Encontré esta notable foto por puro azar mientras navegaba en la red buscando ya no recuerdo bien qué. En esa foto aparecen dos personajes por demás conocidos: Toro Sentado y Buffalo Bill. Busqué información y lo que encontré fue algunas fotos más (una de las cuales dejaré debajo) y algunos datos un poco más grises que el fondo de esta misma imagen.
Resumiendo: Tatanka Iyotanka, más conocido como Sitting Bull (Toro Sentado), fue un jefe nativo norteamericano de la tribu de los Sioux (tribu que ocupaba la zona centro norte de los que hoy es EE.UU). Era considerado un líder espiritual de los Lakota, y también fue elegido como jefe supremo de toda la nación Sioux, cuando se incrementaba el acoso del ejército estadounidense sobre sus tierras ancestrales. Sin embargo, la rendición de los nativos era inevitable, por lo que decidió refugiarse en Canadá en 1877, aunque regresó a los Estados Unidos cuatro años después para entregarse a las autoridades gubernamentales.
Pasó los últimos años de su vida en la reserva de Standing Rock, y formó parte del circo de Buffalo Bill. Fue asesinado mientras un grupo de policías Lakota intentaban detenerlo, ya que se le acusaba de instigar una nueva rebelión de los nativos.
Lo que me llamó la atención en ambas fotos es la infinita tristeza que muestra Toro Sentado en su rostro y en su postura. Puede que algo de mi mirada subjetiva pese aquí, pero no puedo dejar de ver esas fotos sin sentir que algo se había roto en el interior de ese hombre. Un alto líder espiritual y político rebajado a mero espectáculo circense es motivo más que suficiente como para aniquilar el alma de cualquiera, y creo que no estoy muy lejos de la verdad en esa, mi subjetiva, pero algo experimentada, mirada.
He visto muchísimas veces esa foto. Me encanta por lo que supone, pero nunca había reparado en la mirada, en la implicación de la mirada de Toro Sentado. Gracia por hacerme reflexionar, una vez más.
Un abrazo y buen fin de semana!!!
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Gracias a ti, Luis; y por esa confianza en mi modesta mirada. No he podido ver a esas imágenes de otra manera; de hecho, apenas he podido ver a los otros integrantes de la foto grupal, tan fuerte es lo que me provoca la imagen de Toro Sentado.
Un fuerte abrazo y, por la hora, no puedo menos que desearte una buena semana.
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Muchas gracias por los deseos de buena semana, Borgeano, y, como siempre, estaré pendiente de tu nieve post.
Un abrazo!!!
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La humillación ¿acaso tiene otra cara? El saberse «traicionado» como responsable de una nueva sublevación…, creo que tenía motivos para estas triste. Saludos.
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Creo que un rotundo «no» es la respuesta a tu pregunta. Creo que nadie podría salir indemne de una situación como esa.
Un abrazo.
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Estamos de acuerdo. Saludos.
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Infinita tristeza reflejada en su mirada. Ser un ser espiritual en un mundo prosaico es un terrible castigo y a muchas personas les cuesta disimular esa «condena». Las descubres por esa mirada, entre perdida y doliente. Creo que Virginia Woolf, por ejemplo, tenía una mirada similar.
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Dices bien al adjetivar al mundo de «prosaico»; es una palabra tan precisa que, más que describirlo, lo desnuda. Lo que dices de la mirada de Virginia Woolf es notable, no había reparado en eso y creo que tienes mucha razón; la mirada de Virginia tenía algo muy parecido a lo que puede verse en estas fotos que acabo de compartir. Gracias por ello.
Un abrazo.
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No están tan errados los indígenas cuando dicen que la fotografía roba el alma. La de Toro Sentado se quedó ahí, en la imagen, como la viste. Qué cosa.
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En este caso es más que palpable esa sensación, sin duda alguna. Me gusta mucho ese detalle que acabas de compartir (el cual si mis neuronas fuesen la mitad de activas que las tuyas debería haber notado antes); como hemos dicho ya varias veces: más allá de que eso sea verdad o no, conviene creer que así es.
Un fuerte abrazo.
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Cuántas cosas conviene creer aunque no sean verdad, o aunque sospechemos que no lo son, ¿verdad? Total, para eso existen la literatura y el arte, para hacer el mundo un poco como «debería».
Muacs.
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Es la mirada de la ausencia. Su alma ya no está en su cuerpo. Tristeza, humillación, seguro que sí. Pero él abandono toda esperanza de ser nuevamente libre.
Desde pequeño siento mucha empatía por los nativos americanos. (Entiéndase que me refiero a los de todo el continente)
Abrazos
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