Sombras.

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Hay una novela de Jospeh Conrad que lleva por título La línea de sombra. Esa imagen siempre me resultó atractiva (hasta tal punto que la uso como título y primera línea en uno de mis poemas) y suelo tenerla presente con bastante asiduidad. Hoy vino a mi mente en una charla con una amiga, en la que ella me aconsejaba no dejarme arrastrar a las sombras de cierta persona. “Bueno ―Dije yo―, hay sombras y sombras”; y esa idea tan sencilla nos pareció tan atractiva que seguimos charlando en detalle sobre ella misma. Las notas que siguen intentarán aclarar cuál es mi punto personal al respecto.

La novela de Conrad La línea de sombra (1915) es una breve historia que narra el tránsito de la juventud a la edad adulta. Los avatares de un joven e inexperto capitán que se hace cargo de un barco por vez primera, teniendo que afrontar las numerosas dificultades y contratiempos que surgen durante la travesía por los mares del Sur. El título La línea de sombra hace referencia, como el propio Conrad explica, al momento en el que la juventud se queda atrás y ante nuestros ojos aparece la región que nos introduce en el mundo del deber y de la responsabilidad. Esto es, de la madurez. Y es aquí donde entra la poca originalidad de mi idea, pero la cual siempre está presente; es aquí cuando uno puede decir Hay sombras y sombras. ¿Cuántas personas conocemos que la sombra que emiten es más dañina que los mismísimos rayos del sol del mediodía? Ésa es la razón por la cual esa idea poco original aparece una y otra vez: la falta de madurez de gran parte de la gente con la que nos cruzamos a diario. Es notoria la cantidad de personas que no se responsabilizan, jamás, por sus actos. Son incontables lo que ante la abulia y estupidez general sólo se limitan a decir tonterías como ¿Y qué vas a hacer? Las cosas son así y uno solo no puede cambiarlas… o quienes se niegan a cualquier acercamiento al arte o al pensamiento tildándolos de aburridos; cuando son, precisamente, estas disciplinas las que nos permiten crear un foco de luz que nos ayudarán a proyectar una sombra más poderosa, más profunda y más extensa.

Hay sombras y sombras decíamos hoy; y si bien estamos de acuerdo en que uno debe alejarse de aquellas que dañan o que no rinden ningún beneficio, también estamos obligados a enriquecernos lo suficiente como para que esa sombra nuestra sea todo lo rica y protectora que esté a nuestro alcance; y eso, como toda obligación moral, es un trabajo de todos los días.

10 comentarios el “Sombras.

  1. La falta de madurez es consecuencia de la poca consciencia que tiene la persona. En mi observación diaria contrasto que esta inmadurez o inconsciencia conlleva indiferencia, irracionalidad,irresponsabilidad, entre otras características primarias. Utilizando una terminología simbólica, cuánta más luz (conciencia) tiene una persona mayor sombra proyecta. Observa como en la oscuridad no hay apenas sombras. Y al mediodía es cuando las sombras que se proyectan son más intensas. Acostumbrados a la oscuridad, como explica Platón en el Mito de la Caverna, tomamos la sombra como realidad. Aterra a muchas personas atisbar la realidad de la luz… por qué?

    Parafraseando al filósofo podemos afirmar que, no solo no sabe, si no que no sabe que no sabe. Aquí es donde la ignorancia, la inconsciencia o inmadurez se hace más evidente. Y precisamente aquí es donde la educación, el arte, la filosofía debe expandir luz, mucha luz…
    Como cantaba León Gieco: a la luz del día le hace falta un guardián, muchas cosas ocurren sin ser vistas… (quizás porque siempre andamos con los ojos bien cerrados, atentos solo a nuestro ombligo)

    Este tema, como la mayoría de los que planteas, da para horas y horas de buena conversación querido amigo. Dejo aquí una pequeña pincelada para ir pintando ese inmenso cuadro que será tu post con el resto de comentarios que han de venir.

    Un abrazo

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    • Borgeano dice:

      He leído varias veces tu comentario, Xabier; primero ayer mismo, antes de acostarme, y luego un par de veces hoy por la mañana. Aquí sólo diré que te lo agradezco infinitamente; luego seré más explícito por otro medio. Hasta me has dado tema para la entrada siguiente.
      Gracias, de todo corazón.

      Un abrazo.

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  2. La sombra es esa doblez negativa que proyectamos a través del ego. Es un tema tan amplio y atractivo para pensar, para crear, y sí, como dice Xabier, tiene que ver con esa luz, que es la que proyecta nuestros actos. Cuánta más luz, más sombra. ¿Y qué hay en ese aparente vacío de la sombra? Todo lo que tú expresas, Borgeano, lo que insinúa la novela de Cornard, y tanto por descubrir en nuestros propios instintos. Me recordaste un poema que escribí hace años y que
    te lo inserto, entonces yo veía la sombra no tan negativa como hoy… A mi misma me sirve de
    reflexión frente al movimiento de la sombra.

