Eres tú, después de todo

Moral

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Hace un par de semanas ocurrió en Argentina un hecho por demás desafortunado, que ha tenido una alta resonancia mediática. Un grupo de rugbiers asesinó a un muchacho a la salida de un local nocturno (hay diez imputados, desconozco cuántos de ellos son los verdaderos culpables del delito). El tema, de neto corte policial, ha tenido otras muchas lecturas, la mayor parte de ellas, por demás desafortunadas; es así que entre los títulos policiales habituales podemos encontrar muchísimos otros que sólo apuntan a un solo tema. Por ejemplo: «Rugbiers, violencia y masculinidad dominante»; «Machismo, rituales y bautismos: el lado B del rugby contado en Twitter por…»; «El rugby, el machismo y el círculo de violencia del que no…»; «Violencia en grupo y machismo, claves del caso…»; y otros muchos por el estilo.

En una entrevista radial, por ejemplo, la antropóloga feminista argentina Rita Segato dijo cosas como las siguientes: «Estos muchachos […] tuvieron que probarse a sí mismos, mediante una víctima sacrificial, que son hombres. Se prueban a sí mismos que son hombres a través de la violencia, porque a los hombres ya no les queda más nada, para poder seguir perteneciendo a la cofradía o club de los hombres, que la violencia»; «La relación entre varones, expresa este mandato de masculinidad y las mayores violencias sobretodo hacia las mujeres y niños, ocurren cuando los varones están en bandas, porque algo tiene que ser probado, tiene que ser demostrado: la capacidad de crueldad ante los ojos de los otros, de los pares, la «cofradía masculina» (ironía del destino, uno: el programa en el que Regato decía esto se llama La inmensa minoría. Ironía del destino, dos: que Regato haya sido invitada para hablar del caso más común: un hombre que mata a otro hombre, parece haber pasado desapercibida) y por último, la mayor tontería de todas: «cuando se viola a una mujer, o se la mata, se está violando y matando al hombre que está detrás de ellas. A través del cuerpo de la mujer, se está dañando a aquellos hombres que deberían ser tutores de ese cuerpo, protegerla. La guerra es, básicamente, entre hombres».

Este tipo de aseveraciones, con elementos de una psicología de segundo nivel, de una sociología de tercero y una filosofía de cuarto; son por demás habituales cuando hechos como el mencionado más arriba ocurren (en toda sociedad moderna y primitiva, por cierto) y no hacen más que desviar el asunto por terrenos pantanosos, cuando no desérticos. La constante reducción de todo problema de violencia a la dicotomía machismo/feminismo no le hace el menor favor ni a la problemática del primer grupo ni a la lucha del segundo. Aquí el problema es otro, mucho más sencillo y mucho más viejo que cualquier consideración cultural posmoderna: violencia y responsabilidad.

Jean-Paul Sartre lo dijo con toda precisión: El hombre está condenado a ser libre. Es decir: somos responsables de nuestros actos. Punto. Esa tontería de que cuando un hombre viola o mata a una mujer está matando al hombre «detrás de ella» sirve para vender libros y para ser invitado a un programa de radio o de T.V.; pero nada más. Cuando un hombre mata o viola a una mujer está haciendo eso y nada más y debe ser responsable de sus actos y atenerse a las consecuencias. Los muchachos que mataron a otro a la salida de un local nocturno son meros delincuentes y todas estas lecturas pseudo sociológicas no sirven para nada.

A Fernando Báez Sosa no lo mató el machismo: lo mataron ellos. No lo mató la sociedad: lo mataron ellos. No lo mató el patriarcado: lo mataron ellos. No lo mató el rugby: lo mataron ellos. Y ellos tendrán que hacerse responsable de sus actos.


Cuestión tangencial pero no menos importante: ¿la gente que argumenta de esta manera, no se da cuenta de que lo que está haciendo es justificar al violento? Si estos muchachos actúan por mandato del patriarcado, del machismo, de la sociedad, de un deporte violento ¿qué culpa tienen ellos? Son sólo otras víctimas más, llegado el caso; pero ellos no son responsables de nada o, al menos, no de todo lo que hicieron. La filosofía determinista no funciona ni siquiera en los papeles; mucho menos lo hace en la realidad.

Cada uno es responsable de sus actos, mal que les pese. Eso es todo.

