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El quinto elemento, Luc Besson (1997) – La columna rota, Frida Kahlo (1944)
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Las artes viven alimentándose unas de otras de manera más o menos perceptible. Así tenemos desde la influencia (voluntaria o involuntaria), la copia, la referencia, el plagio, el homenaje. De este último acabo de encontrar una serie de imágenes que ilustra cómo el cine se ha nutrido en varias ocasiones de la pintura (o de la plástica, si así lo prefieren) y qué tan precisos han sido en ello (supongo que todo tiene que ver con la necesidad propia de la película, además del deseo de homenajear a un artista determinado). De las muchas imágenes que aquí dejaré (como son muchas las dividiré en dos entradas) prefiero aquellas que toman a las pintura como referencias para obras que nada tienen que ver con el artista. Las imágenes de Shirley. Visiones Of Reality, por ejemplo, aunque son perfectas en cuanto a la reproducción de la obra de Edward Hopper, me parecen menos interesantes porque la película se basa, precisamente, en la obra de este artista. en cambio la imagen de La ricota, de Passolini (cerrará la entrada próxima) me parece una maravilla en un todo.
Vamos a la galería (pueden ver las imágenes en mayor tamaño y la información sobre la película y la pintura, haciendo clic sobre una de ellas. Si colocan el cursor sobre una imagen verán parcialmente la información):
La muerte de Marat, de Jacques-Louis David (1793) El club de la Lucha, de David Fincher (1999) El Padrino II, de Francis Ford Coppola (1974)
Shirley: visiones de una realidad, Gustav Deutsch (2013) Película de Nueva York, Edward Hopper (1939)
Sexy Beast, Jonathan Glazer (2001) Sobre la ciudad, Marc Chagall (1918)
El secreto de Thomas Crown, John Mctiernan (1999) El hijo del hombre, René Magritte (1964)
El loco del pelo rojo, Vincente Minnelli (1956) Café de noche, Vincent van Gogh (1888)
Ha nacido una estrella, George Cukor (1955) Pausa durante la lección de danza, Edgar Degas (1883)
Forrest Gump, Robert Zemeckis (1994) El mundo de Cristina, Andrew Wyeth (1948)
Shutter Island, Martin Scorsese (2010) El beso, Gustav Klimt (1908)
La naranja mecánica, Stanley Kubrick (1971) Ronda de presos, Vincent Van Gogh (1890).
Saturno devorando a su hijo, de Francisco de Goya El laberinto del Fauno», de Guillermo del Toro.
Escaleras arriba, escaleras abajo, Escher (1960) Inception, de Christopher Nolan (2010)
La torre de Babel, de Pieter Bruegel Metrópolis, de Fritz Lang
Casa en el Rail Road, de Edward Hopper (1925) Psicosis, de Alfred Hitchcock (1960)
El niño azul, de Thomas Gainsborough (1770) Django desencadenado, de Quentin Tarantino (2012)
Ofelia, de John Everett Millais (1851) Melancholia, de Lars von Trier (2011)
Cazadores en la nieve, de Bruegel el Viejo (1565) El espejo, de Tarkovski (1975)
Caminante por encima del mar de la niebla, de Casper David Friedrich (1818) Bajo la piel, de Jonathan Glazer (2013)
Jeune homme nu assis au bord de la mer, de Jean-Hippolyte Flandrin (1836) Pozos de ambición, de Paul Thomas Anderson (2007)
Freedom from Fear, de Norman Rockwell (1943) El imperio del sol, de Steven Spielberg (1987)
Cabaret, de Bob Fosse (1972) Retrato de la periodista Sylvia von Harden, de Otto Dix, (1926)
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Muchas gracias tu trabajo en esta magnífica muestra de «realimentación», Me ha gustado muchísimo.
Un gran abrazo y feliz fin de semana.
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Este tipo de trabajo luce más en las artes plásticas; pero no me parece menos interesante cuando se da en las letras. Claro, en estos casos la relación suele ser más sutil (un personaje que dice una cita de Shakespeare, por ejemplo) y por ello es mucho menos atractivo el ponerlo en un blog. Realmente hay muchísimo material al respecto del cine y la plástica y me alegra mucho que haya sido de tu agrado. Espero que la segunda parte también te guste tanto como esta (no sé si «dejar pasar» una entrada antes de subirla o hacerlo inmediatamente después de esta…).
Un abrazo y buen fin de semana para ti también.
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Reblogueó esto en Blokg.
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Me alegra que haya sido de tu agrado. Espero que la segunda parte también lo sea.
Saludos.
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Creo que todos los que nos dedicamos a crear nos gusta beber de otras fuentes artísticas. A mí me gusta mucho utilizar imágenes cinematográficas en algunos poemas. La música es también una gran fuente de inspiración, claro que todo tiene sus límites y no siempre es posible, como en los ejemplos que nos muestras, poder plasmarlos con tanta objetividad.
Es un lujo este mostrario que nos propones. Algunos los conocía otros son un descubrimiento.
Gracias por compartirlo. Deseando ver la segunda parte.
Un fuerte abrazo
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Supongo que ellos es algo casi inevitable ¿No? Yo tengo por ahí un poema dedicado a Erk Satie e Isabel Fernández tiene uno al concierto para piano N*20 de Mozart… las referencias o realimentación es constante.
En un rato subiré la segunda parte, la cual tiene algunas verdadera joyitas (cambiaré dos o tres para mantener el número de imágenes igual a la primera parte, porque de lo contrario eso sería eterno).
Un fuerte abrazo.
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