Extraño y hermoso.

Sol

Es por  la mañana, mientras desayuno. Alguien me avisa de la muerte de otro alguien que alguna vez fue cercano, muy cercano, mucho. No siento nada. Cuando, hace unos diez días me avisaron de que estaba grave, ya en estado irreversible, no pude, tampoco, sentir nada. No pude desear el desenlace ni tampoco su recuperación. Todo me era tan indiferente como la misma noticia referida a un extraño. Alguna vez llegué a odiar a esa persona y tenía buenas razones para hacerlo. Pero ya no (a veces el odio es sólo una estrategia de defensa) [cita requerida].

Hablo con una amiga sobre el tema y ella me dice que hay que perdonar para estar en paz. Me observo y veo que, al menos en mi caso, es al revés y así se lo digo: Estoy en paz; tal vez por eso puedo perdonar (o no, no sé si podría hablar de perdón. Sólo es que ya no importa).

Esto no es una carrera. No hay podio de llegada ni medallas doradas. La única medalla dorada que conozco es la que está ahí arriba calentándome mientras escribo esto en la plaza de Morelia y a mi alrededor un ejército de voluntarios o algo así [cita requerida] limpia todo a mi alrededor.

Vuelvo a mí; a observarme. Miro mis manos, siento el calor del sol sobre mis hombros y avanzo un paso más allá, un paso más hacia mi interior y no veo nada de malo en esto de no sentir nada ante la muerte de alguien que alguna vez fue muy cercano. No hay nada de malo, me digo, en estar en paz. Levanto mis pies para que no me mojen cuando echan baldes y baldes de agua. Pasa un hombre vendiendo rosas y, aunque no tengo a nadie a quien regalárselas, le compro dos. Arriba, la medalla dorada sigue su camino y la gente a mi alrededor sigue con su cosas, ajena a todo.

Estar vivo es extraño. Extraño y hermoso [cita requerida].

24 comentarios el “Extraño y hermoso.

  1. No hay nada malo en no sentir nada ante la muerte de alguien que nos es indiferente. Lo extraño quizás es no sentirlo y tratar de fingirlo. Las rosas me las puedes regalar a mi porque me encantan, pero también puedes auto regalártelas, porque te las mereces. Un besito querido amigo.

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    • Borgeano dice:

      pues claro, son tuyas (¿una y una, te parece bien?). Gracias por tu palabras Ana; Estamos de acuerdo en eso que fingir sería mucho más raro y, sobre todo, mucho menos ético. Por suerte uno puede, dentro de todo, hacerse entender (lo digo por algunos comentarios muy amables dentro de mi propia familia).

      Abrazo apretado.

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  2. «Estoy en paz; tal vez por eso puedo perdonar (o no, no sé si podría hablar de perdón. Sólo es que ya no importa).[….] «un paso más hacia mi interior y no veo nada de malo en esto de no sentir nada ante la muerte de alguien que alguna vez fue muy cercano. No hay nada de malo, me digo, en estar en paz.»

    Estoy totalmente en sintonía con estos pensamientos tuyos!!
    Un abrazo.

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    • Borgeano dice:

      Es que nosotros debemos haber sido gemelos separados al nacer, Alberto (sólo que vos te mantenés mejor o mentís en la edad). Más allá de la broma, esa conversación con mi amiga me sirvió para notar específicamente eso: que me sentía en paz, pero una Paz así, con mayúscula. Creo que es una fortuna poder sentirse así; creo, modestamente, que algo abré trabajado para poder sentirlo. Sea como fuere, no pienso dejar ir esta sensación (si es que quiere irse) sin luchar por ella.

      Un abrazo.

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  3. Clara dice:

    Abre el horizonte sentirnos finitos..como la rosa ..

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    • Borgeano dice:

      ¡Clara! No sabes el placer que me da el encontrarte por aquí… Y cuánta razón tienes… «Abre el horizonte sentirnos finitos…» Es exactamente eso. No voy a entrar en disquisiciones filosóficas aquí y en este momento; pero esa frase me parece brillante y voy a usarla pronto. Gracias por ella y gracias por ti, por estar aquí, por todo.

      Un fuerte abrazo.

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  4. Entiendo perfectamente lo que sientes.
    Has puesto palabras a mis sentimientos cuando murió mi «padre» hace ahora dos meses.

