La esticomancia era el arte de leer predicciones en una búsqueda azarosa en los libros. Todo viene desde el Imperio Romano y la Edad Media. En esa época practicaban un método de adivinación o predicción del futuro conocido por Sortes Virgilianae, que consistía en que una persona formulaba una consulta sobre su futuro y, acto seguido, seleccionaba al azar un pasaje de la Eneida de Virgilio. El pasaje se leía y se interpretaba como respuesta a la consulta. Ese juego puede llevarse a cabo hoy y suele hacérsle a menudo (hoy lo llaman, de manera algo más obvia: bibliomancia). Es muy divertido si uno no anda creyéndose todo lo que lee.
Hay, como todos sabemos, muchos otros libros que cumplen con esa función profética y que además suman otras muchas enseñanzas morales y demás. Todos los conocemos, no hace falta andar nombrándolos.
Yo, por mi parte, suelo tener mis propios textos sagrados y en este momento ese lugar lo ocupa José Saramago y esa recopilación póstuma que es En sus palabras. Allí encuentro mucha más sabiduría que en cualquiera de los otros textos que habitualmente se usan para esos efectos.
La serendipia de abrir una página al azar y colocar un dedo, también al azar, para encontrar una respuesta que aclare nuestros pensamientos no es necesaria con este libro. Ella se encuentra en cada una de las páginas y lo único que se hace necesario es el deseo de aprender manteniendo la mente abierta. Nadie que se acerque a él con ideas preconcebidas —y menos aún si lo hace munido de dogmas arcaicos— podrá sacar nada de provecho.
Y eso es todo. O casi todo, porque de nada sirve el conocimiento si no se lleva a la práctica eso que se aprende. Lógica, empatía, tranquilidad, sabiduría, no son nada si se mantienen cerradas a la acción en beneficio de todos. Acompáñenme a esta misa profana pero exquisita; están todos invitados sin distinción alguna, como debe ser.
La lucidez de Saramago es inmensa… no puedo añadir nada más. Solo hay que leerlo y llevarlo a la vida en forma de actos.
En estos tiempos de crisis moral, política, social… es donde su «Ensayo sobre la lucidez» se hace más urgente.
Buen domingo
Un abrazo.
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Exacto Xabier; Saramago es impecable por donde se lo mire. Desde su ética y estética Saramago es una cima y no se me ocurre nada más para agregar que solo: hay que leerlo.
Un abrazo.
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Efectivamente. Todo lo que he leído de él me ha parecido extraordinario. Aún me queda muchas obras suyas por leer.
Un abrazo
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Efectivamente. Todo lo que he leído de él me ha parecido extraordinario. Aún me queda muchas obras suyas por leer.
Un abrazo
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En el 2012 leí todo Saramago, todas sus novelas, su poesía y sus memorias. Me quedó por sin leer sus dos vol{umenes de diarios, Claraboya (la que se editó luego de su muerte) y éste En sus palabras. Desde hace unos meses que tengo ganas de volver a leerlo completo (Releí Caín hace un mes, tengo la entrada pendiente). Para mí Saramago ha pasado a ser el mascarón de proa. Primero está él, luego Borges, luego todos los demás.
Un abrazo.
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Vaya. Un año bien empleado. Yo nunca he leído toda la obra de un escritor en tan poco tiempo. Y mira que soy de esos que cuando comienza con un escritor lo lee casi todo. Me pasó recientemente con Bolaño, y con Bradbury.
Un abrazo
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En aquel año aproveché que un periódico argentino editó toda la obra de Saramago en muy buena calidad y a un precio muy accesible. Así que cada quince días tenía un volumen nuevo y esa constancia en la publicación me ayudó a hacerlo en tan breve tiempo. Claro, Saramago fue el principal causante de ello. También ese diario editó a Coelho y no compré ni un solo volumen, ni siquiera para prender el fuego del clásico asado argentino.
Un abrazo.
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No voy a Misa, pero si por ir, el ser humano fuera más lúcido e inteligente, practicara lo bueno que aprende y hubiera paz en el mundo, iría… Y seguiría leyendo a Saramago. MJe ha encantado leerte, como siempre. Un fuerte abrazo.
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Gracias nuevamente. Debemos crear nuestras propias misas, nuestros propios sistemas de valores, en definitiva. Pero esta vez sí que sean válidos y, sobre todo, que estemos seguros y deseosos de querer llevarlos adelante; solo así podremos ayudar a la humanidad a adelantar un poco.
Un abrazo.
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No es cuestión de ritos religiosos sino de principios morales vividos…, un saludo.
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Ése es el punto, Tintero; yo considero que hay más y mejores principios morales en Saramago que en el Papa o en el Imán de Bagdad. Son puntos de vista, claro, per tan válidos unos como otros; no se quiere ofender a nadie de este lado.
Un abrazo.
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Otro abrazo.
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