
La nave de los locos – Hieronymous Bosch
Ayer hablé de Javier, un hombre al que conocí en un banco de la plaza de Morelia. Cuando nos íbamos, L. me dice que ha escuchado ciertas historias sobre vagabundos o indigentes que de pueblos o ciudades vecinas dejan por las noches aquí, en esta ciudad. Hace unos años, cuando con una amiga íbamos a leer y a hacerles escuchar música a los internos del asilo Hogar del Cristo Abandonado (ése es el nombre oficial), oí lo mismo y, en un par de casos, pude verificar que esto es realmente así. Recuerdo que nos señalaron un par de casos donde se habían abandonado a personas en las mismas puertas del asilo y que éstas muchas veces no sabían explicar de dónde venían o quiénes las habían dejado allí. Incluso instituciones de la misma Morelia a veces no aceptan a ciertas personas ya que éstas deben ser ingresadas por un familiar (cuando en realidad no quieren aceptarlas por las condiciones de salud o de indigencia en la que se encuentran).
Esto me hizo recordar a la idea de La nave de los locos. En la edad media, a los locos o a los enfermos terminales se los metía en una barca y se los dejaba en el río, para que las aguas los llevaran corriente abajo y así llegaran a la siguiente ciudad o para que murieran en algún lugar cualquiera, pero lejos de casa. Eso es lo mismo que ocurre ahora, al menos en esta parte de México tan querida por otros motivos pero tan detestada por estas cosas. Hoy la nave de los locos tiene cuatro ruedas y deambula por las noches dejando cuerpos desperdigados por las calles o en las puertas de los asilos que sí los acogen y que son los únicos que hacen del acto y de la palabra algo uniforme y coherente. El resto, como siempre, se lava las manos con la misma prolijidad con la que antes lavaron su conciencia.
«Un pariente pobre es siempre un pariente lejano »
Lo de la nave me recuerda a esa otra de la que hablamos a veces y que no será una nave de personas abandonadas si no de algunos que voluntariamente decidimos compartirla para dar rienda suelta a nuestra locura, y si, será la nave de los locos. Feliz día corazón.
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Me encantó esa analogía. Claro que la nuestra es una nave de locos; pero menuda diferencia entre unos y otros ¿No?
Abrazo apretado.
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La nave de los locos me ha gustado desde que la vi. También creo en una nave de personas que buscan alejarse de la sociedad, para crear su propia aldea de locura.
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Sí, Dramagico; a eso hace referencia Ana, con quien siempre jugamos con esa idea (en realidad fue ella la que comenzó), la de que estamos en una nave que se aleja de la costa cada vez que la estupidez nos acecha. Así que claro que has dado en el clavo.
Un abrazo.
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Escalofriante
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