Apología del mediocre

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Quienes me conocen saben bien que una de las cosas que más detesto es la televisión. Saben, también, que me niego siquiera a tener el maldito aparato conmigo; pero que de tanto en tanto accedo a ella muy a pesar mío. En esos casos intento disfrutar lo que haya en la pantalla, si eso es posible; de lo contrario, simplemente analizo lo que tengo delante y por lo general confirmo mi idea original de mantenerme alejado de ella.

Hace una semana pasé unos días con unos amigos en cuya casa, de manera inevitable, se veían dos o tres programas sin faltar nunca a la cita. Hoy hablaré de uno de ellos, dentro de unos días, de otro.

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Como habrán notado, hoy voy a hablar de La isla; un programa donde un grupo mixto de personas debe cumplir con ciertos retos físicos y donde son eliminados uno a uno hasta que queda el ganador, quien se lleva cierta suma de dinero. Hasta aquí nada novedoso, nada extraño, nada criticable. Esto último viene cuando un inconformista como yo tiene que mirar esto durante varios días. Lo primero que se me ocurre es, como es lógico, lo que se ve en la superficie: ninguno de los retos implica la inteligencia; no vaya a ser cosa que a la muchachada se le caigan las neuronas al tener que enfrentarse a un problema de regla de tres simple; lo segundo que noto es que la fauna reunida allí no es representativa de sociedad alguna. Como podrán ver por las fotografías que ilustran esta entrada, los cuerpos de los hombres y mujeres que allí se muestran son todos ideales para ser observados y deseados. Punto. No hay cabida en esa isla para los Gilligans de la historia. Y no se me vayan, que ahora viene lo peor.

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Lo más repugnante de este programa es el sistema de eliminación de los concursantes. Yo suponía que quien no podía llevar adelante un reto era eliminado. Como en toda competencia justa, el que sale último se va, el mejor gana y eso es todo. Pero no, aquí el asunto es diferente: se elimina por votación; lo que hace que se entramen las relaciones en un juego perverso de complicidades y de tratos bajo el costo-beneficio más vomitivo. Como se imaginarán, los mejores son los que se van primero, ya que los más débiles e inútiles en seguida se unen para deshacerse de ellos. ¡La moral cristiana expuesta en toda su amplitud! No es de extrañar que este programa tenga tanto éxito en un país tan cristiano (tan falsamente cristiano, como todos). Los débiles, la manada, los incompetentes, todos confabulados para deshacerse del fuerte, de quien por el simple hecho de ser mejor en una actividad se torna un peligro. 

Quedará para otro momento el análisis de la fauna telespectadora. Pero cuando presto atención a ellos veo que quienes suelen ser más fanáticos en temas de fútbol son aquellos que no podrían correr ni diez metros sin caer rendidos; pero que le gritan a los jugadores en la pantalla diciéndole lo que deberían hacer. Las telenovelas me parecen producidas para aquellas amas de casa insatisfechas que deben llenar su vacío emocional y sexual con fantasías inocuas (y que siempre terminan bien, en este sentido son iguales que las películas infantiles). Y los espectadores de La isla me parecen una síntesis de los dos anteriores: no tolerarían las condiciones de ese sitio ni siquiera seis horas y no tienen las hormonas suficientes como para ser los más valientes. Es decir, para salir, enamorarse, pelear, caer y volver a levantarse. Prefieren ser parte de la manada que se reúne para cruzar chismes y señalar a quien sí tiene el valor para hacerlo. Es decir, al demonio o a la puta.

19 comentarios el “Apología del mediocre

  1. ¡Ah! La televisión, que bien se vive sin ella. Casí cuarenta años sin una en casa, y por lo que cuentas (y otras veces que he visto en casas ajenas) todo sigue gual, ¿o no? Quizás ahora sea más evidente la degradación-manipulación de la TV basura. Simple reflejo de la sociedad en que vivimos. Música basura,deporte basura, literatura basura…mires donde mires lo que más abunda es la basura, y no solo la metafórica, por desgracia también la real.
    Hemos dado el salto definitivo en la evolución de Homo Sapiens a Homo Purgamenti…

    Fuerte abrazo

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    • Maga dice:

      Musica basura? cuantos artistas/bandas actuales escuchaste, la que pasan por la radio? la que se escucha en la calle? tal vez no son tus gustos pero hay variedad. A mi no me gusta la mayoria de la musica que escucha la gente que me rodea, y no por eso digo que es basura, me limito a buscar otras cosas, de otros paises y hasta de otros años.
      literatura basura? supongo que te refieres a la actual, porque si no no podrias comparar, cual fue el libro mas nuevo que te leiste? porque hay de todo tipo, y no se puede juzgar por la portada o la sinopsis
      lo nuevo esta adaptado a los nuevos gustos. tengamos la mente abierta

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      • Nutricionistas, médicos y cocineros hablan del fast food como comida basura, y nadie se rasga las vestiduras.
        Releo mi comentario, por las dudas, y no veo que diga que todo es basura sino que lo que más abunda es la basura… solo he citado tres aspectos culturales, sociales, pero podríamos hacerlo extensible a otros; religión basura, política basura… nos mean encima y decimos que llueve…

        Un poco de humor:

        Saludos

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      • Borgeano dice:

        Haz tocado un punto notable sobre el cual no había tomado nota: el de las revistas de «nuestra época». Es claro que ninguna de las que nombras era de las que yo leía, pero en Argentina también había muy buenas publicaciones. Supongo que era una cuestión de épocas (interesante tema para analizar en profundidad). Hoy me suena imposible que en alguna publicación para jóvenes se incluya un artículo de Alan Watts o de Jospeh Campbell, por ejemplo.
        Qué tristeza…
        Lo de la cena no te preocupes; de un modo u otro va a salir buena.

