Vomitando sobre la cultura (o cómo destruir un clásico amparándote en la estupidez propia y en la de tus contemporáneos)

No creo que una persona con dos dedos de frente pueda estar en desacuerdo con el feminismo. No creo que una persona con dos dedos de frente pueda estar de acuerdo con el neofeminismo. Mientras uno es lógico y coherente, el otro es un delirio desbocado que ahora contiene a cualquiera que se sienta, como sucede en estos tiempos imbéciles que estamos viviendo (porque como he dicho en otro momento: estos tiempos ni siquiera son peligrosos, son simplemente imbéciles), ofendido por cualquier cosa.

Esto viene a cuento (voy a tratar de ir al grano, porque esto viene para largo) porque me he topado con esta editorial española que se dedica a modificar a obras clásicas de la literatura según su punto de vista inclusivo y lejos de todo lenguaje perpetuador de estereotipos. Así que tenemos, por ejemplo, a La Principesa en lugar de el clásico El Principito (¿Por qué no La Princesita, si seguimos con la «traducción» literal? ¡Porque eso también está mal según esta gente! Copio, literalmente, de su página web: «La traducción de género que parece más natural del título “El Principito” es, técnicamente, “La Princesita”. Pero la perspectiva técnica no siempre coincide con la social y el lenguaje no es ajeno a los matices de los hablantes. Así como principito significa literalmente pequeño príncipe, no ocurre lo mismo con princesita, cuyas connotaciones actualmente están cargadas de estereotipos y su significado va mucho más allá de pequeña princesa».

La Principesa 106

 

Veamos otros horrores: Todos recordarán aquel famoso dibujo de El Principito que todos confunden con un sombrero cuando en realidad es un elefante tragado por una serpiente:

 

La Principesa 104

 

Pues bien, en esta nueva versión, eso se traduce en esto:

La Principesa 100

 

El elefante y la serpiente desaparecieron y fueron reemplazados por un volcán porque… hay que tratar bien a los animales. Lo digo en serio. Y todavía me cuesta creerlo. Veamos una síntesis de lo que esta gentuza se propone (en sus propias palabras; para ello tomé una captura de pantalla, para que no se me acuse de modificar ni una coma):

La Principesa 107

Bueno, esta imagen me exime de más ejemplos (ya no sé cómo seguir exponiéndolos; por una parte esto sería interminable, por otra, no dejo de sentir una vergüenza infinita, aunque sea ajena).

¿Cómo es que haya gente que se crea con derecho a modificar una obra ajena de este modo? (No importa si es un clásico o no; no importa si es famosa o no; eso es algo secundario). La única respuesta que se me ocurre es que se creen con ese derecho amparados en la estupidez general de que todo es materia de opinión; en ideas erróneas como que el lenguaje es el creador de diferencias sociales; y que basta el deseo personal para modificar la realidad; entre otras deformidades del pensamiento actual  (No puedo evitarlo; un último ejemplo tomado de sus propias palabras: «¿Es este el tipo de libros, perpetuadores de estereotipos, que queremos que lean nuestras hijas? Y, por otra parte, ¿queremos realmente renunciar a las grandes obras de la literatura? […]  Así que decidimos pisar el acelerador del tiempo y adaptar algunas de nuestras obras favoritas para dar solución, entre otros problemas, a la falta de mujeres protagonistas en los libros». Nótese el espantoso uso del lenguaje que se utiliza, el abuso de negritas y la incorrecta puntuación. ¡Pobres las niñas que se vean obligadas a leer estos espantosos libros! Por último, nótese el uso del término «solución» ¡Esta gente se cree con el derecho y la capacidad de «dar solución» a los problemas sociales modificando la obra de otra persona! Si las cosas fuesen tan fáciles…).

