Hace muchos años leí una novela de ciencia ficción en la que tenía lugar una escena que me sorprendió: dos seres humanos discutían (eran seres evolucionados, así que lo que viene tiene sentido; de todos modos, no vamos a entrar en esos detalles que ahora no interesan. Diré que la novela —si mi memoria no falla—, era Venus más X, de Theodore Sturgeon y nada más. Vamos al punto que importa). Decía que dos seres humanos discutían y uno de ellos, en un momento, se enfurece. El otro, de inmediato, entrelaza sus manos de una manera particular y se transforma en un espejo. El primero, al verse reflejado en ese estado, se calma de inmediato. Recuerdo que en aquel momento eso me pareció una idea maravillosa. ¡Si tuviéramos esa capacidad! Soñé. ¡Cuántos conflictos, peleas, agresiones acabarían antes de empezar! Luego, muchos años después, leí en algún lado la misma idea pero en referencia a una obra clásica, muy anterior a la de Sturgeon. La busqué antes de escribir esta entrada, pero no pude encontrarla (¿Será verdad que la leí o sólo será mi imaginación? Al igual que el primer paréntesis, éste dirá que eso no importa y que la idea central va por otro lado y que ya quedó clara. sigamos, entonces).
Ahora acabo de ver esta foto; esta magnífica foto, la cual es del año 2013 y que corresponde a una protesta en la ciudad de Kiev:
La misma idea aplicada a la vida real y, lo que es tal vez más notable, con los mismos resultados. La noticia (según leo en un artículo certeramente titulado Luego de ser golpeados por la policía estos manifestantes regresaron con algo más poderoso que las armas) recorrió el mundo (aunque parece que yo estaba dormido en alguna parte) e incluso se conmemoró meses después. El resultado puede verse, con más profundidad en las siguientes imágenes:
Verse así, reflejado en un espejo, no es algo para cualquiera. Ese espejo no habla, sólo nos interpela a nosotros mismos. ¿En qué te has convertido? Parece haberle dicho a este muchacho que no puede mantener la mirada en alto, como suelen hacer (y como deberían, por norma) los integrantes de las fuerzas armadas.
Esta imagen, tal vez más clásica, más romántica, no deja de ser tan fuerte como las dos anteriores. La perfecta posición que ha encontrado la mujer para mantener el espejo hace que sea su mirada (mirada que no deja de tener un sesgo de preocupación, de ansiedad, de miedo) la que se imponga sobre la otra, que tiene que desviarse hacia un lado, concediendo así, como un ajedrecista que deja caer a su rey sobre los escaques, la victoria a su oponente.
Jorge Luis Borges, en una cuarteta de su poema Arte poética, nos dice:
A veces en las tardes una cara
nos mira desde el fondo de un espejo
el arte debe ser como ese espejo
que nos revela nuestra propia cara.
Me gustaría modificarla apenas un poco, cambiar sólo dos palabras y (con el permiso tácito del maestro), dejarla, al menos por hoy, así:
A veces en las tardes una cara
nos mira desde el fondo de un espejo
la vida debe ser como ese espejo
que nos revela nuestra propia cara.
La vida; nuestra única e individual vida, vista como un constante espejo puesto frente a nosotros. No formularé la pregunta obvia (¿Quién podría mantener la mirada fija en él?) porque no es cuestión aquí de andar calzándose los zapatos del juez, lejos de mí semejantes suelas; pero sí podría formular otra, de cara al futuro y, por ello mismo, menos violenta: Si a partir de ahora tuviéramos frente a nosotros un espejo permanente; un reflejo constante; un recordatorio inevitable de lo que somos y de lo que podemos ser ¿Cómo actuaríamos y por qué lo haríamos de ese único modo? La respuesta, claro está, es privada y personal; y por eso nada más agrego, y aquí termino. Felices miradas para todos.
Gracias, tengo que agradecerte haberme dado una idea para mi clase. Hoy debo darte un abrazo y un beso. Si pudiera llevaba flores a tu casa. Mua.
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Caramba… menudo elogio. El aroma de las flores llegó hasta aquí, de todos modos. Muchísimas gracias por ello.
Un abrazo.
P.S..: Por cierto, tengo la mala costumbre de subir las entradas y corregirlas después. Agregué un párrafo final y corregí un par de errores. No sé qué versión leíste; pero me parece que fue la primera. Si quieres ver el nuevo cierre (creo que un poco más «redondo») del texto, puedes verlo a partir de ahora.
Otro abrazo.
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Gracias, buscaba el libro. Veo que hay más obras del autor. Pero no están gratis. Y comprar no es posible. Seguiré buscando. Haré la nueva lectura, hoy si te has ganado el cielo conmigo. Nuevamente gracias.
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Pues déjame ver si tengo algo por allí en formato digital. Y agradezco nuevamente tus palabras (a veces las exageraciones son perfectas para sentir lo que el otro está diciendo; en ese sentido, el agradecido soy yo).
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No exagero. Daré un curso que incluye hacer ejercicios sobre metacognición o autoconocimiento. Y eso me ahorra palabras. Si tienes algo puedes enviar a roivanaamanta@gmail.com
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Es roivanaamaranta@gmail.com
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Magnífico punto de vista… 👏👏👏
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Gracias «delosmasmalos»; es lo que intento hacer a cada instante: tamizar lo que veo según mi propio punto de vista. No siempre se consigue, claro (y a veces mejor ni ver los resultados); pero disfruto mucho con las experiencias, sin duda alguna.