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    • Borgeano dice:

      Estoy trabajando en un ensayo sobre el tema, Xabier; aunque temo que cada día la cantidad de sus posibles lectores se reduce constantemente. Como bien dices, mire donde se mire lo que más abunda es la basura. No hay más que ver la «crítica» que nos han dejado por aquí abajo. Ése es el leit motiv preferido de hoy en día «todo es opinión» o cualquiera de sus variantes. La victoria suprema del relativismo cultural posmoderno. Insisto en la imagen clásica de la torre de marfil (la que antaño tanto se usaba para criticar a ciertos escritores), de la isla o, la que solemos usar con Ana Fernández, la del barco donde sólo vamos el reducido grupo que hemos ido formando a través de este sitio.

      Un abrazo y estás invitado a cenar en mi torre cuando quieras.

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      • Hace años leí en la revista: Ser uno mismo, un interesante artículo sobre los efectos negativos de la TV. Ya por aquella época había dejado de verla.Intentaré encontrar el artículo por internet, por desgracia ya no dispongo de aquella inmensa biblioteca de revistas que coleccioné en mi adolescencia. (Ajoblanco, Ser uno mismo, Zurgai, Alfalfa, El correo del sol, Userda, Bicicleta, Cielo y Tierra… ya no se hacen revistas como aquellas donde descubrí a gente como Chomski, Thoreau, Alan Watts, Schumacher, Fromm, Guènon,JL Sampedro… que me hacen sentir eternamente joven, y rebelde)

        Sorpréndeme con una buena cena…

        Un fuerte abrazo

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  2. Maga dice:

    no estoy de acuerdo. La televisión existe de hace años y gustos son gustos, puede ser que La Isla sea un programa basura de puro entretenimiento, no tengo idea no lo veo, pero tal vez ese sea su objetivo, recaudar dinero, un realitie. Y? cual hay? la gente puede saber que lo que mira es muy malo y seguir viéndolo solo para reírse de ello. Y tal vez si le dieras oportunidad a ese «aparato», como vos decis, te gustaría mas porque verías otras cosas, los tres programas que viste en la casa de tu amigo, no son los únicos; te gusta informarte hay documentales excelentes, hay noticiarios, te gusta la cultura? la televisión en si es cultura.
    Una cosa mas: «Y los espectadores de La isla me parecen una síntesis de los dos anteriores: no tolerarían las condiciones de ese sitio ni siquiera seis horas y no tienen las hormonas suficientes como para ser los más valientes. Es decir, para salir, enamorarse, pelear, caer y volver a levantarse.», 1) creo que es mas profundo que eso la valentia y el porque de lo que hacemos y decimos. 2)prefiero quedarme en mi casa a ver un programa, una película o serie de la gran variedad de géneros y subgéneros que hay, a salir a la calle, donde me pueden robar, golpear, secuestrar o cosas peores; o donde no me siento comoda. No esta bien que la mayoría casi siempre, ahora se queda encerrado en su casa antes de salir a dar una vuelta, tampoco esta bien que rechazamos la sociedad en la que vivimos porque solo son generaciones y es lo que nos hace cambiar nuestros pensamientos y costumbres. Tal vez mejoramos si tenemos la mente un poquito mas abierta a lo nuevo.

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  3. danioska dice:

    Cuánta pereza cósmica me generan esos programas. Ahora que mencionas a «la muchachada» y traes el tango a mi cabeza aquí van estos versos de «Cambalache»:

    «Que el mundo fue y será una porquería
    Ya lo sé, en el quinientos seis
    Y en el dos mil también
    Que siempre ha habido chorros
    Maquiavelos y estafaos
    Contentos y amargaos, varones y dublé […]
    ¡Siglo veinte cambalache!
    ¡Problemático y febril!
    El que no llora no mama
    Y el que no afana es un gil».

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    • Borgeano dice:

      Cada vez que digo la palabra «muchachada» me acuerdo de ti y de la carcajada que largaste (no puedo decirlo de otro modo) aquel día que hablé de la «muchachada psicoanalítica»; a partir de aquel día no puedo decir esa palabra sin que me venga tu risa a la mente de manera instantánea.
      Gracias por compartir esa letra inmortal (y justo la terminaste en otra de mis palabras favoritas: «gil») y por relacionarla de manera tan precisa con el tema de la entrada.
      Sobre el tema en sí ya no hay mucho de qué hablar; sólo me llamó mucho la atención y poco más. En un par de días voy a tocar otro tema en la que la TV entra de manera tangencial, el tema principal es algo que me llama mucho la atención y que me entristece profundamente en este México tan querido: el racismo. Pero como adelanto ya vale; ahora me voy.

      Abrazo.

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      • danioska dice:

        «Muchachada» se me quedó grabada desde la primera vez que oí «Mala suerte»: «a mí me tira la farra, el café, la muchachada y donde anda una milonga yo no puedo estar sin ir» (no te quejes que no lo cito para vos, gil, sino para los lectores del blog).
        La televisión es una suerte de lupa que se acerca y señala tanto lo mejor (algunos programas buenos, pero escasos) y lo peor de la especie (abundantísimos, quizá en correspondencia con lo que somos).
        Abrazos.

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  4. Martes de cuento dice:

    Hace tiempo que renuncié a ver televisión.

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    • Borgeano dice:

      ¡Y lo bien que haz hecho! Cada vez que me veo frente a una (y cada día es más difícil evitarla; uno no puede ir a un café, a un restaurant sin que haya una encendida por allí. Lo mismo pasa con los aeropuertos o salas de espera). Estoy plenamente convencido de que la televisión es negativa por donde se la mire, valga el juego de palabras.

      Un abrazo y a seguir escribiendo, dibujando, cantando… lo que sea, pero que sea nuestro.

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