Por cierto, en la página web de estos delirantes tenemos un segundo volumen: La casa de Bernardo Alba; el clásico texto lorquiano, el cual es una (vuelvo a sus propias palabras; fíjense, por favor, en la primera de ellas) «Reorientación  de la obra de Lorca, con Federico en el papel de Adela». ¿Qué seguirá después? ¿Harán de Tom Sawyer un chico de los suburbios que ayuda a sus amigos discapacitados? ¿El Capitán Ahab se convertirá en una capitana que en lugar de cazar una ballena blanca ahora lidera un barco de Greenpeace? ¿El Capitán Cristóbal Colón será una Capitana que lidera sus tres naves: el San José, el Niño y El Pinto? Ay, por favor, mejor dejo esto acá, que me va a dar algo…

24 comentarios el “Vomitando sobre la cultura (o cómo destruir un clásico amparándote en la estupidez propia y en la de tus contemporáneos)

  1. mujerrealweb dice:

    No puedo creerlo!!! como Mujer y como defensora del respeto hacia el ser humano, no me siento nada identificada con este tipo de acciones que sobrepasan límites que parecerían lógicos, no es de esa forma que se logran cambios a favor del respeto y el amor, creo que en la idea de luchar en contra de… se ha convertido en todo lo contrario a lo que quieren defender… tergiversando, mal pensando, y dañando una obra de arte sin ninguna necesidad!!

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    • Borgeano dice:

      Estamos de acuerdo, de allí que comenzara la entrada con la aclaración de que hay una lucha que sí vale la pena ser llevada adelante y que es totalmente justa; ahora, esto que comparto hoy y que es una muestra entre muchas otras de actitudes totalmente descerebradas, faltas de creatividad, erróneas, falaces carentes de ética e, incluso hasta ilegales, es una muestra de que permitir «cualquier cosa» bajo la premisa de que «estamos en democracia y todos podemos hacer lo que queramos» es una tontería que podría llegar a ser peligrosa (esto que digo no es una exageración; si se siguen estos planteos hasta sus últimas consecuencias, habría que aceptar, por ejemplo, a los fascistas).
      Como dijo alguien: «La inteligencia humana es limitada; pero la estupidez, no tiene límites».

      Un abrazo.

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  2. Me he quedado asombrada! No tenía idea de que tal poder editorial pudiera llevar a cabo tal majadería… Es una falta de creatividad, es una falta de respeto a la Literatura, a los clásicos… a los grandes autores, por Dios! No sé cuánto puede durar este mundo de, como bien, muy bien dices, imbéciles. Aunque sí, llegó a mis manos algún cuento que se llamaba Caparucito Rosa o algo así, tal vez procede de lo mismo que nos cuentas. Un abrazo.

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    • Borgeano dice:

      El grado de estupidez que se está alcanzando es realmente preocupante; hoy en día no hay nada que pueda ser considerado como «alta cultura» sin que un idiota se sienta por ello ofendido y reclame para sí el mismo estatus que el de Cervantes por el sólo hecho de que ambos, por ejemplo, hablan el mismo idioma. Supongo que esta editorial seguirá perpetrando estas barbaridades amparadas, como digo en la entrada, en la estupidez general que «todo lo permite» en nombre de la corrección política, ese cáncer moderno y omnipresente.
      Por lo menos nosotros ya estamos formados y nos tenemos los unos a los otros para seguir charlando de lo que realmente vale la pena; pero pienso en los niños que crecerán bajo la sombra de estos idiotas y siento una infinita pena por ellos.

      Un fuerte abrazo.

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  3. Laura dice:

    Cuando lo supe, apenas pude reaccionar: ¿hasta qué punto puede llegar la ignorancia? Creo que los seres humanos podemos perdernos, con facilidad, en la más profunda insensatez (qué fina fui, ¿no?). Todo este asunto del feminismo se está pasando de rosca, pero mucho mucho mucho (que traducido es: me tienen harta).

    Abrazo forte, Borgeano.

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    • Borgeano dice:

      Te entiendo porque lo mismo me pasó a mí. El estupor fue tanto que apenas pude escribir la entrada (constantemente quería decir algo más o señalar otra cosa más). Sí fuiste sutil y elegante, como siempre. Con respecto al feminismo, también estamos de acuerdo y es por eso que comencé la entrada con la aclaración sobre los dos feminismos, sus diferencias y sus objetivos. Sí, también me tienen harto.

      Un fuerte abrazo.

