El lenguaje es un virus.

Cronenberg - Buroughs 01

Leer a William Burroughs excede el mero acto de acceder a la obra de un escritor; leer a Burroughs es aventurarse, arriesgarse, someterse a nuevas reglas que, además, van modificándose de manera constante. En la obra de William Burroughs el sujeto se encuentra manipulado y transformado por los procesos de contagio. El lenguaje es un virus que se reproduce con gran facilidad y condiciona cualquier actividad humana, dando cuenta de su intoxicada naturaleza. Los textos de Burroughs proliferan sin principio ni fin como una plaga, se reproducen y alargan en sentidos imprevisibles, son el producto de una hibridación de muy diversos registros que no tienen nada que ver con una evolución literaria tradicional, sus diferentes elementos ignoran la progresión de la narración y aparecen a la deriva desestructurando las novelas de su marco temporal, de su coexistencia espacial, de su significado, y posibilitando que sea el lector quien acabe por estructurarlas según sus propios deseos.

Cronenberg - Burroughs 02

Los libros de Burroughs, claro está, no son aptos para ser llevados a la pantalla; aun así David Cronenberg lo hizo en 1991 con la fragmentaria novela Naked Lunch (El almuerzo desnudo). Para ejemplificar esos procesos de contagio de los que hablé antes, para mostrarnos que el lenguaje es un virus, Cronenberg recurre a una imagen por demás poderosa: la máquina de escribir de Bill Lee (alter ego del mismo Burroughs) se convierte en un insecto que, además, se dirige a él en un cruce paranoico-psicótico por demás particular.

El lenguaje es un virus del espacio exterior es, tal vez, la idea más conocida de Burroughs y sin duda, la mejor de todas. La idea no es tan delirante como parece en un primer momento. Si la pensamos un momento podemos ver que un virus sólo tiene por objetivo el reproducirse y utiliza a otros seres animales como huéspedes y vehículos para ello. El lenguaje, para Burroughs, es independiente del hombre y no es hablado por éste, sino que es el hombre el que es hablado por el lenguaje. En esto Burroughs se adelantó en ocho años al trabajo filosófico de Jaques Derrida, quien en su también famoso dictum dijo: No hay nada por fuera del lenguaje.

Y mal que no pese, eso es cierto. Cada vez que necesitamos transmitir algo nos valemos del lenguaje; si intentamos explicar o explicarnos algo necesitamos del lenguaje; si sólo pensamos en algo usamos lenguaje. No podemos evitarlo; no podemos evadirnos de él. Somos, lo queramos o no, los portadores de ese virus llamado lenguaje; y también sus transmisores.

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19 comentarios el “El lenguaje es un virus.

  1. Ufff, vaya tema el de hoy! Inquietante posibilidad.
    El pensamiento, como predecesor al lenguaje, nos posee, somos victimas de él, o cómplices.
    Dejar de pensar es ciertamente difícil, no imposible. Ahí tenemos las experiencias con la meditación. (Luego volveré a este punto)
    El pensamiento-lenguaje, ¿nos eleva del proceso evolutivo?
    Los humanos ¿nos diferenciamos de los animales por el pensamiento-lenguaje-escritura?
    Creo que las expectativas sobre nosotros los humanos, están por sobre nuestro comportamiento. Nos auto-sobrevaloramos como especie.
    Si ese trinomio que he citado tiene que ver con la Razón, (señor Kant), el humano es generalmente irracional. Nuestra forma de vida así lo demuestra.
    Si el lenguaje es un virus, su fin último ha de ser poseernos y eliminarnos. Ciertamente nuestro comportamiento parecería darle la razón a Burroughs.
    ¿Vivimos en una realidad mental?, por ende una realidad que se expresa en pensamientos-palabras. Dice la tradición zen que todo es mente, que la verdadera realidad aparece cuando abandonamos el pensamiento de forma voluntaria…
    No es la mente, no es el Budha, no es nada. Dicen los budistas.
    ¿Vivo sin vivir en mi? como dicen los místicos occidentales…
    Nuestros sentidos captan una parte de la realidad tridimensional. Ésta a su vez, queda condicionada por ese trinomio que he citado, y modificada por nuestra carga psicológico-emocional que son nuestras experiencias vividas.
    ¿El lenguaje es un virus? no lo sé, pero su comportamiento así lo deja intuir.
    Incluso si estudias textos antiguos de la humanidad, aparece el lenguaje desde el principio de los días. La tradición cristiana con: «el principio era el verbo» y después, con el caos de la confusión de las lenguas de la torre de Babel. En el judaísmo cabalístico, con su lenguaje alfanumérico. El árbol de la vida de la Kábala, los sefirots que conectan la tierra con el cielo…
    Si a todo esto añadimos la cibernética (el funcionamiento de un pc, se basa en un lenguaje) podemos atisbar, con cierto escalofrío, en la posibilidad de que seamos una «creación» artificial, imperfecta…
    Amigo, el tema de hoy da para mucho. No quiero extralimitarme demasiado.
    Gracias por acercarme a un autor que desconocía. Lo añado a la lista de lecturas pendientes.

