Ridículo

absurdo

Otra vez El arte de viajar, de Alain de Botton y otra vez Flaubert; aunque esta vez relacionado con el querido dibujante argentino Caloi. El fragmento que sigue es parte de una carta dirigida por Gustave Flaubert a Louise Colet, fechada el 21 de agosto de 1846:
“Lo que me impide tomarme en serio, aunque yo sea de carácter más bien circunspecto, es que me siento ridículo, no con esa ridiculez relativa de la comicidad teatral, sino con la ridiculez intrínseca de la misma vida humana, y que se desprende de la acción más simple o del gesto más común. Nunca, por ejemplo, dejo de reírme cuando me afeito, pues me parece un acto completamente estúpido. Todo esto es muy difícil de explicar […]”
Alguna vez leí una anécdota sobre un profesor quien decía que un recurso muy útil para enfrentarse a una crisis de ansiedad es amasarse el culo como si fuera pan. La ansiedad y el miedo hunden muy frecuentemente sus raíces en una percepción excesivamente seria y rígida de la existencia. La capacidad de encontrar el absurdo en los momentos trágicos —o en los cotidianos, como explica Flaubert— nos lleva directamente a la risa.
Y aquí entra Carlos Loizeau, alias Caloi, el entrañable (y extrañado) dibujante argentino que alguna vez plasmó la misma idea de manera maravillosa:

perro

Todo dicho: desde la inmensidad del universo hasta un perro que nos huele el culo; desde Flaubert reconociendo lo ridículo de la vida diaria hasta ese ignoto profesor que sabía bien la diferencia entre lo sublime y lo ridículo, cada cosa posee su lugar en este mundo; de nosotros depende no darle más importancia de la que realmente tiene.

6 comentarios el “Ridículo

  1. Lina_Nefelibata dice:

    Estoy de acuerdo, a menudo nos tomamos a nosotros mismos demasiado en serio, pensamos en la inmensidad y en el funcionamiento del universo. Pero entre un pensamiento trascendental y otro, nos encontramos con nuestra realidad cotidiana: necesitamos comer, ir al baño, etc y entonces comparamos las realidades a las que nos enfrentamos y no podemos más que sentir cierto estupor, pero es que no somos más que esto, ¿qué vamos a hacer? Hay que asumirlo. Me ha gustado mucho la viñeta de Caloi, que habla por sí misma. Un abrazo.

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    • Borgeano dice:

      no está mal mirar al universo, querer entenderlo, estudiarlo; claro que no está mal nada de eso, el problema radica cuando olvidamos nuestra finitud, nuestra pequeñez y creemos que somos más de lo que realmente somos. Esto, lo cual parece ser algo pesimista o negativo, no lo es tanto, ya que nos pone en perspectiva; nos ayuda a colocarnos en el sitio que nos corresponde.
      Soñar, sí; pero con los pies en la tierra.

      Un abrazo.

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  2. Aplastante lógica que resumes muy bien en «Todo dicho».
    Somos aquello que queramos ser.
    Un abrazo.

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    • Borgeano dice:

      Esa lógica (la cual no es compartida por todo el mundo) hace que lo me resulta realmente ridículo sean esas pretensiones de querer «dominar al mundo» de ciertas personas. Me parece algo totalmente ridículo.

      Un abrazo.

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  3. Parafraseando a Pippi Calzaslargas: hoy celebro mi no cumpleaños.
    ¿Ridículo?

    No deja de ser curioso las acepciones de la palabra escatología. Lo digo desde éste rincón del planeta que habito, donde en los pesebres navideños ponemos pastores cagando. Donde los niños hacen cagar regalos a un tronco de pino… así que entiendo perfectamente la viñeta de Caloi. (Maravillosa viñeta)

    Un fuerte abrazo

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    • Borgeano dice:

      Excelente apreciación, traer a colación a la palabra escatología es lograr una síntesis perfecta. Me han hablado de pesebres navideños colombianos y mexicanos donde se colocan dinosaurios o helicópteros… todo cabe allí, por lo visto (me muero por ver uno de ellos por mí mismo).
      Caloi ffue maravilloso, siempre.

      Un fuerte abrazo.

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