si la pensamos un poco más bien parece ser una imposición típica del gran hermano del norte (el cual parece sentir una fascinación inenarrable por ese término y por otro no menos ubicuo: «súper»). Tal vez, como siempre, la verdad se encuentre en otro sitio mucho más modesto. El nuestro, sin ir más lejos.
Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
En el libro Crátilo de Platón, en el diálogo entre Hermógenes y Sócrates, se cuenta una curiosa explicación del significado de la palabra, que difiere bastante del concepto que todos tenemos:
…/… HERM. – Creo, Sócrates, que también yo estoy plenamente
de acuerdo contigo en esto. Pero, ¿y héroe? ¿Qué sería?
SÓC. – Esto no es muy difícil de imaginar, pues su nombre
está poco alterado y significa la génesis del amor.
HERM. – ¿A qué te refieres?
SÓC. – ¿No sabes que los héroes son semidioses?
HERM. – ¿Y qué?
SÓC. – Todos, sin duda,
SÓC. – Todos, sin duda, han nacido del amor de un dios
por una mortal o de un mortal por una diosa. Conque, si observas también esto en la lengua ática arcaica, lo sabrás
mejor: te pondrá de manifiesto que, en lo que toca al nombre,
está muy poco desviado del nombre del «amor» (érōs),
del cual nacieron los héroes (hérōes). Esto es lo que define
a los héroes, o bien el que eran sabios y hábiles oradores y
dialécticos, capaces de «preguntar» (erōtân), pues eírein es
sinónimo de légein (hablar). Así pues, como decíamos hace
un instante, los que, en la lengua ática, reciben el nombre
de héroes aparecen como oradores y hábiles interrogadores;
de modo que la raza heroica es raza de oradores y sofistas…/…
Un abrazo heroico
Me gustaLe gusta a 2 personas
Xabier; muchísimas gracias por el nuevo aporte. Me parece un añadido impecable y es muy probable que lo use dentro de un par de días para una entrada. Gracias, gracias, gracias.
Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Qué buen aporte de Xabier al tema, no conocía la etimología de héroe. Debo decir, por principio de cuentas, que en general la palabrita me choca, me saca urticaria justo por lo «divino» que implica, pero vista en el contexto que apuntas y con el añadido de la etimología me aventuro a pensarla como la forma terrena de hacer que se asome lo que de dioses podríamos tener, lo que de trascendentes podemos presumir. Así, bienvenida. Así, me sumo totalmente.
Abrazísimo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Acabo de leer a Xabier (al igual que a tu comentario) y me parece un aporte impecable. Al igual que a ti, Julia, el término «héroe» me choca(ba) debido alcance actual de la palabra; pero considerándola bajo este punto de vista ya tiene otro cariz mucho más rico, más profundo, más digno de ser usado. De todos modos, el uso coloquial que tiene el término nos obliga a ser cautos fuera de un ámbito muy específico, ya que todos lo usan en ese sentido que tan poco nos gusta. En fin, que si lo usamos entre nosotros sería otra forma de cerrar el círculo un poco más y parecer un poco más elitistas, lo cual no me molesta en absoluto.
Abrazos.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Eso de ser elitistas («mamones», en castellano canónico) me suena re bien. Así, pues, seamos heroicos y mamones. Abrazos
Me gustaLe gusta a 1 persona
Siempre se dijo que hay que apuntar muy alto, porque el cansancio, las dificultades y el tiempo rebajará nuestras expectativas…, saludos.
Me gustaMe gusta