    Abrazo, con letras ;-(( que remedio!!!

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    • Borgeano dice:

      Éste es un tema complejo pero que me gusta mucho, muchísimo. En tu segunda oración dices «El pensamiento, como predecesor al lenguaje» Te digo que hay algunos filósofos que llegan a decir que el lenguaje es predecesor del pensamiento; lo cual complica más las cosas o las coloca en un nivel totalmente diferente. Sin duda alguna, estamos de acuerdo en que el ser humano se auto-sobrevalora; afortunadamente también eso se está modificando y poco a poco nos vamos poniendo en nuestro sitio (si llegaremos a hacerlo del todo o de si la velocidad con la que estamos cambiando estos paradigmas es la adecuada es una discusión diferente). Sería más que interesante el poder comprender o analizar el lenguaje de algún animal; sobre todo para empezar a determinar con una mayor precisión (dentro de lo posible) qué fue primero si el huevo del lenguaje o la gallina del hombre (hay algunos casos interesantes: el análisis de los delfines y ballenas v.gr.: Carl Sagan en La conexión cósmica y Cosmos, respectivamente (aunque hay estudios especializados estos tienen la virtud de la buena divulgación) y el análisis del lenguaje de los grandes simios. Hay un caso que me parece fascinante: el de la gorila Koko, quien fue atrapada mintiendo y que también sufre por imágenes televisivas –se niega a ver escenas tristes de películas que ya conoce– o quien se aisló para llorar cuando el gato que tenía como mascota murió repentinamente).
      Las preguntas que planteas sobre si el lenguaje nos eleva del proceso evolutivo y luego el enlace con la razón me parecen interesantes y coincido con ellos en parte. El lenguaje no nos eleva del proceso evolutivo; ES parte del proceso evolutivo, pero eso no necesariamente nos vuelve, como bien indicas, más racionales, aunque nuestro antropocentrismo así nos lo haga parecer. Claro, al decir esto siento un enorme malestar, ya que si hay algo que no quiero es ser tildado de irracional (todos tendemos a decir «El ser humano es irracional, menos yo». Es decir, criticamos al antropocentrismo y de inmediato nos volvemos antropocéntricos. Esa contradicción tampoco me deja muy bien parado, lo reconozco.
      La idea de Burroughs creo que se afianza en el sentido de que el lenguaje nos sobrevive. En ese sentido sí actúa «como un virus». Somos sus huéspedes, lo alimentamos, lo cuidamos y luego, cuando morimos, él continúa (también nos ocupamos de reproducirlo) sin dejar de crecer y mutar en el ínterin.
      Lo del zen (filosofía que me agrada mucho, ya hablamos de ella) también es relativo. Puede conseguirse cierta paz o tranquilidad mental, pero no hay modo de explicarla si no es por medio del lenguaje. Incluso no es posible explicárnosla a nosotros mismos. De allí que esa idea de que el lenguaje precede al pensamiento también aquí parece cobrar cierto sentido. Si no hay pensamiento no hay lenguaje ¿o es al revés?
      Muy buen acopio de disciplinas y ejemplos: mitología, historia, cibernética, etc. Como bien dices, es una idea escalofriante.
      Burroughs es un autor interesante, sobre todo su El almuerzo desnudo, aunque no es fácil por esos cambios temporales, falta de estructura narrativa tradicional, etc. También es muy interesante su biografía; te recomendaría algún buen artículo, pero no recuerdo ninguno digno en este momento (dos datos: Burroughs escribió El almuerzo desnudo sin saberlo. Estaba tan drogado que escribía y dejaba las hojas tiradas al azar. Dos amigos suyos de la época, dos escritores beatnicks, recogieron todas esas hojas y cuando Burroughs se recuperó se las devolvieron. Por esa época, también, Burroughs tenía la costumbre de jugar, con su esposa, a una versión libre de Guillermo Tell. Ella se ponía un vaso de agua sobre la cabeza y él le disparaba con una pistola. Un día falló y, obvio, la mató. Tuvo que huir (estaban en Tánger en esos momentos) para escapar de las autoridades).

