La verdad es lo que todos buscan pero que nadie quiere. Cuando la encuentran escapan de ella como si de la peste negra se tratara. Mejor nos vemos en otro momento ¿Sí? Por eso las relaciones creadas y mantenidas por medio de las redes sociales son tan frágiles y confusas. Los seres humanos no estamos hechos para las distancias; necesitamos la carne y el conocimiento de la carne. Ese tiro de gracia que le pegó a nuestro ego la revolución intelectual que va montada a caballo entre el siglo XVIII y el siglo XIX y que dejó bien en claro que no somos el centro del universo y que sólo somos animales precarios no nos deja otra salida que trabajar con esas herramientas: ser lo que somos e intentar con ello ser un poco mejores y nada más. Pulir la especie; mejorar el metro cuadrado que nos toca habitar y no molestar demasiado a los que están en los metros cuadrados adyacentes. Pero ese es otro tema. Ya me fui por las ramas (juego para insomnios: ¿De qué animal desciendes? Yo me declaro hijo de un Frankenstein y un Dr. Moreau. Mi zoológico código genético es variado). Bajo por segunda vez de la rama y digo: lo bueno de las redes sociales es que uno puede decir cualquier cosa sin correr demasiado riesgo de ser descubierto en una contradicción, porque la memoria de la red social y de quienes la usan es de corto plazo. Todo se lee y se olvida al instante; es la espantosa ansia de novedad de la que hablara Heidegger. Y también: las redes sociales tienen mucho de lo primero y muy poco de lo segundo. La verdad sea dicha (Archívese y olvídese ipso facto).
No sé si exagero al decir que las redes sociales despliegan un gran abanico de patologías. ¿Qué necesidad existe de ser lo que no se es? ¿Cuál es el motivo para exhibir a otro Yo? ¿Y cuál es la causa de mostrar a los otros una realidad diferente a la propia? Abundan en las redes enorme cantidad de perfiles falsos y para diversos fines. ¡Qué gran desgaste mantener una mentira por tiempo indeterminado! (y qué memoria se debe tener para no ser descubierto). Se supone que se trata de un «avance»… ¿avance en la comunicación? ¿De qué tipo de comunicación estamos hablando? Las redes no hacen más que reflejar profundas carencias. Ojo, no hay que generalizar, obvio; hay de todo, como en todos los ámbitos. Sin embargo, en ciertos aspectos, todos caemos en la misma: ¿por que buscamos la mejor fotografía -la menos peor- para el perfil? (con la tuya la mano viene floja). Es simple: porque queremos ser aceptados, aprobados y todo ese rollo. Es que no fuimos creados para estar solos (permanentemente), necesitamos comunicarnos, empatizar, sentirnos acompañados, compartir, vivir afectos reales, etc. En fin… ¿me fui por las ramas? ¡Qué flor de pájaros los dos!
Abrazo, pibe. Que tengas un lindo día.
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No, no te fuiste por las ramas, de ninguna manera. Sí, como bien decís, mantener un perfil falso debe ser agotador y supongo que esa gente o tiene mucho tiempo libre o realmente le saca algún tipo de beneficio que yo desconozco y que no me interesa conocer. La mentira es una patología omnipresente en todos los ámbitos de la vida; pero yo no pago el precio que nos impone. Lo de las fotografías es un ejemplo excelente (¿Cuál es el problema con la mía? ¡Si estoy igual!); vivir eligiendo la «menos peor» (me encanto eso por lo certero) es el síntoma más claro de que no nos interesa tanto comunicarnos como el «mostrarnos» en una sociedad que, al fin y al cabo, no es tal (la verdadera sociedad, es decir, el círculo que realmente nos conoce, ya sabe cómo somos a pesar de todas las fotos que cambiemos). Y por último, no, no evolucionamos para estar solos 😉 eso es seguro.
Abrazos.
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Estamos de acuerdo, Borgeano (eso me gusta). Abrazo, y buen finde.
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Afortunadamente hay gente que usa las redes sociales sólo como extensión de lo que en verdad tiene en la cotidianidad. Nos enfrentamos al vértigo de la velocidad, es cierto, hemos desarrollado herramientas que superan nuestra capacidad de análisis. Sueño con una época en la cual la efectividad y la rapidez sean suplidas por la paciencia y la atención. ¿Cómo ser buenos para escuchar si estamos tan interesados en decir? Qué difícil. O quizás sea un nuevo paso evolutivo: quizás en varias generaciones la verdadera paz sea estar en silencio absoluto por un segundo.
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A veces lo que hay que hacer es ir en contra de la corriente, Gerardo; sólo eso. Mantenerse uno mismo fuera de ciertos circuitos y hacer lo que realmente consideramos como correcto. Claro; hoy en día estar por fuera de las redes sociales es complicado, pero no hay porqué abandonarlas por completo, sólo con no dejar que ellas se transformen en el centro de nuestra existencia es suficiente. Si el siguiente paso evolutivo es volver a algo que se conoce desde hace miles de años, pues sería muy triste (salvo que ese salto sea para generalizar a esa «costumbre»). Mantenerse ligeramente la margen del ritmo de las sociedades actuales no es algo descabellado, puede hacerse con sólo unos pequeños cambios en nuestras rutinas.
Un abrazo.
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Reblogueó esto en lafemmedelapinwordpresscom.
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