Antoni Tàpies
Me gusta el expresionismo abstracto y no sé por qué. No lo sé y no pienso perder el tiempo en averiguarlo, para ser sinceros. También me gusta el surrealismo (Max Ernst por sobre todos; Max Ernst es la cima de la pintura para quien esto escribe); cosa curiosa, también me gusta mucho el arte iconográfico religioso medieval. La verdad es que no tengo ni idea de por qué ciertas obras me atraen mientras otras me dejan totalmente frío pero, al contrario de lo que ocurre con la literatura, donde sí puedo detallar con menor o mayor fortuna las razones por las cuales una obra me atrae, la plástica me golpea en medio del pecho o pasa a través de él como si se tratara de un neutrino: sin siquiera haber notado que pasó por allí.
Tal vez encuentre alguna buena razón en este poema que Octavio Paz le dedicó al artista catalán. Quién sabe, tal vez pueda entrar a esa enigmática habitación por una puerta accesoria.
Diez líneas para Antoni Tàpies
Sobre las superficies ciudadanas,
las deshojadas hojas de los días,
sobre los muros desollados, trazas
signos carbones, números en llamas.
Escritura indeleble del indendio,
sus testamentos y sus profecías
vueltos ya taciturnos resplandores.
Encarnaciones, desencarnaciones:
tu pintura es el lienzo de Verónica
de ese Cristo sin rostro que es el tiempo.
Para que encontrar una razón pudiendo simplemente gozar.
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Exacto. En estos casos hay que abandonarse al placer más puro y básico; intentar explicarlo es correr el riesgo de manchar el momento con palabras que no vienen al caso.
Un abrazo.
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