      Bien, quedaron cosas en el tintero, peor ya las iremos desgranando.

      Un fuerte abrazo.

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      • Convivo con animales, en casa son mayoría, y siempre he tenido la inquietud de conocer su forma de «pensamiento». Evidentemente poseen un lenguaje. Pero, como comenté antes, si en los humanos el pensamiento precede al lenguaje, (es una teoría más) de alguna forma deben tener pensamientos. No lo afirmo, es una suposición. Son temas que me inquietan, y que me habría gustado poder estudiar.¿Se puede ser estudiante toda la vida? La verdad, hay tantas cosas apasionantes por conocer, que dedicarle tantas horas a conseguir dinero para sobrevivir, me parece una forma de despilfarro de tiempo enorme. Entiendo que esta forma de pensar mía, es cuanto menos extraña. Pero es uno de los pilares de mi filosofía. (Gnosce te ipsum) Y aunque así fuera, hay tantas cosas por conocer que una vida humana no creo que alcance. Por eso, siempre me ha fascinado los grandes genios de la humanidad, aquellos que destacaron en múltiples facetas, como Leonardo Da Vinci o Rudolph Steiner.
        Bueno, sin alejarnos del tema, me ha sorprendido lo que cuentas de la vida de Burroughs. Y has conseguido sembrar la curiosidad por un escritor desconocido. Lo tengo en cuenta para próximas lecturas.
        Bueno, debo dedicar ahora parte de mi tiempo al sustento ;-((

        Un fuerte abrazo, también para ti.

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      • Borgeano dice:

        Creo, al igual que tú, que los animales tienen alguna forma de pensamiento. Claro no soy especialista en el tema así que no puedo dar pruebas pero, al igual que tú, empíricamente uno ha comprobado que no es solo automatismo lo que lo mueve, sino que hay algo más allí a lo que no podemos acceder por completo por la falta de un lenguaje común (y apareció la temida palabra) y nada más que eso. De todos modos, hay muchos casos en los que las pruebas son abrumadoras. Insisto en el caso de Koko y de otros primates, quienes han demostrado tener una forma de pensamiento elevado. Uno de los primeros orangutanes a los que se les enseñó a comunicarse por medio de una computadora (especial, diseñada a las capacidades físicas del animal) llegó a utilizar los símbolos de su teclado para formular pedidos que no estaban incluidos allí e, incluso, llegó a expresar pensamientos abstractos. Eso fue un paso notable para entender que hay procesos mentales que podemos llamar «pensamiento» en el cerebro de esos animales. En cuanto al lenguaje de cierta complejidad (o de lata complejidad, eso está por verse), sé que ya se ha probado en el caso de las ballenas, de los delfines y de los elefantes. Ya no podemos decir que los animales se manejan sólo por «instinto»; esa es una idea antediluviana; ahora hay que hacer comprender al resto de la humanidad que somos partes integrales de un todo, no que somos los elegidos de una creación que nunca ocurrió. Pero ese es otro tema.
        ¿Se puede ser estudiante toda la vida? ¡Pues claro que sí! Si así no fuera mi vida no tendría sentido alguno. Así de terminante soy al respecto. Como bien dices, no alcanzarían varias vidas para aprender todo lo que es necesario (si es que eso significa algo); así que pienso aprovechar ésta que me ha tocado en suerte hasta el último segundo. Como bien sabes, no poseo ni quiero nada material; sólo denme conocimiento, rutas, paisajes y gente bien dispuesta. llenarme los bolsillos con tiempo, no con cosas. Sí se puede ser un estudiante toda la vida; doy fe de ello.

