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En un artículo de 1951 en la revista New York Times, Bertrand Russell expuso «los Diez Mandamientos que, como maestro, desearía promulgar». Creo que hoy esos mandamientos son tan válidos como hace setenta años; sobre todo teniendo en cuenta los niveles de intolerancia que están alcanzándose en las redes sociales y que están extendiéndose a los demás ámbitos de la vida social, incluso al ámbito intrafamiliar. Vamos a ellos:
- No se sienta absolutamente seguro de nada.
- No crea que vale la pena producir una creencia ocultando pruebas, porque es seguro que las pruebas saldrán a la luz.
- Nunca intente desalentar el pensamiento, porque usted se crea seguro de su éxito.
- Cuando te encuentres con oposición, aunque sea de su pareja o de sus hijos, esfuézate por superarla con argumentos y no con la autoridad, porque una victoria que dependa de la autoridad es irreal e ilusoria.
- No tengas respeto por la autoridad de los demás, porque siempre se encuentran autoridades contrarias.
- No uses el poder para reprimir opiniones que consideres perniciosas, porque si lo haces, las opiniones te reprimirán.
- No temas ser excéntrico en tu opinión, porque cada opinión ahora aceptada fue alguna vez excéntrica.
- Encuentra más placer en la disidencia inteligente que en el acuerdo pasivo, porque si valoras la inteligencia como debieras, la primera implica un acuerdo más profundo que la segunda.
- Sea escrupulosamente veraz, incluso cuando la verdad sea inconveniente, porque es más inconveniente tratar de ocultarla.
- No sientas envidia de la felicidad de quienes viven en el paraíso de los tontos, porque solo un tonto pensará que es felicidad.
«La esencia de la perspectiva liberal en la esfera intelectual es la creencia de que la discusión imparcial es algo útil y que los hombres deberían ser libres de cuestionar cualquier cosa si pueden apoyar sus cuestionamientos con argumentos sólidos», escribió en el mismo artículo. «La opinión contraria, que mantienen quienes no pueden ser llamados liberales, es que la verdad ya se conoce, y que cuestionarla es necesariamente subversivo».
Queda muy poco que agregar a sus palabras; y eso es lo que suele suceder con Bertrand Russell; uno lo lee y no tiene otra opción que quedarse callado, incluso cuando eso suene a contradicción, ya que él mismo nos está diciendo que cuestionemos todo. Pero el asunto va por otro lado: cuestionar todo no significa que el cuestionamiento en sí y de por sí sea un valor absoluto. Se cuestiona para llegar a un punto de llegada o para determinar que no puede llegarse a un punto de llegada (en referencia a esto último es altamente recomendable la lectura del debate Russell – Copleston acerca de la existencia de Dios. Un ejemplo de cómo se debe debatir y de cómo se avanza en el conocimiento); si lo segundo ocurre, se deja en suspenso el juicio; si ocurre lo primero, podemos darnos por satisfechos, al menos momentáneamente, hasta que un nuevo dato o punto de vista nos haga revisitar y revisar esa idea o pensamiento. Sea como fuere, seguir los consejos de Russell siempre da buenos resultados.
Reblogueó esto en Blog de Ana María Palos.
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Un punto no me queda claro : cuando dice Russell que es bueno «cuestionar cualquier cosa si se puede apoyar sus cuestionamentos con argumentos sólidos», me parece una limitación peligrosa – porque, usando (más o menos) la palabras del mismo Russell, los argumentos que alguna vez fueron sólidos, en varios casos, resultaron absurdos…
(soy francés, y he intentado cuestionar los Mandamientos del señor Russell, con el poco de español que conozco…)
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¡Claro, Karim, algo de eso hay! Leer a Russell tiene eso de maravilloso: es tan lógico que incluso en lo que parece una paradoja hay una base sólida. Russell dice también que descreas de toda autoridad, sin embargo, habla desde la autoridad… ¿Entonces? Pues eso es lo que él quiere, precisamente (en otro de sus textos dice que uno debería, cada tanto, cada par de años, digamos, poner en duda todo lo que cree. Volver a poner bajo el microscopio todo lo que pensamos y volver a diseccionarlo; es el mejor modo para cometer menos errores, ya que a la verdad absoluta no llegaremos nunca).
Fíjate que de aquí podríamos deducir unos conductas morales: Habla con la verdad, pero no te creas dueño de la verdad. Sé firme en tus convicciones, pero no te conviertas en un tirano. Etc., etc.
Si bien es cierto que los argumentos de antes hoy nos parecen absurdos (algunos) o meramente equivocados (otros); los que usamos hoy también pueden estar equivocados; pero mientras no se pruebe que lo están, hay que seguir usándolos (hoy la ciencia no se considera, como antes, dueña de la verdad absoluta; sólo dice que lo que sabe hasta hoy, lo sabe; pero eso no implica que mañana no pueda modificarse).
Saludos.
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👍🏽👍🏽 Buena entrada.
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Gracias; me alegro que haya sido de tu agrado.
Saludos.
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Abusando de su amabilidad, que libro me recomienda para conocer a Russell? (Sé lo básico sobre él). Gracias. Saludos.
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Este decálogo es para releer, poner en práctica, apegarse a cuestionar. En fin, saber que la satisfacción de alguna pregunta es algo provisional. En medio de intereses consumistas que nos quieren anestesiados, el decálogo de Russell es revolucionario. ¡Gracias por compartirlo! Me lo llevo, a mi vez, para «el barrio».
Gran abrazo para vos.
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Repito lo que acabo de decirte en el otro comentario: Russell es demasiado para estos tiempos de debilidad que estamos viviendo. Demasiado fuerte, sólido, consciente, lógico… a todos esos posmodernos que viven del «yo siento que…» Russell los mastica y digiere con el desayuno y después sigue con lo suyo, con lo verdaderamente importante. Como debe ser. ¡Todo un ejemplo!
Un fuerte abrazo.
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Reblogueó esto en En Humor Artey comentado:
¿Cómo sacudir la modorra del conformismo? Russell ayuda a salir de la anestesia:
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Russell es perfecto, sólido, lógico, claro… de allí que para muchos que gustan de hablar con base en «me parece» o «yo lo siento así» sea demasiado «fuerte» (vivimos en tiempos de debilidad extrema y cualquiera que someta a su propio pensamiento –como lo hace Russell– a esos niveles de precisión y dureza, les sea intolerable).
Un fuerte abrazo.
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Grande Bertrand Russell, para tenerlo muy presente siempre. Un saludo.
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Russell es tan preciso y contundente en su estructura de pensamiento que por ello mismo (siempre digo) es poco citado. Él no deja resquicios por donde puedan entrar las tonterías. De allí que para muchos sea demasiado terminante y, para otros, poco apto para discutir a base de «me parece» o «yo creo que…». Creo que harían falta un buen par de Bertran Russell hoy en día.
Saludos.
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Reblogueó esto en Acuarela de palabrasy comentado:
Yo también me lo guardo! pues ya tengo compartidos algunos textos de este genial pensador pero no conocía este decálogo. Gracias Borgeano!
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Es un placer, Acuarela; me alegro que haya sido de tu agrado.
Saludos.
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