Un abrazo.
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Realmente esta lectura debería ser obligatoria para relacionarnos con nuestro entorno. El ejemplo de la manifestación es el mejor ejemplo de tu exposición. El problema es cargar un espejo de esa dimensiones. Una lectura edificante. Saludos.
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Gracias macalder por tus palabras. En cuanto al tema del espejo, considerando que ahora para cualquier cosa tenemos a las «nuevas tecnologías», podríamos decir ¡Que inventen un espejo portable e irrompible, caracho! De todos modos; para muchos –sobre todo esos que no gustan de hacerse trampa a sí mismos– bastaría con la conciencia (o al menos eso espero).
Un abrazo.
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De acuerdo contigo. Saludos
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[…] Hace muchos años leí una novela de ciencia ficción en la que tenía lugar una escena que me sorprendió: dos seres humanos discutían (eran seres evolucionados, así que lo que viene tiene sentido; de todos modos, no vamos a entrar en esos detalles que ahora no interesan. Diré que la novela —si mi memoria no […] a través de Más fuerte que cualquier arma — El Blog de Arena […]
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Roberto, con esta entrada, me has robado el corazón. Ya sabes lo importante que son para mí las miradas. Te miro, me miras… una mirada contiene todo un mundo. Sea lo que sea lo que quiera expresar esa mirada. Por eso un espejo que la refleje es descubrir lo más íntimo «del otro».
Un gran abrazo y que hoy sean bonitas las miradas que te dediquen. La mía, desde la distancia.
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Pues si te lo he robado, te aclaro que no pienso devolvértelo por un buen rato. Una mirada contiene un mundo, es cierto; y hay mucho para hablar sobre ello. Vaya, al menos por hoy, esta entrada que sólo toca parcialmente el tema.
El tema del «otro», como bien sabes, es también fundamental para mí y muchas veces he hablado de él por aquí. Por lo que se ve en la sociedad que nos rodea, son dos asuntos que deberían ser tratado con más profundidad y mucho más habitualmente.
Un fuerte abrazo.
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Genial! Un gran artículo que a mi también me sirve. Te felicito. Mi abrazo y feliz día.
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Pues hoy me he sentido más útil que nunca y eso siempre es bueno. Me alegra saber que te ha sido útil.
Un fuerte abrazo.
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Muy buena reflexión! Son muy buenas fotos también; me recuerdan las que ya has compartido a propósito de tu comentario sobre el renacimiento en el siglo XXI. Otra excelente entrada! Gracias! Saludos.
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La primera de las fotos la encontré hace un tiempo (la tenía en mi carpeta de imágenes o textos para el blog) y cuando la vi recordé aquella novela de Strugeon. Ayer, buscando algún dato más sobre ella encontré las otras dos. Luego es cosa de ir reflexionando (o de juntar los retazos de reflexiones que uno ha ido hilando por aquí y por allá) y algo siempre sale. Me alegra mucho que esta entrada haya tenido tan buena acogida. Gracias por recordar esa entrada que también me gustó mucho, sobre el «renacimiento en el siglo XXI».
Un abrazo.
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Es siempre un gusto leerte! Abrazo de vuelta!
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Qué difícil es mirarse a ese espejo y aguantarse la mirada sin cierto cinismo y sin algún remordimiento, y sentirse sin mácula.
Un abrazo.
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Dificilísimo, Alberto; me atrevería a decir que casi intolerable para una gran cantidad de personas por los cuatro rumbos (incluidos, claro está, nosotros mismos; aunque uno sólo puede ser juez de uno mismo; de allí que evitara, como dije ne el último párrafo, evitar cualquier pregunta que e pusiera en ese papel). De todos modos, creo que todo es parte de un aprendizaje (aún a mi edad, por ejemplo) y que lo mejor que podemos hacer es mirar siempre hacia adelante, tratando de ser las mejores personas posibles en lo que nos corresponde.
Un abrazo.
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Sí, yo hablaba de uno mismo, no puedo sojuzgar a los demás, solo ser franco conmigo mismo y reconocer mi dificultad a mirarme en ese espejo limpiamente.
Un abrazo.
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Muy buena y trabajada esta entrada tuya, Roberto. Gracias por transmitirnos tus reflexiones y las lecturas que te han conducido a ellas. El espejo es siempre un motivo de reflexión, recuerdo que tengo escrito hace unos años algo sobre él.
Me alegra mucho saludarte. Espero que te encuentres muy bien.
Un abrazo muy fuerte.
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Muchas gracias a ti, por tus palabras siempre amables hacia mí y hacia estos simples textos que uno va desgranando según el azar o las lecturas. Iba a terminar la entrada con un poema mío (bueno, un «poema», porque la verdad es que no me convence del todo; creo que la idea no es mala, pero sí la factura) donde aparece un espejo y que tenía una relación directa con el tema del texto, pero como ya había incluido los versos de Borges, decidí acabarlo con un párrafo más y sólo eso (al margen, gracias a las posibilidades técnicas, vi que en ese libro de poesías que tengo dando vueltas por algún concurso, aparecen nueve espejos; sin duda, es un tema –como el del mar, por ejemplo– que nos aúna).
Estoy seguro, que para nosotros y para la gente como nosotros, la escritura es, también, una de las formas del espejo.
Un fuerte abrazo.
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