Ustedes me permitirán evitar exponer aquí los detalles que me llevaron a querer citar a José Ingenieros, cosa que haré a continuación más como una forma de terapia que como una forma de explicarme (sin contarles mi anécdota no tendría sentido ese «explicarme» de esta manera). Digamos, tan solo, que toparse con un mediocre convencido de su genio o de su derecho al genio es algo que uno puede tolerar hasta cierto punto; pero si nos encontramos con uno de ellos en un sitio de donde no podemos escapar por unas horas (una cena por un casamiento, por ejemplo) creo que entenderán mi necesidad de decir esto, aunque lo haga por boca de otra persona. En este caso, como dije, de José Ingenieros:
«Siempre hay mediocres. Son perennes. Lo que varía es su prestigio y su influencia. En las épocas de exaltación renovadora se muestran humildes, son tolerados; nadie los nota, no osan inmiscuirse en nada. Cuando se entibian los ideales y se reemplaza lo cualitativo por lo cuantitativo, se empieza a contar con ellos. Se aperciben entonces de su número, se mancornan en grupos, se arrebañan en partidos. Crece su influencia en la justa medida en que el clima se atempera; el sabio es igualado al analfabeto, el rebelde al lacayo, el poeta al prestamista. La mediocridad se condensa, se convierte en sistema, es incontrastable».
La mediocridad nos rodea y lo peor cada vez está más cerca y se hace más grande y latente, como si fuera una epidemia, y lo peor se quedará sin duda. Me encantó. Besos a tu alma.
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Nos rodea y nos ahoga; como es más difícil multiplicar a un ignorante que a un sabio, ahí andamos, haciendo funcionar la máquina imbécil en lugar de hacer algo en el sentido contrario.
Abrazos miles.
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Son los que citan libros que nunca han leído o que d e plano inventan.
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Pues algunos ni eso; para lo segundo, citar libros que uno inventa hay que tener, al menos, un toquecito de genio; pero estos de los que hablo… pues nada de nada, créeme. Sólo ego y na frase que usan a cada momento: «Todo es opinión; entonces la mía vale tanto como la tuya».
Un abrazo
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Si mal no recuerdo Borges lohacía en alguno de sus cuentos. Abrazo mi buen
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Claro, en El acercamiento a Almotásim es cuando lo hace por primera vez. Luego directamente escribiría cuentos analizando libros que él mismo inventaba…
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Que un mediocre te estropee el día… y no, eso no es noticia. Pero, así es, «contra la estupidez, hasta los dioses luchan en vano» según Goethe.
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No, por desgracia no es noticia; las cosas de todos los días dejan de serlo por ese mismo motivo: la trivialidad del hecho. Me apunto la frase de Goethe y la pongo al lado de la de Schopenhauer: «La inteligencia humana es limitada; pero la estupidez no tiene límites».
Un fuerte abrazo.
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;)) Así es.
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Y más cuando la mediocridad se convierte en un accesorio llamativo del ego
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Muchos la lucen como una medalla, es cierto. Creo que hay una relación directa entre el tamaño del ego y el tamaño de la estupidez. Habría que hacer un gráfico a escala ¿No?
Un abrazo.
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Totalmente, debemos escoger un grupo de estúpidos aleatoriamente para iniciar el estudio
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Jajaja… eso es muy bueno. En serio, lo es…
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😜😁😘
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Y cuando un mediocre llega a presidente de gobierno, ni te cuento… en esta España de esperpento además tenemos ministros, asesores y demás que tampoco tienen demasiadas luces.
Y en el diario vivir también, por eso, como te decía en alguna ocasión, me he vuelto bastante asocial.
Un abrazo
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Es que ello es una consecuencia inevitable, Xabier; la mediocridad se ha enseñoreado en todos los ámbitos ¿cómo no iban a hacerlo con el gobierno? Si los mediocres son mayoría y la mayoría elige… no hay opciones ni salida.
Y en le diario vivir… pues qué decir, ambos sabemos y compartimos la idea de que la soledad del campo o del bosque es lo mejor que puede pasarnos. Oh, Thoreau…
Abrazo.
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Desperté tarde, llegué al mundo de las ideas tarde. Pero dos libros me abrieron el camino del cambio: El hombre mediocre y El mundo de Sofía. A partir de ahí pude o al menos todavía intento entender el mundo, a los seres humanos. Es por eso que ese libro, que ahora a la vista de los años juzgo no tan objetivo o científicamente constatable, está en la lista de los que respeto, de los que volvería a abrir al azar y arriesgarme a una lectura.
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Dos grandes libros para comenzar, sin duda alguna. El hombre mediocre me parece de una fuerza y de una lucidez increíbles, aunque la modernidad nos impida verlo como lo que es en su esencia. Para mí, nietzscheano y schopenhaueriano empedernido (lo habrás notado por mis entradas, son los dos filósofos más citados aquí, y eso que me contengo para no hacerlo más a menudo), el texto de Ingenieros me parece una obra fundamental. Claro, como acabo de decir, a muchos les molesta que se digan esas cosas, pero si se las analiza de manera objetiva, no podemos decir otra cosa que «tiene razón».
En ese sentido, por cierto, también debo contenerme mucho; soy de decir y de sostener esas cosas y sé que hoy la sociedad no lo permite.
Un abrazo feliz por el encuentro literario también.
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La mediocridad ha sentado sus raíces en la sociedad, ¡Cuidado, porque puede contagiar a demasiada gente!. Saludos.
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Pues creo que ya lo ha hecho a una escala masiva… no hay sitio donde se pueda estar tranquilo. Al menos por aquí, son contados con los dedos de una sola mano.
Abrazo.
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Lástima, pero creo que son fruta del momento presente…, saludos.
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