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  4. Nada más ridículo que estos intentos de sacar de su contexto estas obras. Son chiquilladas, la verdad, y nada hacen por los valores que dicen sustentar (igualdad, respeto hacia el diferente, tolerancia). Su efecto es el de la sombra recortada sobre el muro, que hace más evidente la maldad original presente en la obra de manera natural, escrita a una fecha y a una hora, con un entorno y unas circunstancias que son intrínsecos a su gestación. Soy un defensor (con mis actos diarios, claro) de los valores que pretenden incorporar de mala manera estas versiones. Pero soy, además, un lector. Y uno respetuoso, creo.

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    • Borgeano dice:

      Nada más ridículo e improcedente, porque la falta de respeto a lo que el autor dijo (y también cómo lo dijo, cosa que en muchos casos es parte fundamental de la obra) es mayúscula. Fíjate en el nivel de estupidez de esta gente que varias veces, en su sitio web, citan la famosa frase: «Lo esencial es invisible a los ojos» ¡Precisamente! Lo esencial está allí, en la obra original y no es necesario modificarla, sólo entenderla…
      Tienes razón en lo que dices que nada se consigue con estas actitudes; ni siquiera en la idea de modificar el lenguaje como base para un cambio social (se ve que tampoco saben mucho de historia, porque de lo contrario serían conscientes de que nunca, a lo largo de la historia, los intentos de imponer un lenguaje ha tenido éxito; v.gr.; el esperanto).
      Por supuesto que el feminismo clásico es válido y también lo defiendo en acto y pensamiento; pero estas tonterías irrespetuosas sólo merecen mi desprecio.

      Un fuerte abrazo.

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      • Y añadiría, sin quitar una coma a lo tuyo: ‘y mi ignorancia’. Creo que esto quedará como fósil de una tendencia. Como toda imposición no tiene futuro. Solo lo que nace de la libre interpretación de la realidad del escritor y el vínculo de libertad también establecido con el lector permanece. No solo la literatura, el lenguaje también es así: prescinde de lo superfluo o lo impostado. Esto va a quedar en eso, en un «souvenir», en un recuerdito de una tendencia un poco caprichosa. Y luego el feminismo real (no su elucubración) va por otro lado, con lo importante. Otro abrazo.

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  5. ConsVida dice:

    Cada dia estamos peor y se sacan las cosas mas de contexto !! Lo que es , es . Y pretender cambiarlo es un craso error desde mi humilde opinion. que mas dara que sea hombre o mujer , perro y rana , gato o caballo ?? Lo que importa es el mensaje y los valores como dicen mas personas por aqui. Preocuparse por estas cosas es de nino de parvulario ( disculpen la ortografia , es lo que tiene escribir desde un teclado ingles…).

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    • Borgeano dice:

      Esta gente es «mucho ruido y pocas nueces», pero mientras tanto, molestan ¡Y cómo lo hacen! Yo todavía soy optimista, pero la verdad es que cosas como éstas me sacan de quicio, debo reconocerlo. Sí, coincido contigo en que pretender cambiar a la fuerza estas cosas en un error grosero por donde se lo mire; porque por un lado es improducente (nunca llegan a conseguir lo que pretenden) y por otro lado es violento (¿cómo pueden apropiarse de la obra de un autor que dedicó tiempo y esfuerzo para producir una obra particular y personal?). Pero ahí siguen, intentándolo por todos los medios.
      Gracias por tu comentario y no te preocupes por la ortografía; uno sabe cuando se escribe bien y lo que vale es la comunicación, la cual se consigue a la perfección).

      Un abrazo.

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  6. Ya está todo dicho.

    El sentido común y el respeto brillan por su ausencia!

    Me voy a cenar unos acelgos con unos patatos a ver si se me pasa el indigestión…

    Abrazo

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    • Borgeano dice:

      ¡Y cada día faltan más en todos los ámbitos! Yo suelo escuchar a un filósofo argentino, el cual me parece un estupendo profesor y en la última de sus charlas dice, tres veces, «los chiques» en lugar de «los chicos» («los niños», en argentino). ¡Horror! Y es un profesor de filosofía…
      Bon appetit, mi estimado…

      Un abrazo.