16 comentarios el “Eres tú, después de todo

  1. Gilgamest2020 dice:

    Gracias por aclararlo. Tenía esa duda. Abrazo.

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  2. Carmen B. dice:

    Leo tu entrada y encuentro similitudes en los errores que cometen tanto políticos o como esta antropóloga: con lo que ocurre aquí en mi país con el tema, delicado tema, de la Violencia de género y cómo se está tratando ; es una pena que sirva de estandarte para subir peldaños de poder, para arma electoral, para discurso de prometer y prometer, para rechazar y condenar cada muerte de mujer a manos de un varòn Bla, Bla, Bla.. todos es discurso y las víctimas aumentan ,desgraciadamente. No creo que los discursos hagan mucho; seguramente no se hace una buena política.
    Y el colmo y lo que yo rechazo es que , igual que la antropóloga que citas, que no está muy claro porqué hace esas declaraciones, las fuerzas políticas de este pais (España) cifran una parte importante de la solución al problema de violencia de genero en el lenguaje. SÏ señor; se cambia el lenguaje y con eso ganamos muchas batallas. Y yo no aguanto tanta estupidez como se dice de ese cambio: desde aquella ministra de un gabinete socialista. Aído, se apellidaba , la que soltó aquello de » Señorías, miembros y miembras de este gobierno»; hasta el gobierno que está ahora en el poder, que se ha cambiado el nombre para que no sea Machista: se llama ahora : Unidas Podemos» , antes era: Unidos Podemos». Y es verdad el poder del lenguaje y la palabra, pero no recae en él la responsabilidad. Y los políticos no asumen la que deben. ¿Y Nosotros? .Tengo mis dudas.

    Un placer leerte

    Un abrazo.

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  3. Borgeano dice:

    Es todo un tema, querida Carmen; porque, además, hay que sumar la constante hipersensibilidad de ciertas personas, para quienes cualquier opinión contraria a la suya es una ataque directo y malintencionado (cosa que por lo general, al menos de parte de quien esto escribe, no es ni una cosa ni la otra). Si vamos específicamente a la cuestión de género y al tema del lenguaje inclusivo, ya entramos en terrenos donde la estupidez hace gala de primacía. Ni siquiera se detienen a pensar en lo que están proponiendo y no entienden (o no saben, directamente) que las estructuras del lenguaje que tenemos no implica de ninguna manera una determinación en la conducta de las personas (esa es la teoría del relativismo lingüístico de Sapir-Whorf; hipótesis abandonada hace tiempo). De hecho, en idiomas como el inglés, donde no hay masculinos y femeninos, la violencia se ejerce de igual manera que en otras latitudes (y después tenemos idiomas como el alemán o el italiano –idioma que estoy estudiando– donde incluso los femeninos y masculinos están en muchos casos invertidos. En alemán, por ejemplo, el sol es femenino y la luna masculino; etc.). En los países donde se hablan estas lenguas existe violencia y, si en algo se distinguen de otros países se debe a políticas sociales y culturales, no al idioma que hablan).
    Lo que me cuentas del partido político que ha cambiado su nombre para ser inclusivo mueve a risa (ya eso solo sería un buen motivo para no votarlos; si se ocupan con tanta seriedad de esas tonterías no quiero imaginar su capacidad para gobernar un país); lo que no mueve a risa es la capacidad que tiene lo políticamente correcto para enquistarse en todos los estamentos de la sociedad, incluso en aquellos que supuestamente deberían estar inmunizados contra ellos. De España me han llegado no pocas noticias preocupantes, por cierto (y latinoamérica, en cierto grado, siguen esos ejemplos).
    Por último, las tonterías de esa mujer no son privativas de su campo ni de su género; los hay por todos lados y en todas las escuelas. Hace poco oí en un programa de TV a un profesor de filosofía que decía que un gol (en un partido de fútbol) era el equivalente a una violación, ya que, dijo «¿Dónde se encuentra el arco? Detrás… ¿y qué hace el balón? Penetra… por eso que te hagan un gol es como sentirse violado…» Bueno, imagínate en qué manos estamos…

    Un fuerte abrazo.