        Un fuerte abrazo.

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  2. Mónica L. Soler dice:

    A mi el lenguaje, tal como lo usa Borroughs, me atrae poco, sin embargo, las películas de Cronenberg me encantan. El lenguaje se puede vomitar tal cual, pero también se puede jugar con él para crear belleza, y la máxima belleza es ser capaz de darle forma exacta al pensamiento, a lo abstracto, convertirlo, como dice Borges, en mapa del universo. Ese es el reto (y continúo con Borges) conseguir razonar lo eterno, lo intemporal y lo que llevamos dentro. En cualquiera de estos casos, el lenguaje siempre cumple su función: la necesidad de comunicar. Es una virtud poder comunicar, es una maravilla poseer el lenguaje como herramienta y como identidad.

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    • Borgeano dice:

      A mí ese tipo de lenguaje me fascina; me obliga a repensar constantemente los límites y alcances de mi propio lenguaje y, después, de todo lenguaje. Por otra parte ¿no podríamos considerar que Burroughs y Cronenberg usan el mismo lenguaje? Fragmentario, onírico-metafórico, no ilógico sino dueños de una lógica propia y particular… Cronenberg es genial, sin duda. Por su obra en general pero también por esas dos particularidades que fueron las adaptaciones de Naked Lunch y de Crash, de J.G. Ballard; dos novelas supuestamente «infilmables».
      La imagen que nos traes, Mónica (y no lo digo porque sea de Borges, valga la aclaración) es perfecta; atractiva en lo intelectual y en lo expresivo: el lenguaje como creador o intérprete del «mapa del universo». Me la llevo conmigo y la sigo trabajando en mis escritos.
      Por último, el lenguaje, estamos más que de acuerdo, es una maravilla de la que no somos del todo conscientes o del que la mayoría no está siquiera levemente consciente. Para seguir jugando con la idea del lenguaje como virus, podríamos decir que eso mucho no le molesta. Él va a trascendernos y superarnos.

      Un abrazo.

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  3. Leyla dice:

    Muy cierto tu post, Borgeano! Me quede pegada a las ultimas photos.. muy coqueta y dark la maquina 🙂

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  4. ¡Caray! hoy aca necesitamos algo mas suave…, porfa. Un saludos.

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  5. Me encantó tu artículo y sobre todo las máquinas… Yo entiendo el lenguaje como una capacidad que tenemos cada uno de expresarnos, más o menos bien, pero además como una necesidad básica de comunicarnos con lo que nos rodea.
    Gracias por recomendarme «La muerte tiene permiso» de Edmundo Valadés. Ya lo estoy leyendo, me lo trajeron el otro día de México. Y el primer cuento ya me dejó sin palabras.
    Un abrazo fuerte y feliz día.

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    • Borgeano dice:

      Me gustó eso de que el lenguaje sirve para comunicarnos «más o menos bien». Es preciso y cierto; más allá de que todos creamos que estamos siendo más que claros en nuestra exposición. Pero mucho más me alegró eso de que estás leyendo a Valadés y que te está gustando. Tomé mi ejemplar para recordar cuál era ese primer cuento y ya me dieron ganas de releerlo. Ahora estoy con otras cosas (dos queridísimos míos: Saramago y Schopenhauer); pero creo que en cualquier momento lo agarro de vuelta, cuento a cuento…

      Abrazo apretado.

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      • Tengo que agradecerte mucho esta lectura. Lo estoy disfrutando. Me gusta Saramago pero mi favorito es Schopenhauer, «El arte de ser feliz» fue mi libro de cabecera durante mucho tiempo en mi adolescencia… Y ahora que me lo recuerdas. Volveré a él. Un fuerte abrazo.

