Yo, yo y, después, yo

Visito las ruinas de Tulúm; una de las pocas ruinas mayas que se encuentran a orillas del mar. El sitio es de una belleza poco común; por lo general las ruinas mayas se encuentran enclavadas en lo más profundo de la selva y la original ubicación de éstas que piso ahora hace que todo parezca, hasta cierto punto, irreal. Los senderos suben y bajan por las pendientes rocosas; el sol golpea fuerte y hay pocos sitios donde guarecerse a la sombra. Al doblar en un recodo veo a las cuatro muchachas que les presento en la fotografía.

Cultura selfie 01

Aclaro unos detalles para ponerlos en perspectiva. A espaldas de las muchachas se encuentra el Mar Caribe; frente a ellas se encuentran las ruinas. De hecho, exactamente frente a ellas se encuentra el mayor edificio de esta zona arqueológica. Entonces me pregunto: ¿Qué diablos están fotografiando? (Para ser sinceros, no me dije “qué diablos”, dije algo parecido; ustedes entienden).

Voy a ser sincero: no tengo nada en contra de las selfies. Al menos en un primer momento, claro. La selfie o autofoto es algo útil y lógico (¿Para qué otra cosa sirve el disparador automático después de todo?). Cuando no hay nadie que pueda tomarnos una instantánea y queremos recordar un sitio en particular, podemos disparar la cámara hacia nosotros mismos; nada de malo hay en ello. Pero el punto es que en esos casos lo importante es lo que nos rodea. Es decir, si quiero guardar un recuerdo de mi presencia en unas ruinas, o en cualquier otro sitio, puedo tomarme una selfie pero siempre y cuando sean las ruinas (o lo que sea) el punto central de la foto, no yo.

Y es ahí donde ya la cultura selfie pasa a ser, para mí, sencillamente odiosa. Ahora lo que importa es el yo y nada más que el yo. Me pregunto ¿Qué les mostrarán esas muchachas a sus padres, a sus amigos o qué verán ellas mismas dentro de unos años? Nada más que su bonito rostro con un pedacito de celeste del cielo o del mar; foto que podrían haber tomado en cualquier playa o incluso frente a un cartel publicitario ¿qué más da? Lo importante para ellas es su yo, yo y yo; lo importante para ellas (y para todo el mundo atrapado en la cultura selfie más banal) es salir en primer plano, levemente detrás de su ego.

cultura selfie 02

Por cierto, esto es lo que entiendo por una buena y lógica selfie

16 comentarios el “Yo, yo y, después, yo

  1. cristinafra dice:

    Totalmente de acuerdo contigo, los selfies no son malos, son la manera obstinada de autoretratarse y dejar de mirar lo que pasa por delante de sus vidas. Yo tengo varias fotos captando lo que quería y gente a mi alrededor autoretratandose jajajaja, una la hice muy en concreto haciendo incapie en la crítica .
    Es muy chocante ver un lugar hermoso y gente dándole la espalda
    Un abrazo

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    • Borgeano dice:

      Sí, así es; es lamentable que la gente no tenga la capacidad para admirar lo que tiene delante (cosas, que a veces nunca verán otra vez) y que sólo puedan verse a sí mismos. Tengo otro texto tocando ese tema, pero lo dejaré para más adelante, para no agobiar a la audiencia (algunas veces me han dicho que me quejo demasiado. Yo a veces, y por todo lo que vivo diario, creo que lo hago demasiado poco).
      En cuanto a las selfies en sí, yo mismo me he tomado varias, pero siempre he mantenido la importancia del objeto antes que mi presencia (es decir, uso la autofoto como un recordatorio de mi paso por ese lugar, nada más).

      Un abrazo.

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  2. Martes de cuento dice:

    Pues ya somos dos a reírnos de los selfies yoístas 😀 😀 😀 😀
    No obstante, sirven para constatar lo rematadamente tontos y homocentristas que somos los humanos. A mí, de hecho, me encanta contemplar a los que se hacen selfies, alguna vez he pensado en hacerles fotos, como tú has hecho. En especial, me encantan los que le ponen «morritos» a la cámara 😀 😀 😀

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    • Borgeano dice:

      La humanidad avanza irremediablemente hacia la estupidez y las selfies son sólo un síntoma de ello (por cierto, los que hacen mohínes además, son más patéticos todavía; como si hubiese grados en la tontería personal; cosa que, por supuesto, existe). Dentro de poco, contemplar a los que se hacen selfies va a ser parte del recorrido turístico ¡Hay tanto dentro de esa fauna!

