Sé que es un lugar común criticar a Paulo Coelho y a Alejandro Jodorowsky; pero hay que reconocer que ellos se han ganado ese espacio por esfuerzo propio. El problema no es que existan escritores como ellos (siempre los hubo y los habrá; si no recordamos a los Coelho y Jodorowsky del siglo XIX, por ejemplo, es porque el tiempo se encargó de ponerlos en el olvido, el cual es el sitio que se merecen) sino que lo que resulta pesado en demasía son aquellas personas que, al enterarse de que uno es un apasionado de la lectura o de que escribe algunas cositas aquí y allá, sacan a relucir a estos dos defenestradores de páginas como si fuesen ases y nos miran con ojos desorbitados cuando decimos un simple “no me gusta”. A veces hasta se tiene la sensación de que a continuación deberíamos decir “lo siento”, como si hubiésemos acabado de insultarles a la madre.
Como siempre, lo mejor es citar a un grande de verdad; como casi siempre en mi caso, la cita que acompañaría a este tema de manera perfecta es de Jorge Luis Borges: “Si no te gusta un libro, no lo leas; si no te gusta leer, no lo hagas. La lectura no es una moda, es una forma de felicidad y no debe obligarse a nadie a ser feliz”. Eso mismo: la lectura no es una moda.
El Blog de Arena 
La lectura no es una moda, lo que es una moda es pregonar a diario en todas las redes sociales que te gusta tanto leer que no harías otra cosa, que tu casa es una biblioteca, que tus escritores de culto son tal y cual. Como si pregonar esto te diese la categoría de persona culta sobre los cultos. Pues no señores. A mi me gusta leer, y no leo de todo, leo lo que me engancha desde las primeras páginas independientente de quien lo escriba, pero también me gusta la música, bailar, el teatro, hacer deporte y mil cosas más. Y leo, que conste, pero mi vida tiene más cosas.
Besos
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Tienes toda la razón, Ana; hay muchos de esos que no leen absolutamente nada y sin embargo viven embarrando las páginas de las redes sociales con mensajes como los que dices. Hace tiempo se usaba en Argentina una expresión algo vulgar (lo cual tiene sentido, ya que trataba de ser algo insultante): ·Sobaco ilustrado» (sobaco es una expresión vulgar para la axila). Este mote se usaba para destacar a esas personas que vivían dando vueltas por cafés y charlas varias, siempre con un libro debajo del brazo, libro que uno podía descubrir que nunca había sido leído. Hoy esas personas pululan por las redes o por internet toda. Toda persona que haga gala de algo que no es resulta, a la postre, molesta (y no sigo adjetivando para no caer en groserías que no vienen al caso). Por último, lo que dices sobre leer sólo lo que nos gusta, también voy a traer aquí una clásica idea de Borges: hay que ser un lector hedonista. Si un libro no te atrapa, déjalo; no importa si es Shakespeare o quien fuere. Sólo hay que leer lo que nos causa placer, sin importar lo que dicten los profesores o las modas.
Besos.
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De acuerdo en todo! Leer y hacer solo lo que nos da placer! Besos y abrazos!!
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Pues no estoy del todo de acuerdo, porque si bien es cierto que hay libros que no te atrapan en un momento determinado de tu vida, al volver a ellos al cabo de un tiempo te fascinan. Y hay clásicos que merecen el esfuerzo que haces al leerlos porque lo que te aportan como lector es muy valioso.
Si nos limitamos a leer lo fácil, nunca saldremos de los best sellers, que para eso venden como churros. Yo creo que debemos, como lectores, ponernos retos porque, al hacerlo, se abren mundos fascinantes insospechados. En la lectura, como en todo, hay que investigar y si bien es cierto que, en ocasiones, cuesta soy de la opinión que casi siempre merece la pena el esfuerzo cuando hablamos de grandes obras.
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De acuerdo en lo general de tu comentario, Martes; pero yo hablo de leer lo que causa placer, eso no significa que ese placer siempre sea causado por una lectura fácil. En mi caso, las lecturas fáciles no me producen placer alguno y sí, en cambio, lo hacen los escritores más complejos. Todo incluye, también, la curva de aprendizaje. Si a un adolescente le damos a leer el Ulises, de Joyce, no entenderá nada por más que lo intente; si en cambio dejamos que lea cosas más sencillas (las cuales no significa que vayan a ser tontas) poco a poco logrará un conocimiento tal que lo llevará a buscar cosas más complejas y así algún día llegará a Joyce, por seguir con el mismo ejemplo. Claro que lo complejo cuesta más y que ese esfuerzo vale la pena; pero uno debe tener las herramientas como para poder acceder a esa complejidad, de lo contrario no lograremos nada. Es el eterno problema de «enseñar a leer» (lo pongo entre comillas porque hago referencia a la enseñanza de la literatura). Muchos jóvenes escapan de esta disciplina porque en las escuelas empiezan por hacerles leer el Quijote, y esto hace que le tomen fobia a cualquier cosa con forma de libro.
Un abrazo.
