En Maps Are Territories, de David Turnbull, de 1989 (pueden ver parte de su trabajo aquí), encuentro la siguiente historia: Cuando el oficial naval danés Gustav Holm estaba explorando la costa oriental de Groenlandia en 1885, un inuit llamado Kunit le dio este mapa de madera tridimensional:
Las dos partes forman un todo: la talla inferior representa la costa de Sermiligak a Kangerdlugsuatsiak, y la superior representa a las islas en alta mar, frente a la costa. Los Inuit llevaban estos mapas en sus kayaks para navegar por las aguas entre las dos masas terrestres.
Como el “artefacto” me resultó curioso pero incomprensible, busqué algo más de información y encontré esta explicación, basada en la comparación con un mapa clásico de dos dimensiones (clásico, claro está, para nosotros), comparación que puede ayudarnos a entender mejor el significado de la talla de madera.
Noto que cuando uno encuentra estas cosas en un primer momento lo considera algo curioso, pero luego se da cuenta de que ello no es más que una cuestión de etnocentrismo radical (por no decir egocentrismo, directamente) ¿Quién dice que un mapa tiene que tener dos dimensiones? Sólo la costumbre nos impulsa a pensar de determinada manera. Abrirse a cosas como estas también nos ayuda a impulsar nuestros propios aspectos creativos. Por ejemplo ¿de qué otra forma podríamos representar los accidentes geográficos? ¿De qué manera original podríamos establecer similitudes entre dos cosas totalmente diferentes? ¿De qué otro modo podríamos exponer lo que queremos decir? Eso, después de todo, no es otra cosa que lo que hacen los artistas o, en algunos campos, también los científicos. Otra forma de disminuir los límites entre el juego y la realidad.
Y es así como nos damos cuenta, que casi todo está por descubrir… Me encantó leerte. Un fuerte abrazo. Feliz 2017 para ti.
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Y don gracias por ello, ya que ese es uno de mis grandes placeres: descubrir cosas (así, en general) y saber que esas cosas por descubrir es enorme es tranquilizador.
Un fuerte abrazo.
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Muy interesante.
En tiendas especializadas se pueden tener mapas 3D de cualquier lugar… pero estos Inuit son unos avanzados en el tiempo 🙂
Abrazo
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Podríamos parafrasear aquí aquella frase que no sé quién dijo: «Para modernos los clásicos». No deja de ser curioso que objetos o ideas antiguas hayan sido pasadas por alto por la modernidad, ni siquiera como curiosidad o como ejemplo de creatividad. Qué objeto o qué buena idea moderna será pasada por alto en el futuro?
Un abrazo.
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[…] Me gustan los mapas en particular y la cartografía en general. En este sitio he publicado más de diez entradas relacionadas con curiosidades relativas a los mapas y hoy, que me encuentro con esta deliciosa curiosidad, no puedo dejar de compartirla (de hecho, me hizo recordar a aquella entrada sobre la cartografía «en tres dimensiones», que solían usar los inuit; entrada que pueden encontrar aquí). […]
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Pués qué bueno que nos hayas advertido de está entrada a tus nuevos lectores! Impresionante idea de los inuit (desde nuestra tan plana perspectiva, claro). He notado que estos mapas tridimensionales de madera serían los idóneos para llevar sobre kayaks, sin peligros estropearse con el mar (sería en ese sentido otro motivo similar al de los mapas de oleajes de Islas Marshall, cierto?). Muy atinado me parece tu comentario sobre la creatividad y el arte asociados a un motivo como el de estos mapas; en efecto, la creación va en una de sus aristas de acercar ideas ingeniosamente, que suelen estar alejadas entre sí en el pensamiento común; es esa la esencia de la metáfora, nada menos! Un abrazo!
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Tu comentario ha sintetizado todo lo que yo quise decir. Me interesan sobremanera los aspectos de la creatividad humana, y encontrar estos ejemplos me parece maravilloso porque me obliga a ver que nuestras perspectivas no son más que eso: una forma de mirar el mundo. Muy útil, por cierto; pero no la única.
De inmediato, créeme, me pongo a divagar sobre cómo serían esos mapas aplicados a mi ciudad o, incluso, a otras circunstancias (¿cómo sería un «mapa» tridimensional de la música que escuchamos, o de los libros que leemos? ¿Qué deberíamos tener en cuenta para los nudos y para los caracoles? Estos juegos, que bien pueden parecer pueriles y triviales, hacen que vea al mundo de una manera más amplia, más rica; mucho menos acartonada.
Estoy feliz de que te haya gustado y, más aún, de que podamos hablar de ello.
Un fuerte abrazo.
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