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  7. Ese es el problema de los extremos, cuando no solo se quiere tomar una postura en TODO como si fuera posible, sino que además creemos que los demás si no adoptan esa nuestra postura, son deplorables por el simple hecho de tener otros puntos de vista.
    Esas adaptaciones de obras clásicas las he visto mucho en libros infantiles, pero más como parodias con otras posibilidades narrativas y de contenido, no solo como una copia adaptada al género opuesto. ¿Por qué a las obras literarias se les tiene que asignar un gènero determinado? ¿Qué no pueden ser andrógenas, asexuales?
    Ahora los géneros sexuales están más acentuados como diferencia, como una división entre las personas.
    Bueno, ya me extendí y hable de más. Hasta la próxima.

    Saludos

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    • Borgeano dice:

      Antes que nada, perdón por no haber respondido antes; no sé cómo se me pasó este mensaje.
      Tienes razón cuando dices que tomar una postura en todo y querer imponerla es un error gravísimo; ¡y lo curioso es que esas personas no lo ven! (Claro, sí lo ven cuando cometen este error en la vereda opuesta).
      Las adaptaciones para niños no son algo malo en sí siempre y cuando respeten a la obra original; puede ser que sean breves compendios de obras extensas y eso en sí, insisto, no está mal. ¿Pero cambiarla por completo? Eso es un horror. ¿Te imaginas si yo tomo un poema tuyo y lo cambio por completo, incluso para decir cosas que tú no quisiste decir? ¿Qué derecho tengo para hacer tal cosa? Y sin embargo, ahí van, haciendo lo que quieren con la cultura y demás ámbitos donde podemos encontrar a estos extremistas.
      Me gusta tu expresión: «Ahora los géneros sexuales están más acentuados como diferencia, como una división entre las personas». Eso es totalmente cierto.

      Un abrazo.

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  8. Yeli dice:

    Y qué decirte Borgeano, a mí ya hace tiempo que me dió algo…recuerdo tanto a mi profesora de filosofía cuando me decía «una cosa es tener razón y otra lo políticamente correcto»…y así estamos y vamos…

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    • Borgeano dice:

      Te entiendo, Yeli; hace una semana estaba viendo una clase de filosofía por YouTube y el profesor (el cual es bueno, sin duda), dijo tres veces «los chiques» («chicos», en Argentina, significa «niños»). Te juro que me desconcentró y me quedé pensando en eso más que en lo que importaba de la clase.
      sí, así es como vamos, mal que nos pese.

      Un abrazo.

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  9. Reblogueó esto en SENDERO blogy comentado:
    La estupidez

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  10. Los clásicos ya son, eso es bueno. Es necesario un lenguaje inclusivo, pero desde una perspectiva creativa, orientada a desarrollar nuevos imaginarios sobre la equidad de género.

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    • Borgeano dice:

      El lenguaje, Concordia, tiene vida propia y nunca, a lo largo de la historia de la humanidad, a logrado imponerse un lenguaje por la fuerza; menos aún un lenguaje que ni siquiera está bien formado. Por otra parte, modificar la obra de un autor cualquiera en beneficio propio es, cuanto menos, poco ético además de ilegal. El lenguaje «inclusivo» nunca será tal si lo que se pretende es cambiar el mal estado de las cosas. Hay que empezar por otros ámbitos y el lenguaje cambiará por sí mismo. Querer empezar por cambiando el lenguaje para cambiar la sociedad es abocarse al maquillaje, no a la sustancia.

      Un abrazo.

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  11. […] un par de meses les conté de una versión vomitiva, pero políticamente correcta, de El Principito. Hace apenas un par de semanas les conté de un libro espantoso que encontré en una librería […]

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  12. Poli Impelli dice:

    Cuando leí esto hace meses, tuve el mismo pensamiento, horrorizada frente a la pantalla. Solo puedo pensar en los autores, escritores, guionistas, que escribieron en SU tiempo, en SU entorno social, con SUS ideas, incluso si hoy no encajan. Lo peor es que ya todos tenemos permiso a decir y hacer lo que sea necesario para imponer opinión propia. Vaya, me voy a dedicar a «modificar la Biblia porque soy atea», entonces. Un poco más de respeto ni por asomo, ¿verdad?
    Sigamos restando, en vez de sumar. Así estamos… 😦

    Gracias por tu aporte. Fuerte abrazo y felices fiestas.
    🙂

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