El cartero llama dos veces XVII. Esa silla vacía

erik-satieHablar de las extravagancias de Erik Satie, el maravilloso compositor francés, requeriría una entrada demasiado extensa o varias más breves, en las que podrían hablarse de ellas sin que ninguna pareciera tener relación con las otras. Fueron tantas y tan diversas sus experiencias que no se podrían reunir en un solo texto sin que se creyera que todo es una fantasía sobre un personaje inventado. Hoy quisiera hacer mención de una de ellas; tal vez de la más íntimas y tristes; pero también de las que sea más comprensible para todos.

Satie murió en soledad, un primero de julio de 1925. Sólo entonces sus amigos pudieron entrar a la pequeña habitación en la que había vivido. Allí encontraron trece trajes idénticos de terciopelo gris; un centenar de paraguas también idénticos; unas cuantas cajas de puros que contenían prolijamente ordenados más de cuatro mil rectángulos pequeños de papel donde Satie había anotado meticulosas descripciones de paisajes imaginarios, personajes inverosímiles, dibujos, greguerías, órdenes religiosas inventadas, palabras sueltas, instrumentos musicales imposibles. En uno de ellos podía leerse: «Me llamo Erik Satie, como todo el mundo».suzanne-valadon Satie fue un solitario durante toda su vida, excepto por unos pocos meses, cuando entabló una relación amorosa con Suzanne Valadon, pintora y modelo francesa (quien también fue madre de Maurice Utrillo). Suzanne se mudó cerca de donde vivía Satie y éste le enviaba con el pequeño Maurice incontables ramos de flores y notas varias donde alababa los encantos de esa mujer amada. Suzanne pintó el retrato de Satie y se lo regaló, haciéndolo inmensamente feliz; pero al poco tiempo ella se iría sin dar explicación alguna y nunca volvería a ver al compositor.
Luego, durante más de treinta años, Erik Satie iría al bar donde la había conocido sólo por si ella regresaba. Tan profundamente lastimado quedó por aquel abandono que en el año 1893, considerando que aquel dolor perjudicaba no solamente a su salud, sino también a su arte, Satie acudió a la policía para pedirle protección contra aquel recuerdo que lo perturbaba.

portrait-of-erik-satieEntre los muchos papeles que sus amigos encontraron en aquella habitación, también se encontraron decenas de cartas que Satie le había escrito a Suzanne pero que nunca se atrevió a enviar. Sobre el escritorio, cubierta de polvo, se encontró la siguiente nota: “Aquí, sentado frente a mi escritorio, no he dejado, hasta este momento, de contemplar el retrato que Suzanne me hizo hace ya más de treinta años, durante nuestro idílico amor y que permanece inerte, junto a mi colección de paraguas, algunas de mis cartas dirigidas a ella y nunca entregadas; así como los dibujos que tanto me recuerdan a aquella tormentosa, aunque para nada despreciable etapa de mi vida. Por eso, quienes entren a esta casa tras mi cercana muerte, lo primero que se fijarán, además de lo anteriormente citado, cubierto por el polvo y la suciedad acumulada por el paso de los años, será en esta cuidadosa carta, necesaria para poder dejar en paz a mi pobre espíritu ya cansado y deteriorado ante tanto errante caminar”.

Cuando iba a ese bar, Satie siempre dejaba una silla vacía y no dejaba que nadie la ocupara, porque, decía, estaba esperando a alguien.

17 comentarios el “El cartero llama dos veces XVII. Esa silla vacía

  1. Shira Shaman dice:

    La música de Satie( además de la Pintura de Remedios) me trajo a la mente lo que dijera Alejandra Pizarnik en La Condesa Sangrienta :»Al melancólico el tiempo se le manifiesta como suspensión del transcurrir -en verdad, hay un transcurrir, pero su lentitud evoca el crecimiento de las uñas de los muertos- que precede y continúa a la violencia fatalmente efímera.»

    Los acordes melancólicos transcuren dejando en el aire el aroma de las notas suaves,que se esfuman en la interminable espera de llenar algún día esa silla vacia.
    Una muy bella entrada.

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    • Borgeano dice:

      Gracias por tu comentario, Shira; no menos bello que la música o que la obra de Remedios. Lo que citas de Pizarnik es perfecto para redondear el tema, claro está. Pensar cómo transcurrió ese tiempo, esos treinta años, para Satie es algo que no podremos imaginar jamás.

      Un abrazo.

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  2. Bella y curiosa, como todo lo de Satie. Gracias por la bien trenzada narración. Nosotros le dedicamos una entrada del Calendario aqui: https://goo.gl/MVMHX1

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    • Borgeano dice:

      Gracias por el enlace, Félix; ya fui por allí y el artículo es estupendo. En unos minutos iré nuevamente para visitar los enlaces que allí dejas.
      Con respecto al bueno de Erik Satie, pues la verdad es que habría que dedicarle mucho tiempo, sobre todo porque se lo merece, sean cuales fueren las facetas que de él podamos tomar.

