Richard Feynman fue uno de los científicos más notables del siglo XX. Es maravilloso leer uno de sus libros o adentrarse en una de sus entrevistas; de ese contacto uno siempre sale enriquecido y mejorado. En The Fantastic Mr. Feynman, uno de los muchos documentales que tratan de su vida, Feynman cuenta cómo fue educado por su padre: “Mi padre me sentaba en su regazo y me leía la enciclopedia británica, y leía, por ejemplo, sobre los dinosaurios. Decía algo así como: «Estos tenían unos veinticinco metros de alto y su cabeza tenía unos seis metros de ancho» y ahí él se detenía y decía: «Veamos qué significa eso. Eso significaría que si estuviese parado en el patio delantero, podría meter la cabeza por la ventana del primer piso; aunque se cabeza no cabría porque es demasiado ancha…».
El padre de Richard Feynman trabajaba en una fábrica de uniformes y tenía contactos permanentes con estamentos militares, lo que lo llevó a un fuerte rechazo a la autoridad; ese rechazo también lo inculcaría en su hijo, el que nos cuenta: “Una de las cosas que mi padre me enseñó fue a discrepar. Cierta vez él abrió el The New York Times y había una foto de un general y me dijo: «Mira a estos seres humanos. Hay un humano parado aquí y todos estos otros inclinados. ¿Cuál es la diferencia? ¿Por qué todos se inclinan ante él? Sólo a causa de su nombre y de su posición. Debido a su uniforme, no a causa de que haya hecho algo especial».
De estas palabras y recuerdos podemos inferir varias cosas: primero, la importancia de la educación en la formación integral de una persona. Segundo, la injerencia especial que ha tenido Melville Feynman sobre su hijo señala que la educación bien entendida no es, tal vez, la que se lleva a cabo en la escuela en estos momentos. Tercero, la educación no es el aprendizaje de datos estadísticos y fechas y su memorización; la educación incluye a la creatividad y a la imaginación. Sin estos dos ingredientes extras no tendremos jamás a personas educadas, sino sólo —y esto si tenemos suerte— a algunos empleados competentes y poco más.
El mundo necesita más personas como Richard Feynman, pero no debemos olvidar que primero necesitamos más Melville Feynman. Ser el primero es difícil y tal vez esté fuera de nuestro alcance, ser el segundo es algo a lo que podemos aspirar sin demasiados problemas.
Com toda modestia, voy a señalar un hecho personal. Yo no he podido terminar mi carrera universitaria, pero hice todo lo posible para que mi hijo sí pudiera terminarla. El día que él se recibió de ingeniero fue tan maravilloso como si yo misma hubiese sido quien se titulará. Hoy sigo adelante con mi segundo hijo en el mismo camino. Creo que ése es el camino: dejar las cosas un poco mejor de como las encontramos. Ése fue mi modesto aporte para dejar una pequeña huella en el camino.
Un beso repartido en tres.
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Veo, con mucho gusto, que no sólo a mí me gustó tu comentario, eso quiere decir que no estás tan errada en tus apreciaciones y coincido en que ése es el camino: dejar las cosas un poco mejor de como las encontramos (voy a robarte esta frase, si me lo permites).
Tres besos, uno para cada uno.
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[…] a través de Aprender a enseñar — El Blog de Arena […]
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No es la primera vez que me haces recordar a mi padre… Pero, te diré que debido a esas influencias de mi padre, mi lema es : Aprender de los que saben más y enseñar a los que saben menos. Un gran artículo, como siempre. Mi abrazo fuerte.
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La paternidad es uno de los temas que tenemos en común, Julie, entre muchos otros creo que es uno de los fundamentales. Recuerdo, también, tu lema (del cual hablamos no hace mucho), el cual sería digno de ser puesto en las entradas de todas las escuelas. Ésa es la idea (junto que a que nos compartió Lulú aquí arriba: eso de «dejar las cosas un poco mejor de como las encontramos»). Ambas ideas son facetas de un mismo sentido común.
Un fuerte abrazo.
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La frase de dr. Freud, que el el niño es la base del hombre sigue siendo valida. Abrazo.