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    • Muy de acuerdo en todo tu texto.
      Un matiz a este comentario, respecto al partido de Unidas Podemos; quizás su cambio de nombre puede frivolizarse, pero es una manera de visibilizar un problema sobre la marginalidad en muchos aspectos de la mujer, en todo caso ese “unidas” no tiene porque entenderse como una simple feminización del lenguaje y guiño hacia las mujeres, yo podría argumentarlo como una adecuación del nombre del partido a lo que es su cometido, como que la sociedad unida, puede, que las personas unidas, pueden, que la gente unida, puede. Puede mejor las condiciones de vida de todos, y no solo beneficiarse unos pocos.
      Por lo tanto si somos tan dogmáticos con referencia a evidenciar que el uso de un término en femenino es para dirigirse a lo femenino, a las mujeres, y descartar a los hombres cuando ese término en femenino es inclusivo a todos, deberíamos pensar que los términos masculinos que son inclusivos en género, realmente son exclusivos para designar lo masculino dejando fuera al otro género. Sí que me parece absurdo la feminización de palabras que en sí siempre se han sentido neutras de género y han servido para ambos, y con el artículo ya determinamos su identidad.
      No me enrollo más, por cierto, este partido junto a los socialistas son los que llevan una agenda social bien marcada, a los demás la agenda se la marcan los poderosos y el poder económico, y no olvidemos a la iglesia. Todos esos partidos con un ideario reaccionario y conservador.

      Un abrazo.

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      • Borgeano dice:

        Entiendo tu punto, Alberto; pero me cuesta compartirlo no por erróneo, sino por impráctico (me conoces de hace años y no hace falta aclarar que soy de izquierda –y bien de izquierda, a veces– y que seguramente estaría de acuerdo con la agenda del partido político del que estamos hablando); creo que detenerse en esas minucias obedece, también, a una forma de agenda y que, en definitiva, no cambia demasiado las cosas. El cambio que busco es radical, no formal. Veo en la página web de este partido que llevan la igualdad al acto (hay 40 candidatos varones contra 47 mujeres), un machista diría aquí que no hay tal igualdad (y tendría razón) pero es esa igualdad la que yo no quiero. Por mi parte pueden poner el cien por ciento de candidatas femeninas; lo único que me interesa es que sean capaces para el cargo para el que se postulan.
        Podemos ejemplificar esto saliendo de este tema y entrando en otro. Ya Oscar Wilde señaló, hace más de ciento cincuenta años, que la limosna no sirve para nada; que sólo establece una diferencia de rango entre el que la da y el que la recibe y que permite apenas un paliativo menor al verdadero problema: el hambre y la desigualdad. Lo que hay que cambiar, dijo Wilde; es el sistema en sí. Lo que no deberíamos permitir es que la mendicidad exista. Eso es lo inmoral. Bueno; es exactamente lo mismo en el caso anterior y no entiendo por qué la gente se pone tan quisquillosa cuando se señala este punto (que el cambio cosmético no sirve para nada). Pero bueno, si ellos son felices así, adelante.
        En cuanto al tema de la entrada en sí; quiero señalar que lo que yo critico es, precisamente, cierta «debilidad» (cursiva en lugar de comillas) en las palabras de la antropóloga que cito. Yo lo que quiero es una verdadera igualdad en todos los aspectos; legales y formales. Pero los primeros son fundamentales para que puedan existir los segundos, y nunca a la inversa, lo cual parece ser la propuesta general.

        Un fuerte abrazo.

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      • Estoy de acuerdo que la esencia no está en la minucia del lenguaje, y solo creo en la igualdad, igual que tú, en los pares que estén bien preparados, pero cierto que en muchísimos casos hasta ahora, habiendo una mujer preparada el puesto o la responsabilidad se la llevaba un hombre y esto hay que ponerlo en la agenda, y utilizar el femenino en el lenguaje en algunos casos no debe hacer que nos distraiga de la esencia que debe ser el cambio.
        Pero, como dije en el anterior comentario, estoy de acuerdo con tu texto y rechazo esos antropólogos de cualquier género que se inventan sociología barata con la que explicar con argumentos nuevos de manera poco contrastada, lo de siempre, y solo quise matizar sobre el nombre del partido, y que no debemos caer en el error de perdernos en el simbólico nombre que empañe el talante del partido.

        Un abrazo.