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  6. Yo creo que si no hay pensamiento no hay lenguaje y sin lenguaje no hay comunicación, y que de esta necesidad de comunicarse, de comunicar ese pensamiento es lo que nos lleva a tener un lenguaje, y es ahí donde surge el lenguaje como virus, ya que el fin de comunicar es en mayor o menor medida con la intención de influir en el otro e incluso a veces imponer nuestro pensamiento, y allí toma vida el concepto de virus puesto que ese mensaje/leguaje inoculado, ya como un virus, se reproduce por sí solo en el pensamiento del otro llegando a tomar el control de su pensar; pero entonces en ese caso toma forma que primero es el lenguaje y luego el pensamiento.
    Termino de escribir esto y me doy cuenta que no estaba del todo en lo cierto en el inicio de mi comentario. Ahora, (como he terminado escribiendo), creo que el lenguaje y el pensamiento son intrínsecos y generan una relación circular entre ambos, unas veces es primero uno y luego el otro, y siempre uno lleva al otro, aunque realmente el que termina asumiendo las riendas es el lenguaje, puesto que al final siempre nuestro pensamiento lo ajustamos y amoldamos al lenguaje; como decir y transmitir lo que tenemos en la mente. Hmm, pienso de nuevo. Entonces creo que vuelvo a estar equivocado y sea cierto que es el lenguaje el dominador del hombre como se me está revelando, sin yo quererlo con lo que estoy escribiendo. Al utilizar el lenguaje llegamos a modificar nuestro propio pensamiento, nos inoculamos a nosotros mismos ese virus que se reproduce internamente y nos hace cambiar o modificar la opinión o directamente nos genera una no del todo razonada.
    Lo dejo ya, si sigo con el lenguaje quizás vuelva a cambiar de opinión y deje más de manifiesto el pensamiento fácilmente voluble y permeable que tengo dominado por el lenguaje.

    NA: Hoy mi comentario quizás haya quedado un poco enmarañado, discúlpame ha sido el lenguaje. 😦
    Un abrazo.

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    • Borgeano dice:

      Tu comentario es perfecto, Alberto; perfecto en su «caótico» deambular. Me explico: siempre he dicho que el acto de escribir modifica nuestro pensamiento (de hecho tengo pensado un texto que creé hace poco en el diplomado de creación literaria, donde un hombre escribe una carta explicando sus motivos para «algo», aún no sé qué y poco importa. Pero el acto de escribir esa carta modifica su punto de vista, por la tanto la carta ya no es válida; entonces escribe otra carta, la cual vuelve a modificar su punto de vista, etc.). Esto lo he comprobado empíricamente hace ya más de una década. Por aquel entonces comencé a llevar un registro de los libros que leía, donde, además, escribía una crítica o comentario. Poco a poco me di cuenta de que el acto de escribir hacía que notara cosas de los libros leídos que hasta ese momento no me había dado cuenta. El acto de escribir hizo que mis lecturas fuesen más profundas, aún cuando ya hubiese terminado el libro. Eso fue lo que te ocurrió a ti en este comentario (y es de lo que hablé en aquella entrada mía de hace poco: «Por qué amo a mi blog»; recordarás que allí dije que responder a sus comentarios o comentar es sus blogs «me obliga a pensar»; es de esto mismo de lo que estoy hablando allí).
      Ayer me quedé pensando en el tema, luego de responderle a Xabier, y me fue imposible llegar a conclusión alguna. En el caso del budismo, por ejemplo, llegan a la «quietud absoluta» pero precisamente, allí no hay pensamientos ni palabras, lo cual tampoco ayuda, sólo nos indica que ambos, tal como tú dijiste, están más relacionados de lo que pensamos.
      Por último, me gustó muchísimo la idea que planteaste en tu primer párrafo. No había considerado el concepto de «virus» bajo esa óptica y te agradezco que la hayas sumado al debate. Empujado por las lecturas previas (es decir por el lenguaje ajeno) no noté ese punto interesantísimo que nos dejas: el de cómo a través de nuestro lenguaje «infectamos» el pensamiento ajeno. Me dejaste con mucho material para seguir trabajando, gracias por ello.

      Un abrazo.

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