Un cuadro que siempre ha llamado mi atención es el Desnudo bajando la escalera, de Marcel Duchamp. Ya el título nos ayuda a comprender que esas formas abstractas son en realidad las diferentes poses de momentos sucesivos de una persona al bajar por una escalera. En general, cuando uno vuelve a una pintura en particular una y otra vez lo hace por alguna razón en especial, es decir, por algo que va más allá del mero placer estético (éste, al igual que sucede con el humor, va apagándose a medida que pasa el tiempo, del mismo modo en que ya no nos reímos cuando nos cuentan una y otra vez el mismo chiste).
En mi caso, el Desnudo bajando la escalera me resulta fascinante porque a veces veo a la figura moverse mientras que otras veces sólo veo a la figura y otras veces sólo veo las líneas rectas y el color que las circunda. No sé si se deberá al cansancio o a la lucidez de cada momento; pero sea como fuere, ese cuadro de Duchamp es, para mí, tres o cuatro cuadros diferentes, según sea el momento en que me lo encuentre.
Ahora, tal vez, me veré obligado a sumar una o dos formas más de verlo, lo cual, lejos de agobiarme, es una idea que me agrada muchísimo. Y es que leyendo La cuarta dimensión en el arte del siglo XX, de Javier Ibáñez, me encuentro con que Duchamp se inspiró en los conocidos trabajos del fotógrafo Eadweard Muybridge; sobre todo en su serie Mujer bajando una escalera:
Claro, ahora todo resulta obvio ¿No? Pero es lo mismo de siempre; como nos sucedía en la escuela cuando no podíamos resolver un problema y la maestra, al fin, nos daba la respuesta ¡Por supuesto que así era! Todo estaba ante nuestros ojos, de una u otra manera.
Como dije, creo que a partir de ahora el Desnudo bajando la escalera de Duchamp ya no sólo se moverá (cuando le dé la gana, claro) sino que también será una serie de fotos fijas o de líneas o de lo que se le antoje. Sea lo quiera ser, estoy seguro de que lo voy a disfrutar muchísimo.
Nota: buscando las imágenes que necesitaba para ilustrar esta entrada, me encuentro con este montaje (de quien desconozco la autoría) pero que ilustra a la perfección la unión entre ambos artistas:
Pienso que es la multiplicidad de las perspectivas. Hay tantos ángulos como tantos son los ojos, por eso de que hay verdad absoluta… Abrazo mi buen
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Lo que dices me sirve para enlazar esta pintura con alguna idea filosófica, Rubén; esa multiplicidad de puntos de vista es algo que se está haciendo patente en la sociedad toda.
Un abrazo.
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que bien, las ideas se entrelazan tb. abrazo
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Interesante reflexión sobre una pintura fascinante.
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Gracias, “lamaleta”; creo que la pintura es, como bien la defines, fascinante; me halaga que mi modesta reflexión haya sido de tu agrado.
Un abrazo.
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Es increíblemente compleja y sencilla a la vez…, miraar, cerrar los los y dejar que la abstracción nos llene. Un abrazo.
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Es esa ambigüedad lo que le añade un particular encanto. Son simples “rayitas”; pero sin embargo es un mundo todo.
Un abrazo.
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Totalmente. Saludos.
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Deliciosa pintura,Borgeano y los comentarios que ha generado esa entrada me han hecho pasar un rato de puro aprender. Es un placer leerte.
Saludos afectuosisimos!
D
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Nuevamente, muchas gracias, Carmen. Ése es mi gran placer: el compartir con todos ustedes y el “ida y vuelta” que se va creando entre todos. Eso es lo que me mantiene aquí a diario.
Un fuerte abrazo.
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