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Totalmente válida, sin duda alguna. Razón de más para que se la tenga en cuenta a la hora de elaborar los planes de estudio de toda una nación ¿No? Es curioso que eso no parezca ser tenido en cuenta…
Un abrazo.
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El término «personas educadas» puede ser tan diverso como las personas mismas, y en esa misma diversidad la creatividad e imaginación debería ser ejercitada con ahínco; a veces parece todo un reto desaprender para aprender mejor a compartir (enseñar). Gracias por tus letras. Abrazo.
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Tienes razón, «mujerreal», es un error que tomaré en cuenta y que intentaré evitar. El término «personas educadas» es tan vago y variable que, de hecho, lo usa todo el mundo queriendo significar «personas que me gusten a mí o que sean como yo» lo cual no es mi caso, claro está. De todos modos hay que ser cuidadoso con eso, así que agradezco que llamaras mi atención sobre ese punto.
Creo, de todos modos, que entendiste la idea de mi concepto y que estamos de acuerdo en ello. Cuando veo a los grandes creativos de la historia (independientemente del ámbito en el que se haya desarrollado) generalmente veo a un niño libre y al que se le alimentó la veta creativa. No creo que eso sea sólo casualidad.
Un abrazo.
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Yo aporto algo que entiendo y comparto de tu entrada, la educación y la cultura van por separado, para mí al menos. Se puede tener una carrera universitaria y ser un personaje prepotente y maleducado, o un campesino que te pueda enseñar lo más grande de la vida. Pienso que no se trata el tema de dejarlo todo mejor de lo lo tuvimos nosotros, porque se le da mucha importancia a eso de tener carreras universitarias y muy poca a otras cosas, que nos hacen cultivar unos valores que no te enseñan los libros, esos valores que se pierden, como puede ser el respeto a los demás. Si tener unos estudios conlleva mirar por encima del hombro a otra persona que no los tiene, o a cualquiera
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Estoy de acuerdo contigo, así que no hace falta añadir mucho más. «Lo que natura no da, Salamanca no presta». Y, como dicen en mi tierra, «D’on no n’hi ha, no en pot rajar». Que se podría traducir como «De donde nada hay, nada puede salir».
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Hace muchos años trabajé con tres gallegos en Argentina y uno de ellos solía decir eso con mucha asiduidad. Mira que ahora, después de décadas, vengo a enterarme de dónde sale eso de «De donde nada hay, nada puede salir».
Un abrazo.
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Uisssssss, yo no soy gallega 😀 😀 😀 😀
Todo y que compartimos península, los gallegos me quedan un poco lejos 😉
https://es.wikipedia.org/wiki/Galicia
Yo soy catalana y la cita que te he puesto está en catalán
https://es.wikipedia.org/wiki/Catalu%C3%B1a
Es un idioma precioso. Pero, claro, que diré yo, que estoy enamorada de mi pequeño país 😉
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Jajaja… no, yo no dije eso, sólo que fue de un gallego que yo lo aprendí. Supongo que debe ser un dicho muy popular en España toda. Yo lo uso a menudo también.
Por cierto, hace apenas un par de días charlaba con Xabier Nobella sobre el tema de los idiomas y le comentaba que me gustaría mucho aprender catalán, idioma que me resulta sumamente atractivo. Comencé a prestarle atención cuando a fines de los noventa conocí a María del Mar Bonet (ya había escuchado a Serrat en Catalán mucho antes, pero en Argentina, como es lógico, se lo escucha en su mayor parte en español). Luego, a pesar de que en Argentina gran parte de la inmigración española fue de Galicia, hay muchos otros colectivos de importancia. Mi ciudad, Mar del Plata, cuenta con una fuerte comunidad Valenciana, hasta tal punto que se celebra anualmente el Festival valenciano, con comidas típicas y la infaltable falla. Cataluña es especialmente atractiva para nosotros por todas las referencias culturales; y es uno de los sitios que quiero visitar en algún momento de mi vida. Como bien sabes (creo), desde hace más de dos años estoy viajando por latinoamérica, aunque hace n tiempo que me establecí en Morelia, México. Mi idea original era irme a Europa, haciendo a España mi punto central; pero por aquel entonces la diferencia de la moneda era tan grande que mis ahorros iban a servirme para muy poco tiempo por allí. Por eso puse en práctica mi «Plan B», latinoamérica (Por cierto, no me arrepiento de este plan; este continente es una maravilla por donde se lo mire)
Por último, mi propio apellido es vasco (el materno es italiano)… así que imagínate… nos brota la península ibérica por todos los poros.
