Para L.
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Hace ya bastante tiempo (seis años, de hecho) compartí un poema de Baldomero Fernández Moreno (poeta argentino, nacido en 1886, fallecido en 1950), el cual compartiré nuevamente aquí porque me gusta muchísimo; porque creo que vale la pena por el valor del poema, y porque sí. Agregaré otro poema que también me gusta mucho, en el cual Fernández Moreno hace gala de un sentido del humor, sencillamente, genial. El primero de los dos poemas me parece exquisito por el delicado final. Como dije hace tiempo, un hombre debe ser, ante todo, discreto. El segundo, simplemente, disfrútenlo.
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Al señor Marqués de Santillana, que llevaba
en la celada un mote que decía: “Dios e Vos”
Aquí, para entre los dos,
averigüemos qué es
¡oh magnífico marqués!
aquello de “Dios e Vos”.
Está claro lo de Dios,
más lo de Vos ¿Qué sería?
Que era la Virgen María
afirmaban, graves, los sabios…
Plegaba el marqués los labios,
el marqués se sonreía.
Soneto a tus vísceras
Harto ya de alabar tu piel dorada,
tus externas y muchas perfecciones,
canto al jardín azul de tus pulmones
y a tu tráquea elegante y anillada.
Canto a tu masa intestinal rosada,
al bazo, al páncreas, a los epiplones,
al doble filtro gris de tus riñones
y a tu matriz profunda y renovada.
Canto al tuétano dulce de tus huesos,
a la linfa que embebe tus tejidos,
al acre olor orgánico que exhalas.
Quiero gastar tus vísceras a besos,
vivir dentro de ti con mis sentidos…
Yo soy un sapo negro con dos alas.
Pues sí que resulta divertido, el soneto; solo un poeta de altura y que, además, tiene ingenio, puede cantar a un “intestino” rosado; o decir “ amo tu olor orgánico “, y decirlo de esa manera.
¿porqué es un sapo negro’?
Que giro más contundente toma el final del soneto…
Buen día tengas! Gracias por regalar palabras bellas !
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Ese verso final siempre me ha llamado la atención. “Un sapo negro con dos alas” es un monstruo, algo fuera de lo racional ¿El poeta es un monstruo al amar las vísceras de su amada? ¡Eso es amor! Yo lo tomo por ese lado; pero no puedo asegurar que sea la intención primera de Fernández Moreno. Sea como fuere, no quedan dudas de su capacidad creativa (yo insisto con e primer poema; adoro ese silencio del marqués…).
Un fuerte abrazo.
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Es muy “quevedesco” este soneto, también. Aquel en donde “ serán ceniza, mas tendrán sentido “
Y en cuanto al primer poema, El señor “es todo un Marqués”, y hace gala de algo que es muy difícil y es la discreción.
Abrazos !
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Curiosos poemas nos traes hoy. Desconocía a este poeta.
El último verso es realmente inquietante, una metáfora?
Amar solo lo externo no es una forma de limitarlo? Un amor total, entre humano y animal, que en definitiva es lo que somos…
Un fuerte abrazo
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Ese último verso me viene persiguiendo desde hace décadas… ¿Qué quiso decir? Yo me inclino hacia lo monstruoso como forma de decir “sólo alguien que llegue a tales extremos puede amarte de esta manera” o “Te amo tanto que hasta pierdo mi misma humanidad en ello”. No sé si por ahí va el asunto; pero así siempre lo he visto yo (y claro, estoy abierto a otras interpretaciones; ya que bien me gustaría ver cómo leen ese último verso).
¡Viva la poesía, compañero, que ya nos está haciendo hablar como tal vez nunca lo ha hecho!
Un fuerte abrazo.
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Pues sí, el primer poema es entrañable! El segundo también, qué digo! Aunque el primero, si bien no lo es literalmente, capta la sutileza de una sonrisa elocuente y misteriosa a la vez. Creo que no es difícil pensar en la Mona Lisa: tal como nos hemos preguntado tanto por la de ella, qué elocuencias otorgará el Marqués con su sonrisa silenciosa. Deben tener ese misterio en común los que se ríen para sí mismo; si casi siempre pensamos la risa como un lazo social, está esta risa con uno mismo como interlocutor y ante los otros a la vez, como si uno mismo se bastara en su propio teatro.
El segundo y visceral tiene esa sagacidad de las vanguardias, las metáforas para los órganos pueden resultarnos tan novedosas como bellas, ciertamente. Y el final tendrá algo de la risa misteriosa del Marqués. Yo me imagino a Baldomero riéndose todavía de nosotros preguntándonos qué cuero será ese sapo abrupto que remata el poema. Y con dos alas, para colmo. Creo que aquí tiene algo de lo que nos mostraría Nicanor Parra con creces, siento a este verso como “antipoesía”. Quizás el resorte de este sapo sea el mismo que a Nicanor hizo escribir: “Tengo unas ganas locas de gritar
viva la Cordillera de los Andes
muera la Cordillera de la Costa.
La razón ni siquiera la sospecho.
Pero no puedo más:
¡Viva la Cordillera de los Andes!
¡Muera la Cordillera de la Costa!”
La cosa loca. Enunciar por el propio gusto de enunciar, sin más razones. Creo que por esa charca vuela este sapo. Y me ha recordado “Defensa del miocardio inocente”, de Rubén Martínez Villena (https://www.google.lapupilainsomne.wordpress.com/2018/01/16/defensa-del-miocardio-inocente-por-ruben-martinez-villena/amp/). Este poema es de 1925, unos tres años después de “Soneto a tus vísceras”; por si quieres visitar a Villena, que estuvo de cumpleaños por estos días. Gracias por compartirnos a Baldomero! Es muy buena imagen también! Un abrazo fuerte.
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Gracias por este magnífico comentario jblarga. Me encantó lo de Nicanor Parra, a quien lo tengo poco leído y veo que es una asignatura más que pendiente. Ese “enunciar por enunciar” es maravilloso. Sin duda; las infinitas lecturas que podemos hacer de ese último verso son una de las partes maravillosas de este poema en particular y de la poesía en general, como bien lo has señalado al traer a colación el poema de Parra.
Ahora mismo voy al enlace que me dejaste; te agradezco de antemano por él.
Un fuerte abrazo.
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Cerrar y sonreír y para sonreír, discreto o abiertamente tienes que abrir los labios. Una fina ironía que fue alimento para su ego. o como diciendo, tel vez: ignorante boludos, ¿será? … El otro final ¿aludirá a la mariposa negra? Abrazo grande.
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Pues todo está abierto (esta vez sí) a la interpretación; y esos juegos son la maravilla de la literatura. Para mí ese sonreír casi imperceptible hace alusión a una perfecta dama de carne y hueso. Ahí sí que vale ese “ignorantes boludos…” mucha ciencia, mucha ciencia, pero no pueden ver que el amor es aquí y ahora.
El otro final, pues… me gusta muchísimo esa interpretación de la mariposa negra…
Un abrazo y gracias por pasar por aquí.
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