.

No hay nada más enriquecedor, entre dos personas, que el diálogo. No hay mejor manera para compartir ideas, pensamientos, puntos de vista, noticias, o lo que fuere. También es necesario —y tal vez sea éste el momento donde más se lo necesite— para expresar disconformidad, o diferencia de pareceres. Es esa necesidad imperiosa de comunicación la que hace insoportable el encuentro con una persona que no sabe dialogar. Y no sé si es que tengo mala suerte o luzco demasiado estúpido pero tengo una puntería más que certera para toparme con estos individuos. El “diálogo”, entonces, toma la forma siguiente:
—¡Qué dice Borgeano! ¿Se enteró de lo que pasó ayer?
—Mmmm… no. No sé a qué se ref…
—Mire si no es de locos: Resulta que… Bla, bla bla (durante dos minutos, mínimo)
—¿Y no será que el prob…
—Porque mire que yo le dije a mi mujer… Bla, bla, bla…
—¿Y no probó con…
— […] todo, todo al revés. ¿Qué quiere que le diga? Para mí que… Bla, bla, bla…
—Ajá. Me parece que tal ve…
— […] noche, de día, a toda hora. Y uno ya no está para Bla, bla, bla…
Para este entonces yo ya me puse a cantar dentro de mi aburrida cabecita alguna tonada pegadiza o, no pocas veces, me dedico a insultar —en ese mismo lugar de las canciones, pero sin música— groseramente a quien tengo adelante. Repito: no sé si es mala suerte o qué pero cada día encuentro más personas así, que hablan y no escuchan, no escuchan jamás.
Hay, también, un par de cosas que he observado en estas personas: a) Suelen sentirse muy orgullosas de “decir lo que piensan” (si se detuvieran dos minutos a escuchar las cosas que dicen, se darían cuenta de que el pensamiento, precisamente, no es lo que ronda por sus neuronas). Y muchos lo dicen como si fuese una de las grandes virtudes teologales: Porque yo soy así, muy frontal. A mí me gusta decir las cosas de frente… y b) Estas personas suelen tener las soluciones para todos los problemas del mundo. Generalmente sus recetas son, también, pocas; y giran en torno a una variante de lo siguiente: ¿Sabés cómo se arregla esto? Muy fácil: yo le meto cuatro tiros y a otra cosa. qué me vienen con derechos humanos ni ocho cuartos… Cárcel o paredón y se terminó el problema…
Tan lindo que es encontrarse con alguien y charlar un buen rato de cualquier cosa… sea algo importante o la más profunda de las trivialidades; pero compartir, sobre todo eso: compartir. Si esta gente supiera lo que se está perdiendo…
Saber escuchar es un Arte, dichoso aquél que lo cultiva…
Un cálido abrazo
Me gustaLe gusta a 1 persona
Me hiciste recordar algo que dijo Buyng Chul-Han (y que yo, creo, puse en este blog en algún momento); algo así como que en el futuro va a existir el oficio de «escuchador». Que la gente va a alquilarse para escuchar, cosa que hoy nadie hace. Luego Chul-Han sigue el análisis diciendo que el acto de escuchar no es pasivo (lo cual cree todo el mundo) sino activo: se requiere una atención particular al otro, con todo lo que ello implica.
Gracias por el recuerdo, el que me deja pensando.
Un cálido abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Escuchar es un acto receptivo, en ese aspecto se puede considerar activo; sin embargo, creo, debería ser un acto más pasivo de lo que es habitual, pues nuestra mente anda elaborando respuestas mientras el interlocutor aún no ha terminado. Evidentemente esto no es sencillo pues es ir en contra de la corriente del pensamiento y, por desgracia, no estamos acostumbrados a ese tipo de silencio receptivo.
Un cálido abrazo
Me gustaLe gusta a 1 persona
Claro, claro; pero es a eso a lo que se refiere Buyng Chul-Han: al acto de escuchar sólo para escuchar al otro, no esperando el momento en que «me toca a mí». Sólo escuchar. En ese sentido, es activo.
Sí, sin duda; vamos perdiendo esa capacidad. Fíjate, sin ir más lejos, que la mayor parte de la gente (por momento me incluyo) tampoco «escucha» (en el sentido que da Chul-Han) música; sólo la pone de fondo mientras hace otra cosa. Muy pocas personas se sientan a escuchar música y sólo a escuchar música. De hecho, hasta se lo consideraría una pérdida de tiempo… ¡Qué pena pensar así!
Un cálido abrazo.
Me gustaMe gusta
[…] Hablando con las paredes — El Blog de Arena […]
Me gustaMe gusta