Violette Szabo
Durante la Segunda Guerra Mundial, el Comando Ejecutivo de Operaciones Especiales británico utilizó poesías para comunicarse con sus agentes en territorio enemigo. El emisor y el receptor se ponían de acuerdo de antemano en un poema y, otorgándole un número a cada letra, producían un sistema de cifrado simple que podía ser utilizado para transmitir mensajes. Debido a que ambas partes podían memorizar el poema, no había libro de códigos que se pudiera perder o ser interceptado, aunque los nazis podían romper el código con bastante facilidad, sobre todo si el poema era bien conocido.
Al darse cuenta de esto, el oficial de códigos Leo Marks comenzó a introducir poemas originales de su propia creación. El siguiente poema se lo dio a la agente francesa Violette Szabo (cuyo nombre de soltera era Violette Reine Elizabeth Bushell) en marzo de 1944:
La vida que tengo es todo lo que tengo,
Y la vida que tengo, es tuya.
El amor que tengo a la vida que tengo
Es tuyo y tuyo y tuyo.
El sueño al que tengo derecho, cuando muera lo tendré,
sin embargo, la muerte no será más que una pausa.
La paz de mis años bajo la larga hierba verde
será tuya y tuya y tuya.
Marks lo había escrito tres meses antes en memoria de su novia Ruth, que había muerto en un accidente de aviación en Canadá. El poema se hizo famoso cuando fue leído en la película de 1958 Carve Her Name With Pride, sobre las hazañas de Szabo en la guerra. Por desgracia, Szabo misma fue capturada, torturada y asesinada antes de que pudiera transmitir el mensaje.
Carve Her Name With Pride. Reedición en DVD de la película original de 1958.
[…] a través de La poesía es un arma… — El Blog de Arena […]
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Gracias por compartir este texto; me alegra saber que ha sido de tu agrado.
Saludos.
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Maravillosa historia, considero que cada poema en si mismo contiene códigos y signos propios del autor, pero esto que nos regalas en tu entrada es fascinante, sin duda buscaré la película, abrazos y buen inicio de semana.
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El término «fascinante» que usaste para describir a la historia es exacto. En tiempos extremos es donde sale a relucir lo mejor y lo peor (es decir, los extremos) de las personas. Esta historia suena maravillosamente trágica (no me extraña que te haya gustado, vaya el guiño personal) y dan ganas de seguir adentrándose en ella.
Un abrazo.
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El verso del post, con Celaya asomando entre las letras, cobra una dimensión más que nunca literal. Me encanta la historia del poema como código que hay que descifrar. ¿No es lo que hacemos todos los días, lo que intentamos hacer?
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¡Es lo que hacemos, pero sin correr tantos riesgos! Encontrar el título me llevó casi tanto tiempo como escribir la entrada (ligeramente exagerado, pero no mucho). Es todo un tema eso de los títulos ¿Qué iba a poner, un juego de palabras con Violeta? ¿Copiar uno de los versos del poema de Marks? No me salía nada hasta que recordé el verso de Celaya, el cual en un primer momento incluí entero; luego aparecieron esos puntos suspensivos… En fin, que todavía no estoy conforme con eso.
Abrazo apretado.
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El título hace un matrimonio afortunadísimo con la entrada (ya ves, sí hay matrimonios felices, aunque arreglados). Así que no discutas y déjalo así.
Muacs.
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