      Un abrazo.

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  3. Como muchas veces pasa con la música, conocía algo la melodía pero desconocía al compositor y todo sobre él.
    Gracias una vez más por ilustrarme.
    Un abrazo.

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    • Borgeano dice:

      También como sucede muchas veces, la música es un fiel reflejo de la personalidad del compositor. Éste es un ejemplo clarísimo de ello; la personalidad de Satie es como su música: melancólica y divertida a la vez. Sus pequeños saltos parecen jugar como niños, pero los acordes son tristes y nos dejan al borde de la oscuridad…
      Como dije al principio de la entrada, las excentricidades de él fueron tantas y tan variadas que no se pueden resumir en una sola entrada, pero me aboqué a esta en particular porque es la que más me conmueve y porque las otras, como toda excentricidad, mueve un poco a risa y no quería mezclar la hacienda.

      Gracias a ti por estar aquí.

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  4. Manifiesto mi enorme satisfacción y te doy la enhorabuena, Borgeano, por haber dedicado a Satie esta magnífica entrada y haberte centrado en este aspecto final de la vida del gran creador musical y del soñador de un amor amante que le alimentó durante tanto tiempo.
    Gracias por ello y por haber elegido esta pieza musical que me entusiasma.
    Buen fin de semana.
    Un abrazo.

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    • Borgeano dice:

      Muchísimas gracias por tus palabras, Isabel; me siento muy feliz al ver que este texto ha sido del agrado de muchas personas, tú entre ellas. En algún momento pensé que el texto podría parecerles en exceso dramático, pero publicarlo fue una necesidad personal. Esta parte de la biografía de Satie siempre me ha conmovido de manera particular (aquí, entre nos, y cosa que a nadie dije, me sincero: no puedo tocar este tema sin que una profunda tristeza se apodere de mí. La escena de Satie yendo a la policía a buscar ayuda puede mover a risa a alguien, pero para mí es la clave, la esencia de todo ¡Cuánto debe haber sufrido ese hombre para buscar esa ayuda! Lo imagino como a un niño, casi desamparado, buscando que alguien lo protegiera de un recuerdo… eso es increíblemente doloroso y triste y yo no puedo evocarlo sin sentirlo casi en carne propia).
      La música de Satie siempre me ha acompañado de manera particular, al igual que la de otros compositores (como Edvard Grieg, por ejemplo), aunque cada uno lo hace por sus propios motivos.
      Por último, y como siempre digo, los únicos temas importantes en la vida de una persona son los los temas del amor y los del conocimiento; de allí que una historia como esta se impusiera sola a la hora de ser escrita.

      Un fuerte abrazo para ti; y que tengas un magnífico fin de semana.

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  5. cristinafra dice:

    No sabía nada de la vida del compositor, fue una persona muy sensible y se nota en su música que es fantástica!!!
    Un abrazo

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    • Borgeano dice:

      Muchas gracias, Cristina; me alegra haberte acercado a alguien tan querido para mí como Erik Satie. Espero que le des una oportunidad a su música y que ésta te acompañe durante mucho tiempo.
      Con respecto a la vida del compositor francés, pues bueno, eso es todo un tema aparte, ya que fue tan especial y fuera de lo común que se necesitaría todo un volumen para poder sintetizarla aunque fuese un poco.

      Un abrazo y buen fin de semana.

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  6. luluviajera dice:

    Muy buena tu entrada, tocas los sentimientos de las personas con la música y la historia de Satie, del cual conocía poco. Aunque no se puede decir que es hermosa la historia del relato, la historia de alguien que sufrió tanto, disfruté de su lectura. no dejo de pensar en esos treinta años… Siempre, como dices, los temas importantes en la vida de una persona son los temas de amor y del conocimiento.
    Un beso.

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  7. Poli Impelli dice:

    Desconocía su pasión por esta mujer, y lo que siguió luego, que lógicamente se refleja en su arte. Gracias por traerlo, me ha conmovido.
    Abrazos!

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  8. […] Suzanne Valadon, pintada por Renoir, Toulouse-Lautrec, Degas, Modigliani, entre otros. También pintora, Suzanne antes de darle inicio a su carrera artística trabajó como acróbata, sin embargo, muy pronto lo abandonó para enfocarse en la pintura. Se dice que su belleza atrajo a varios artistas no sólo para pintarla, sino también como pareja. Por otro lado, aprovechó sus largas sesiones de modelaje con los artistas para aprender de ellos y aprovechar las nuevas técnicas que aprendía, y así aplicarlas en sus propias obras (alguna vez Suzanne Valadon apareció en este blog, debido a su corta relación con Erik Satie. Quien esté interesado en esa historia, puede pasar por aquí). […]

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  9. […] la breve historia de amor que unió a Erk Satiey Suzanne Valadon y que, como dije, pueden leer aquí. También recordé que había escrito un poema a Erik Satie, con el cual cierro un librito que […]

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