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      • Borgeano dice:

        Sin duda, tu comentario fue más que claro y preciso, Alberto; no hay nada mejor que señalar los errores (aunque sean parciales o sólo detalles) en el discurso ajeno para ayudar a pulirlo y a mejorarlo. Eso mismo es lo que tenemos que hacer, constantemente, con la sociedad, incluso con sus leyes, esas que muchos piensan que son o deben ser inamovibles. Nosotros las hicimos, nosotros las cambiamos.
        Como acabo de decir, este tema, al igual que muchos otros, por su misma complejidad requieren soluciones complejas; y mal haríamos en reducir toda la complejidad del asunto a una ecuación con sólo dos variables (y, encima, ambiguas).

        Un abrazo.

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  4. Si hicieramos una lectura retrospectiva de la violencia llegaríamos a un punto en común, que nada tiene que ver con los condicionantes de cada momento (deporte, política u otro ámbito social) que no es otro que ejercer la violencia como forma de solucionar los conflictos, tanto externos como internos. Aquí creo que la psicología debería aportar más luz desde una visión más integradora de la mente y el cuerpo. ¿Conocerse a uno mismo? sí, así de difícil y sencillo, el demonio y el ángel, como bien ilustras en el dibujo del texto, están siempre aquí y ahora, qué hacemos con nuestro libre albedrio es lo determinante. Todos somos responsables de nuestros actos, el problema radica en que desconocemos de dónde surgen nuestras reacciones y actos.
    ¿Conocerse a sí mismo?

    Un fuerte abrazo

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    • Borgeano dice:

      Estamos de acuerdo, Xabi; en la complejidad del tema que estamos tratando. Sin duda hay más preguntas que respuestas y es muy probable que éstas no sean ´para nada satisfactorias; pero es lo que tenemos entre manos en este momento y con base a ellas es que tenemos que ir trabajando. Mientras tanto, las diferentes disciplinas deberán ir profundizando en estas problemáticas e ir acercando sus hipótesis. Pero tenemos otro problema: muchas disciplinas pretenden que sus hipótesis sean aceptadas de inmediato no como lo que son, sino como teorías formales y comprobadas; y no es así como funcionan las cosas (yo he conocido profesionales que declaran su rechazo por la Grecia Antigua, bajo el argumento de que «las mujeres se encontraban sometidas al varón» ¿Cómo pueden pretender ver la historia de esa manera? ¿Pretenderán un feminismo «avant la lettre» para Aristóteles y compañía?).
      En fin, qué curiosa esta gente que encuentra causas en los efectos y efectos en las causas…

      Un fuerte abrazo.

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  5. A la Grecia Antigua hay que respetarla, no?
    ¿Qué seríamos hoy sin ellos? Y cambiando de registro, si me lo permites. ¿Qué seríamos sin los Monty Phyton? En pocos días nos han dejado Terry y Neil. Pero nos queda su humor…

    Evidentemente que la complejidad del tema hace difícil encontrar la causa del comportamiento violento del ser humano. Quizá hay demasiada desidia o no interesa llegar al fondo de la cuestión…

    Un fuerte abrazo

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    • Borgeano dice:

      Se puede hacer una crítica a cualquier tiempo pasado; pero sin perder de vista el contexto histórico y no centrando todo en un solo tema, como si las cuestiones sociales fuesen un compartimento estanco, ajeno a cualquier influencia o determinación.
      Como dije recién, temas complejos requieren soluciones complejas, y muy mal haríamos en reducir todo a una ecuación con sólo dos valores (los cuales, ya de por sí, son ambiguos).

      Un abrazo.

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  6. Sabemos que no es el destino, que los factores genéticos no meten su cuchara, y nos quedamos entre la psiquis y el factor social. o es un enramado de factores mulicausales que están tan hechos nudos que que no sabemos dónde en la madeja está la punta o el final. Abrazo grande mi buen.

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    • Borgeano dice:

      Como todo en esta vida, seguramente se trate de un entramado sumamente complejo; de allí que que atribuir todo a una sola causa sea un error grosero. Y a problemas complejos, no nos queda otra salida que soluciones complejas. Es por eso que se hace necesario seguir estudiando y luchando al mismo tiempo por la verdad.

      Un fuerte abrazo.

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  7. […] a través de Eres tú, después de todo — El Blog de Arena […]

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