Suele sucederme a menudo que escribir una entrada hace que aparezca enseguida una segunda entrada relacionada. Una idea lleva a la otra, dicen, y la verdad es que es una fortuna poder enlazar temas, autores, referencias. A ello ayudan mucho ustedes también a través de los comentarios, los cuales a veces despiertan alguna reflexión que luego puede trasladarse a una entrada propia y así seguir realimentándose en ese diálogo permanente que tenemos. Otras veces los comentarios son directamente el material de la entrada y, en ese sentido, estoy más que agradecido por el tiempo que se toman en compartir sus pensamientos con todos los que aquí estamos o pasamos.
Esta entrada de hoy, entonces, es una de ellas; una entrada hija de otra, en este caso, la de ayer, en la que compartí una cita de Gilles Deleuze sobre la necesidad o posibilidad de ser libres. Luego de subirla y dejarla programada, recordé un poema de Fernando Pessoa que leí por primera vez en una antología muy famosa en el Río de la Plata titulada, simplemente La mejor poesía, la cual fue compilada por un librero llamado Homero Alsina Thevenet.
El poema lleva el simple título de Poema XVIII; pero se lo conoce por su primer verso el cual es, también, el que titula esta entrada. Fue publicado por uno de los heterónimos de Pessoa, Alberto Caeiro y pertenece a su libro O Guardador de Rebanhos. Helo aquí:
Poema XVIII
Ojalá fuese yo el polvo del camino
Y los pies de los pobres me pisaran…
Ojalá fuese yo los ríos que corren
Y hubiese lavanderas en mi orilla…
Ojalá fuese yo los sauces de la margen del río
Y tuviese sólo el cielo encima y el agua debajo…
Ojalá fuese yo el burro del molinero
Y él me golpease y me estimase…
Antes eso que ser el que atraviesa la vida
Mirando atrás y sintiendo pena.
Este poema, entonces, cierra la cita de Deleuze. Ser libre implica una acción consciente, ya que nadie puede serlo por interpósita persona ni nadie puede serlo a través de los actos de otros. Ser libre es, en síntesis, querer ser el polvo del camino, antes que la nada que se es al no valorar la vida.
Como decía Eladia Blázquez…»No es lo mismo que vivir…honrar la vida…»
Profundas reflexiones que emocionan!
Un abrazo!
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Ese poema de Eladia Blázquez conmueve en cada oportunidad en que es escuchado o leído. Gracias por traerlo aquí, es un cierre perfecto para esta breve entrada.
Un abrazo.
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❤
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Gracias Marina; has dicho mucho con muy poco. ¡Perfecta síntesis!
Un abrazo.
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Fantástica entrada y fantástico poeta. Esta obra concretamente forma parte del programa de la asignatura que suelo impartir en bachillerato, Literatura Universal. Y de ella se extraen excelentes debates y reflexiones.
Un saludo.
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Sin duda, para que los alumnos se adentren en el sano hábito del debate y de las reflexiones, Pessoa es una excelente elección.
Un abrazo.
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Yo suelo llamar a ese polvo… luminoso. Me encantó tu entrada y el poema. Un abrazo muy fuerte.
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¿Como el de Peter Pan? Podría ser… ese polvo del cuento infantil ayudaba a los niños a volar, así que haya sido ésa la referencia o no, vale tanto como cualquier otra.
Un fuerte abrazo.
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Hace años escribí un librito de pensamientos que lo titulé «Polvo Luminoso» lo puedes leer en el margen derecho del blog. En realidad se refiere a la muerte… Pero no deja de ser referente a lo que somos. Mis amigos se reían de mi, por lo del polvo… :))) Me encantó leerte. Un abrazo.
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La muerte y la vida están tan ligadas que escribir sobre una es escribir sobre la otra.
Allí voy.
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La vida… la valoración que de ella se hace va relacionado de manera estrecha por la libertad con la que se sabe o nos dejan vivir. Me encanta tu entrada. Besos a tu corazón.
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Y también la libertad de pelear por esa libertad si alguien intenta quitárnosla. La libertad es algo que se nos debe por derecho y a la que tenemos la obligación de defender si alguien intenta coartarla.
Un abrazo.
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Y para ello a veces, para reclamar lo que es nuestro, de manera injusta hay que echarle todo el valor que tengamos, no es fácil ser libre, pero tampoco es imposible. Besitos a tu alma.
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Los dos últimos versos son la luz y sentido de cada uno de los «Ojalá» que versa el autor. Entiendo tal broche que no hay nada peor que sentir un gran vacío del pasado, de lo que de bien se puede hacer y no se hace. Esa pena que indica conduce al arrepentimiento.
Gracias y un gran abrazo.
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El pasado, quería Isabel; es un asunto que no me gusta tocar (estoy, claro está, hablando de lo personal; no del tema en sí) y, tal vez, lo sea por lo que dice Pessoa: mirar atrás y sentir pena debe ser una de las torturas más atroces que puede llegar a sentir un ser humano. De allí, ta vez, mi profundo amor por el momento presente; del ahora, del esto que tenemos entre las manos.
Un fuerte abrazo.
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«Mirando atrás y sintiendo pena» lo dice el poeta. En ello me he centrado, no sé si acertadamente.
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Claro que sí, Isabel, claro que sí. Como poeta que eres sabes lee con precisión.
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Me encanta la poesia, y más cuándo hay en ella mas que una reflexión.
La libertad para mi es algo desde que se nace. Porque el simple hecho de vestir nos oprime ante la Sociedad. Pero también existe la libertad de volar de ser uno mismo. Como decía Joan Manuel Serrat. «Caminante no hay camino se hace camino al andar».
Besos.
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