    La sombra amada

    No sé de qué colores hoy las sombras se tiñen
    han llegado a mis ojos a celebrar la noche;
    cansadas de caminos, andrajosas y tristes
    se bañan en las aguas de mis internos llantos.

    Sus vestidos de noche calientan mi penumbra
    sombras que llegan, tantas, que ya no tengo espacio;
    necesito salones para todas las sombras
    y una sola me basta para llenar mis brazos.

    Se han quedado dormidas en mis ojos cerrados
    con sus gestos, sus formas, sus carcomidos tintes
    y ese afán de enredarse con el polvo que tocan.

    Dormidas y una sola recostada en mi pecho
    fundiendo sol y tierra con el viento y el llanto
    una sola, es la sombra, que celebra mi vida.

    Julie Sopetrán

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    • Borgeano dice:

      Creo que si nos acercamos a ellas metafóricamente, hay sombras positivas (las sombras de un artista o de una figura histórica, por ejemplo) y ni hablar de las sombras físicas (yo, émulo de Drácula o Lucifer, soy un ser nocturno y, si debo andar de día –y esto no es una metáfora, es algo cierto en un cien por ciento– siempre voy por la sombra, por el lado donde no haya sol). Claro, hablando metafóricamente podemos hacer eso y mucho más, he ahí la gracia de la escritura creativa. Fíjate tu poema, por ejemplo (creo que es uno de los mejores poemas que he leído de ti. Tal vez sea por la relación con el tema de la entrada y por los comentarios de los otros dos amigos que aquí están acompañándonos; sea como fuere, me parece fantástico. por ejemplo el verso «sombras que llegan, tantas, que ya no tengo espacio» me parece fan-tás-ti.co. ¡Estar tan habitado de sombras que ya no se tiene espacio! Por dios… es una imagen magnífica).
      Claro, el terceto final confirma lo que digo. Por suerte, querida Julie, aún hay «sombras y sombras».

      Un fuerte abrazo.

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  3. Shira Shaman dice:

    «Hay una cierta inclinación de Luz,
    Las tardes de invierno-
    Que oprime-como peso
    De Melodías Catedralicias-»
    Emily Dickinson Fragmento de Nadie puede enseñarla- Nadie-
    Cuando estamos atentos nos llegan mensajes. Tu lectura y reflexión me hizo conectarla con esa mujer que ayer cumpliera 130 años de muerta y cuya obra no fue expuesta hasta después de su muerte. Y lo enlazo por las sombras, pues creo que son un reflejo de la luz, luz que nos rebasa si no sabemos manejarla y por lo contrario nos dejamos avasallar por esa sombra. Coincido contigo en la responsabilidad de enfrentar en algún punto de nuestras vidas nuestros actos y no mantenernos ocultos tras la sombra de un pasado que nos encadena a personajes que nos asfixian. El arte inunda todo, desde lo más dulce hasta lo más cruel; a quienes amamos el arte, éste nos llena de luz e incluso nos emociona con las sombras que permitieron crear algunos artistas. Tenemos en nuestras manos la masa que moldea nuestras vidas y de nosotros depende estar bajo la sombra de un buen árbol, dejando de lado las otras sombras que nos lastiman. Gracias me voy pensando.

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    • Borgeano dice:

      Me gustaron esos versos de Dickinson: «Oprime como peso de Melodías Catedralicias». Es una buena imagen, no cabe duda de ello. En cuanto al tema en sí, el cual, insisto, no tiene una mirada muy original pero que al menos considero verdadera, a veces nos encontramos con esas personas que nos mantienen bajo su sombra y, precisamente por estar bien allí o porque no nos damos cuenta, nos vamos abandonando a su influjo, a su poder. De allí que termine la entrada personalizando el tema, ya que no siempre hay que «mirar hacia afuera»; sino que también hay que dar el paso siguiente: adentrarnos en nosotros y ver qué hacemos con todo ello.
      Perdón por lo confuso de mi respuesta; es demasiado temprano para mí y todavía no coordino bien. Mañana irá un post relacionado a esto. Espero estar más lúcido cuando lo escriba.

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  4. Es todo un lujo literario esta entrada de hoy; no voy a disertar sobre sobre las sombras, sólo decir que me ha apasionado el tema y el texto que escribiste ¡enhorabuena y gracias!
    Y gracias a Julie por agregar a su comentario un soneto bellísimo.
    Un gran abrazo.

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    • Borgeano dice:

      Creo que, de todos modos, no logré transmitir con precisión lo que quería (a veces el blog tiene esa contra, brevedad versus claridad; y muy pocas veces pueden lograrse ambas cosas al mismo tiempo); de todos modos, la idea general está allí y me alegra que haya tenido tan buena recepción, incluidas tus palabras.

      Un fuerte abrazo.

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  5. cristinafra dice:

    Una entrada muy enriquecedora

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