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De acuerdo con matices. El gran problema actual, desde mi punto de vista, es que, en general, se pone todo muy fácil porque se cree que así atrapará más. No sé qué pasaba cuando tu ibas al colegio, pero, en mi caso, nos obligaban a leer cada tocho que ni te cuento y, contrariamente, la gente era mucho más lectora que ahora y me atrevería a añadir que más selectiva. Solo hay que comparar un libro de literatura de ahora con uno de hace años para darse cuenta de que el nivel de exigencia ha bajado bastante.
También creo que debe educarse a las personas desde pequeñas para que sepan apreciar la buena literatura. A una persona joven le debes descubrir fragmentos de Joyce si hace falta, o del Quijote, o de la Celestina, o de Borges… o de cualquier otra obra para que sepa que existen y que son buenas y para que algún día los tenga en cuenta, no hace falta que lo entienda al mil por mil. Porque hoy puedes leer algo y entenderlo ahora de un modo y mañana de otro y no por eso estás leyendo mal. Sin ir muy lejos, los cuentos que leíamos de pequeños tenían un significado que ahora es completamente distinto. Si un joven no puede leer fragmentos del Quijote como, por ejemplo, las partes más cómicas lo estás privando de que conozca que hay una literatura más alla de Juego de Tronos, la saga Divergente o 50 Sombras de Grey.
No se aborrece la lectura por leer el Quijote, sino por no saber transmitir la magia que contiene un libro. No hay que obligar a leer, hay que seducir para conseguirlo y seducir es más fácil con un buen libro que con uno malo. El problema, bajo mi punto de vista, no es la lectura, sino el profesor que “(des)enseña a leer”.
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Por supuesto que la lectura no es una moda. Si te gusta leer, te gusta siempre. Y por eso, hay autores que te gustan y otros no. Al margen de que sean conocidos, famosos o que tengan un montón de seguidores. A mí hay escritores muy conocidos que me aburren soberanamente, así que no los leo aunque todo el mundo considere que son fantásticos. Leo para divertirme, entretenerme y para aprender. Pero ¡eso sí! lo que me gusta y no lo que «se lleva»
Muchos besetes, querido Borgeano. Ya ves que durante días desaparecí, pero ahora ya regreso.
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Me alegra verte por aquí, querida María. Hasta ahora estamos todos en el mismo barco, por lo que veo. Sin duda, hay que leer lo que nos causa placer, más allá de lo que dicten las modas o los altos profesores delas academias. Si no nos atrapa (sea cual fuere la razón) no vale la pena. Cada vez que leemos un libro que no nos gusta le estamos quitando tiempo a una lectura que pude depararnos muchísimas felicidades. Ése es otro punto a tener en cuenta.
Besos mil. Y me agrada tenerte aquí otra vez.
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Aquella mal entendida máxima, de que Dios se explica en la voz del pueblo, autorizó la plebe para tiranizar el buen juicio, y erigió en ella una Potestad Tribunicia, capaz de oprimir la nobleza literaria. Este es un error, de donde nacen infinitos: porque asentada la conclusión de que la multitud sea regla de la verdad, todos los desaciertos del vulgo se veneran como inspiraciones del Cielo.
Feijoo, Teatro crítico universal, tomo I, discurso I.
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Qué bueno es saber que uno no está tan solo en estos asuntos… Impecable la cita de Feijoo, gracias por compartirla.
un abrazo.
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😉 Yo creo que somos legión, pero estamos en «La lectura en los tiempos del marketing». Cualquiera cree que sabe escribir y cualquiera cree que sabe leer.
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Como bien sintetizara Reinaldo Arenas: «Hay gente que porque sabe leer y escribir piensa que sabe leer y escribir». Insisto en lo que dije en la entrada: cada época tuvo sus lectores «fáciles», sólo que esos a la larga no permanecen. sin ir más lejos recuerdo la pelea de Arthur Schopenahuer con su madre; ésta era una escritora muy famosa de novelas románticas, mientras que a «El mundo como voluntad y representación» no lo leía nadie. Arthur Schopenhauer le dijo «En el futuro nadie recordará tus novelas, pero ye seguiré siendo leído por mucho, mucho tiempo». Y eso, como todos sabemos, es lo que realmente ocurrió. Sigamos, pues, abocados a buscar a los Schopenhauer de nuestro tiempo.
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🙂 ¡Seguiremos buscando! Yo ya tengo una lista de varios que seguro que no lo son. Porque tú has nombrado a esos dos, pero hay muchos más y algunos hasta son académicos de la lengua.
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Increíble Borges, da en la diana. Saludos.
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Ésa es la razón por la cual Borges es eterno; leerlo es siempre una fuente de placer y, sobre todo, de descubrimiento (intelectual, estético, moral). Me alegra que te haya gustado.
Saludos.
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Reconozco que no es un autor «fácil» pero sigo intentando acercarme a él.
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Les dejo mi homnejae a Borges
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Gracias Andrés; ya mismo le echo un vistazo.
Saludos.
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Buen trabajo, Andrés; me gustó mucho el aspecto estético y me parece acertado el que hayan elegido un texto breve que se ajusta tan bien para un manejo tan particular del ritmo y del color tan presente en la pantalla.
Un abrazo.
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Vuelvo a releer este post y me hace reír de nuevo.
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Pues me has hecho leerla otra vez y sí, a pesar del tono ligero lo que dije aquella vez lo mantengo hoy. Gracias por llevarme atrás en el tiempo.
Abrazo.
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