      Un abrazo.

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  3. Pero ¿estas chicas iban juntas de viaje? Pensaba que un selfie se hace cuando estás sólo y no hay otra forma de hacerse una foto o cuando todos los amigos quieren salir juntos y no hay nadie para hacer la foto, vaya, el temporizador de toda la vida. Pero veo que aquí no es que unas se fotografien a otras para tener la fto sola, sino que quieren expresamente una foto tipo «selfie». Hace décadas salir en la tele era la máxima aspiración de muchas personas, ahora con el móvil y las redes sociales ya no necesitamos la tele para ser famosos, nos hemos autoconvertido en nuestras propias estrellas y nos mostramos como tal al mundo. Se llama vanidad, y la alimenta el egocentrismo.

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    • Borgeano dice:

      ¡Claro! Estaban las cuatro juntas (luego de esta foto una siguió tomándose fotos en el mismo sitio). La idea de la selfie (tengo, invariablemente, algunas de ellas) es la de tomarse una foto cunado nadie está allí para hacerlo por nosotros; pero como dije, hoy eso (junto con todo lo demás) ha pasado a segundo plano.
      Tal como dices, también, hoy las redes sociales han dado el espacio necesario y suficiente com para que cualquiera se considere a sí mismo como una estrella de… algo, porque en realidad lo son de la nada. Lo peor de esto es el corolario: como realmente creen ser alguien porque le dieron «X cantidad de Likes» a sus fotos, luego creen que tienen el derecho a hablar o de opinar sobre lo que les venga en gana. La estupidez en su cíclico estado de realimentación.

      Un abrazo y gracias por estar aquí.

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  4. Aquileana dice:

    Hola Borgeano.
    Planteas un tema que vivimos diariamente. Me parece que la selfie es una clara expresión de nuestros tiempos (Narcisismo, banalidad, pérdida de una brújula ideológica que señale valores comunes, consumismo, etc)….
    Coincido con vos en que este soporte digital bien podría usarse de una manera «más productiva» si uno lo quisiera. Uno (autofoto) y el lugar, en armonía…
    Pero bien sabemos que la selfie por excelencia es … frente a un espejo!!!. (el yo multiplicado por las lentes). En Instagram hay ejemplos hasta el hartazgo y muchas fotos muy provocativas, contra lo cual no tengo nada, pero lo destaco porque pareciera que parte de la Selfie incluye la necesidad de despertar un deseo en el otro. Sea de índole sexual, o sea el deseo de «querer ser la otra persona, tener algún/os atributo de ella, etc». En fin «el yo, yo y después yo» es evidentemente el sujeto de esta tendencia. Un ego que luego se vierte hacia los demás en forma instantánea y fugaz, pero que paradójicamente permanece en cuanto a la imagen y la multiplica y a veces sobredimensiona.
    Excelente artículo!. Gracias definitivas por esta lectura. Que pases un muy buen fin de semana (St Patrick´s incluido) 😀

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    • Borgeano dice:

      Hay algún texto más que interesante por allí, el cual expande el análisis a terrenos muy interesantes (lo buscaré al terminar de escribir este breve comentario). Como dije más arriba, creo que la cultura de las selfies es un síntoma del estado de pobreza intelectual en que se ve sometida la sociedad de hoy; donde el ego es el personaje preponderante.
      Tocaste un tema más que preciso al recordar que la gran mayoría de las selfies, sobre todo en las redes sociales, son frente al espejo, en lo que nos lleva a un lenguaje de imagen y metaimagen donde en definitiva lo único que sigue valiendo, pero a una escala casi absurda, es el yo, en este caso erótico o sensual (lo cual ni siquiera es logrado en todos los casos).
      Otro punto que me gustaría conocer es el de cómo viven la sexualidad esas personas, ya que por lo general quienes viven una sexualidad plena no tienen que exponerla como si fuese una mercancía (cabe la posibilidad de que esté equivocado; de allí que me gustaría saber fehacientemente cuál es el límite entre el placer de mostrarse y el placer en sí mismo).
      Hay mucha tela para cortar aquí, tal como nos muestra Emmanuel Ordóñez en el siguiente texto (aquí está el enlace del que te hablé antes): http://cultura.nexos.com.mx/?p=9591

      Gracias por estar aquí. Un fuerte abrazo.

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  5. Impresionante selfie el tuyo, qué maravilla!

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