Gracias por los enlaces.
Y un fuerte abrazo.
P.S.: ¿Galicia te queda lejos? ¡Eso no es distancia, mujer! 😀 Gracias nuevamente.
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Pues si te gusta el catalán, ya te informaré del Club de Lectura Internacional que se va a poner en marcha de cara a septiembre 😉 Me encargaré de coordinar las lecturas (en catalán o castellano) y el debate posterior en catalán.
Al ser una lengua hija del latín seguro que te sería fácil entenderlo todo y, además, al estar en contacto con el castellano, muchas palabras se han traspasado de un idioma al otro. Sin ir más lejos, la antigua moneda española, la peseta, toma su nombre del catalán, ya que es diminutivo (pesseta) de «peça», cuya traducción es «pieza», que es como llamaban a las antiguas «piezas de plata».
Si algún día vienes por Europa, ya sabes que tienes una amiga en Barcelona 😉
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Pues estaré atento a ese Club de Lectura. Gracias por tenerme en cuenta. Es cierto que algunos términos me resultan muy sencillos de percibir, otros puedo entenderlos gracias al contexto, pero sin duda, tomar unas clases sería lo ideal.
Muchísimas gracias por tu amistad, espero alguna vez poder viajar a Barcelona (es uno de los sitios marcados como «indispensables» en mi lista) y poder compartir una cena o una caminata suena más que ideal.
Gracias nuevamente.
Un fuerte abrazo.
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¡Cuenta con ambas cosas! Y además, con una larga charla en el jardín de la universidad.
Creo que sería un sitio ideal para compartir una conversación contigo después de haber visitado la biblioteca 😉
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No me caben dudas de que así será.
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😉
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😉 Y haciendo un poco de país, por si quieres visitarnos…
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(Prosigo que sin querer le di a aceptar… disculpas..
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no sirve de nada. Y por otra parte, nadie es mas que nadie, en este mundo tiene que haber gente para todo, no todos podemos universitarios, tiene que haber agricultores, albañiles pintores de brocha gorda, etc. Profesiones todas necesarias, personas que pueden tener y haber aprendido una gran educación aunque no tengan una gran cultura.
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Precisamente, ése es el punto, María; no hablo de títulos universitarios, sino de educación. La respuesta la das tú misma al inicio de tu comentario: la educación y la cultura van por caminos separados. Digamos, para ser más específicos, que la formación y la cultura van por caminos separados. En el caso que señalo, el de Richard Feynman, ambos caminos se unen y forman a un individuo; en gran parte de los casos eso no ocurre, entonces es cuando tenemos a personas formadas pero no educadas (esos profesionales de los que hablas y que pueden ser más maleducados que el noventa por ciento de la población).
A lo largo de mi viaje he podido encontrar a personas humildísimas que han dejado una profunda huella en mí, mientras que muy pocos profesionales han podido hacerlo (un ejemplo lo tienes en una entrada de este sitio titulada «Los colores de Julia» o en otra titulada «Aniversario».
De todos modos, el tema central de la entrada apunta más a la injerencia que tenemos nosotros como padres a la hora de formar a las futuras generaciones. Richard Feynman llegó a ser lo que fue gracias a la educación dada por su padre, no sólo a la formación dada por la escuela o la universidad.
Gracias por tus palabras.
Un fuerte abrazo.
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Saber educar es básico y conlleva el despertar el interés también por lo hechos habituales y los no tanto, de nuestro mundo. No basta con señalar datos y/o curiosidades, sino también despertar la curiosidad y buscar el por qué de los mismos. Hay otro excelente libro de actualidad, especialmente para los que estuvimos y los que están inmersos en la docencia: http://cooperativo.sallep.net/Novak,%20J.%20y%20Gowin,%20D.%20-%20Aprendiendo%20a%20aprender.pdf
Un gran abrazo
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