Poco a poco el aire se va haciendo más tenue, la luz más clara, las horas un poquito, apenitas más largas. Espero que todo siga así, no pretendo que mis días cambien de un momento a otro, como si fuese un montaje cinematográfico en el que un tiempo más o menos largo pasa en un instante. Me conformo con que las cosas vayan acomodándose en su sitio de manera sutil, aunque espero que constante. Mientras tanto, vuelvo a un tema recurrente en este sitio, como es el de bellas o curiosas librerías que podemos encontrar en diferentes lugares del planeta, y que se van sumando a la lista de sitios para visitar; sitios que para mí tienen el carácter de una atracción turística más. En este caso se trata de The Elliott Bay Book Company; estupenda librería ubicada en la ciudad de Seattle, Estados Unidos. Al buscar las fotografías con las que ilustraré esta entrada, no pude menos que recordar aquellas interminables tardes en Barnes & Noble o en Borders; tardes que uno podía pasar tranquilamente sentado en un cómodo sillón mientras leía lo que le viniera en gana. No sé si esa buena costumbre podría ser aplicable en nuestros países (¿Y por qué no?); pero no estaría nada mal hacer la prueba. Estoy seguro de que quienes entran a una librería y se sienta a leer, tarde o temprano sale con uno o más libros bajo el brazo. Esto lo saben bien los gringos, que en materia de comercio no tienen un pelo de tontos.
Pero ya, me estoy extendiendo demasiado. Disfruten de la galería de The Elliott Bay Book Company. Ya saben, para ver las fotos en mayor tamaño, hagan clic sobre una de ellas.
Gracias amigo Borgeano, por el recuerdo y ánimos que me trasladaste el día 25 cuando una gran librería con nombre cervantino acogía la presentación de mi poemario.
Gracias, porque tu entrada de hoy es un auténtico placer para mis sentidos, amo las librerías, por humildes que sean, no en vano tuve el privilegio de crecer entre aromas de papel y noble madera de una maravillosa librería de nombre «Cultura». Y ahí lo dejo.
Mi enhorabuena y un fuerte abrazo.
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Ya pasaré por tu casa para ver cómo anduvo todo (descuento que todo habrá salido de maravillas). Ese privilegio del que hablas también lo he podido vivir, aunque era yo, aun de niño, quien compraba sus propios libros. Sea como fuere, agradezco ese impulso mío y envidio, sanamente, ese pasado tuyo.
Abrazote.
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No hay nada que envidiar, pues tu has navegado desde niño entre historias de papel. Y el resultado se nota, Gracias y un abrazo.
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Palabra de poeta. Me las quedo y las atesoro. Gracias por ellas.
Abrazo.
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aww me encantan todas esas photos 🙂
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¡Tú tienes suerte porque estás más cerca que nosotros!
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El libro como protagonista .Me encantan las librerías… Bellas fotos .Gracias por compartir . Besos Borgeano. Elssa Ana
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Me alegra, Borgeano, que la luz vaya iluminando esos días que se acomodan con lentitud, pero que van encontrando su sitio.
Adoro las librerías, su luz, su olor. Desde pequeña me perdía en la biblioteca de mi padre con un libro en las manos mientras mis pies ni llegaban al suelo. Placer que siempre recuerdo con un gran cariño.
Un abrazote fuerte desde este lado, amigo mío.
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