    Un abrazo

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  5. susansutherlandcruz dice:

    Hay un libro fabuloso que se llama «me doy permiso». Al final hay que darse permiso para estar en paz sin sentirse culpable. 😊

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    • Borgeano dice:

      Gracias, Susana, lo buscaré; tal vez en este momento me sea más que necesario. La «culpa» es una palabra y una actitud que he aprendido a ir desterrando (no quiere decir que lo haya conseguido del todo) y que creo que es una de las más nocivas. Seguiré trabajando en ello y espero que ese libro me ayude a seguir avanzando.

      Un abrazo.

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      • susansutherlandcruz dice:

        Uno de los permisos que sugiere el libro es este: Me doy el permiso más importante de todos:el de ser auténtico. No me impongo soportar situaciones y convenciones sociales que me agotan, que me disgustan o que no deseo. No me esfuerzo por complacer. Es sencillo y liberador acostumbrarse a decir «no». No me justificaré. 😊.

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      • Borgeano dice:

        Gracias nuevamente. Creo que me encuentro en ese punto, precisamente, pero llegué aquí luego de un arduo y duro camino; creo que el libro que nombras puede ayudarme a llegar más rápido a los siguientes hitos del camino.
        Nuevamente agradecido.
        Un abrazo.

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      • susansutherlandcruz dice:

        🌹

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      • susansutherlandcruz dice:

        Yo aún estoy aprendiendo a decir «no». No veas lo que me cuesta. Creo que ya sé decir la N 😊

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  6. Me siento en paz. Vivo una segunda vida, una segunda oportunidad después de un buen «susto». No me querían allí arriba y me mandaron para abajo…, ¿tendría mucho trabajo pendiente que realizar? realmente lo importante es lo que haces con tu vida…, sentir…, elegir…, disfrutar… y siempre amar.

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    • Borgeano dice:

      Pues si tenían mucho trabajo pendiente, bienvenido sea. A veces esos «sustos» o, como en el caso que me ha tocado a mí, sirven para volver a centrarnos en lo importante de la vida; nos ayudan a ver y valorar lo que son los meros objetos y lo que somos nosotros y quienes nos rodean. Se habla mucho (y a veces de manera vacía) sobre el «vivir», etc.; pero creo que hasta que no nos toca vivir en primera persona una experiencia como estas no tomamos una real conciencia de lo que realmente significa. Todo esto reordena nuestros conceptos y allí sí que podemos empezar a visualizar toda nuestra vida de un modo mucho más certero y firme.
      Es un gusto tenerte aquí, en todo sentido.

      Un fuerte abrazo.

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  7. cristinafra dice:

    Que puedo añadir a vuestras palabras. Ese sentirse en paz es para mí lo más importante, es el haber subido esos peldaños en la experiencia en la vida y saber poner las cosas en su sitio.
    Te comprendo perfectamente

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    • Borgeano dice:

      Lo noté de una manera muy profunda, querida Cristina. Estar sentado allí en esa plaza escribiendo este texto fue la conclusión inevitable; pero aún así creo que no pude transmitir del todo esa sensación (¿podría alguien hacerlo, de todos modos?). En otro momento me hubiese sentido abrumado por la culpa (ya hablamos de esto) o por sentimientos contradictorios. Por fortuna, ya que me encuentro a la distancia y nada puedo hacer en ningún sentido, haberme sentido en paz (y haber sido profundamente consciente de ello) fue algo tranquilizador. Saber dónde estamos parados siempre lo es.

      Un abrazo.

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  8. BUENO ESTÁ. Es tan tardío mi comentario que quizá no valga la pena, pero aquí lo dejo: Tengo un libro titulado «No diga sí cuando quiera decir no. Aprenda a comunicarse de forma asertiva» de Herbert Fensterheim y Jean Baer que compré el 1 de agosto de 2005. Uno de estos días habré de echarle al menos una lectura rápida…

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    • Borgeano dice:

      En este caso en particular lo «tardío» no afecta en absoluto a la validez del comentario. Esa muerte de la que hablé en la entrada es tan definitiva como todas y eso hace que el tiempo, aquí, no tenga el peso que le damos los que estamos vivos. He visto el libro en tiempos pretéritos, Ildefonso; si le echas in vistazo me cuentas si sirve o no (me gusta mucho la precisión de la fecha de compra, te imagino tomando nota detallada de todas estas cosas).

      Un fuerte abrazo.

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