«La condición es la trampa de los dioses». Cuando un dios (hablo de la mitología en general pero quisiera hacer hincapié en la mitología griega en particular) brinda un favor siempre pone una condición; pero es allí, en esa condición, donde está la trampa. Es allí por donde se colará la tragedia en la vida del protagonista. Si un dios otorga la inmortalidad siempre habrá un detalle por donde la muerte entrará en la vida del personaje y, lo que es más importante, es precisamente por allí por donde toda la historia tendrá sentido.
Si nos fijamos bien, lo mismo ocurre con el dios de los cristianos o el de los otros dos grandes monoteísmos actuales. Dios da la vida eterna, promete felicidad y bienestar eternos pero… las condiciones son las que determinarán si esos beneficios serán recibidos por el protagonista. Es decir, su amor es un amor condicionado. «Yo, Jehová, te doy el libre albedrío y la promesa de la vida eterna en el cielo; pero… debes creer en esto y en esto; debes seguir estas y estas normas, etc.». Son esos peros, al final, los que echan por tierra toda la ideología monoteísta, ya sea judía, musulmana o cristiana.
Todo tiene un talón de Aquiles, o bien todo tiene un pero. En los detalles anda el diablo. Abrazo mi buen
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Buena frase, la cual me hubiera venido de perillas de haberla recordado: «En los detalles anda el diablo». Sí señor, y qué bien los aprovecha…
Un fuerte abrazo.
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La condición es imposición y sólo el Amor nos hace libres. Abrazo.
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Exacto. Toda condición es una limitación, un corte, una orilla; y si hablamos de amor eso no debería existir en ninguna de sus variantes.
Abrazo.
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El amor de una madre, creo que es lo único que se puede decir que es incondicional.
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Tampoco, por desgracia. Aunque en líneas generales es así, tampoco es una norma. ¡Ojalá lo fuera! Pero lamentablemente tenemos muchos ejemplo de lo contrario. Habrá que seguir buscando.
Un abrazo.
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Y además parece que todos hemos copiado eso, pero ningún estudiante ha sido el mejor y más despiadado, que los bancos, ellos si saben poner la trampa como los dioses
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Pues es un estupendo punto, «árbol». Lo único que los salva es que ellos no te dicen «te amo»; sólo dicen «no te quejes; no va a dolerte mucho». Otro tipo de mentira, claro.
Un abrazo.
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Deberían amarnos sin contraprestaciones, desinteresadamente. Por algo son dioses.
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Así debería ser, pero parece que ese día faltaron a clases o algo por el estilo.
Un abrazo.
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De acuerdo con tus interesantes reflexiones, Borgeano. La condición… ¿por qué siempre termina siendo una contradicción al amor generoso? Hablo de los terribles castigos eternos… eternos. Me parece la manifestación más cruel del amor.
Gracias y abrazos.
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Ese tema del castigo eterno es otro punto débil de las religiones todas, Isabel; si uno no le haría eso a un hijo ni por asomo, muchos menos lo haría un dios; de allí que si dios existe debe ser otra cosa totalmente diferente a lo que las religiones nos quieren hacer creer. Sea como fuere, el punto de esto no es tanto dios sino como los creyentes (como dijo alguien: «No tengo problemas con dios, sólo me molesta su club de fans»).
Un abrazo.
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