Como bien se sabe, Oscar Wilde, en su El retrato de Dorian Gray, narra las peripecias de ese personaje, quien no sufre en sí mismo, ni en lo físico ni en lo moral, daño alguno ante las iniquidades que comete. Todo este daño se traslada a un cuadro, el cual muestra en toda su crudeza lo que es la viva imagen de Dorian Gray, en sí misma.
Creo que todos, en menor o mayor medida, somos o podríamos ser émulos de Dorian Gray; salvo que en lugar de una pintura a la que nos vemos obligados a esconder en el altillo bajo una tela, podríamos usar el espejo que nos devuelve nuestra imagen cada mañana. Si así fuera; si realmente tuviesen la valentía de ver en ese espejo no lo que la imagen invertida les muestra, sino su interior y lo que éste proyecta al mundo todo (porque en general los demás sí lo ven muy claro) un alto número de personas retrocedería avergonzada de lo que tienen delante. Y digo avergonzada en lugar de aterrorizada porque, a fuer de ser sincero, hoy en día los mediocres ni siquiera tienen la valentía de la ignominia; apenas si se conforman con la estupidez del chisme o del llanto autoconmiserativo.
Ejercicio fundamental, mirarse al espejo y ver más allá de lo que muestra en primera instancia es algo que se debería practicar regularmente, solos y en privado, por supuesto, ya que con eso alcanza y sobra: no hay nada más vergonzoso que ver a la propia mediocridad expuesta en todo su esplendor.
A veces cuando dejas la mirada estàtica delante del espejo el rostro se deforma y… aparece tu otra realidad, la verdadera. La que no nos atrevemos a afrontar, nuestro propio retrato de Dorian Grey.
Normalmente los demàs perciben nuestro rostro oculto (psicológico). También es cierto que aquello que nos desagrada de los demàs suele ser un reflejo de nuestro propio ego…
Un cálido abrazo
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Sí, el espejo puede ser un buen informador de lo que nos pasa, de los que tenemos dentro (aunque sea momentáneo) y, sobre todo, de lo que somos. Es muy cierto también lo que dices con respecto a que los otros son una especie de espejo y que generalmente lo que nos muestra tampoco es muy agradable de ver.
Abrazo apretado.
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Cuantos hechos habré cometido en el mi devenir? algunos fueron sin tener en conciencia del mal que causaba, pero eso no exime, peor es tener conciencia. He conocido algunas personas que son cabrones o hijos de la chingada por oficio. Y los hay en cualquier clase social, sexo o edad. Excelente mi buen amigo. Abrazo grande.
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Creo que en casos como los nuestros, Rubén (me permito suponer esto basándome en lo que hemos charlado, lo cual dice bastante de ambos), nada puede ser tan grave como para que nos avergoncemos en demasía. Como dijo Borges, «Los actos de los hombres no merecen el cielo ni el infierno».
Un abrazo.
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