Conocí esta historia hace muchos años (cuando uno empieza a recordar cosas de décadas atrás empieza, también, a hablar de “muchos años”, como si eso minimizara las cosas), cuando la leí en la maravillosa y extrañable Juegos para Gente De Mente; pero nunca había visto la prueba de ella (hasta hoy, claro está). La historia en cuestión hablaba de un mísero error de impresión, el cual podría haber tenido más que interesantes consecuencias. Un simple “no” faltante (tal como en la novela de José Saramago Historia del cerco de Lisboa) hizo que Robert Barker y Martin Lucas, los impresores de una Biblia publicada en 1631, fuesen a la ruina debido a las 300 libras con la que fueron multados. Lo que sucedió no era algo trivial, fíjense:
Y es que el “Thou thalt NOT commit adultery” bíblico, se convirtió en “Thou thalt commit adultery”, lo cual transformó el clásico “No comenterás adulterio” en un sugerente “Cometerás adulterio”. Dichosos sean quienes se hayan guiado por esa versión bíblica…
Yo también sabía de la existencia de esta Wicked Bible (e incluso la mencioné en algún texto que se llamó «En defensa de la errata») pero no había visto el versículo en cuestión. Qué felicidad que el mundo sea imperfecto.
Un abrazo. Ok, 100.
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Que el mundo sea imperfecto permite, sin ir más lejos, que existan individuos como nosotros; así que seamos más que agradecidos. Y el hecho de que en la escala de imperfecciones las Danioskas estén bastante más cerca de la perfección que los Borgeanos, es otra cosa que se debe agradecer.
En cuanto a la errata (no recordaba que la habías citado), pienso en cuánta falta les hacía un Saramago en aquella época ¿No? Bueno, tal vez hubiera alguno por allí, pero no creo que pudiera abrir la boca para decir nada.
Demos gracias, también, por la época que nos ha tocado vivir, terrible pero no tanto, y de sinuosas líneas que permiten el encuentro entre dos imperfecciones.
Mil.
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