Suele decirse, repitiendo lo que alguna maestra bienintencionada de la escuela primaria o algún padre también bienintencionado pero igualmente poco efectivo, que «Los libros no muerden» o alguna frase del mismo tenor («El saber no ocupa lugar» es otra de las mismas características). Aquí les dejo hoy tres frases un poco más contundentes y mejores adaptadas a la realidad de lo que un libro debe ser. Pienso que tal vez si usáramos estas en lugar de las primeras que señalé los jóvenes, más atraídos por el morbo que por las buenas costumbres, posiblemente se acercarían un poco más a los libros. Cambiar de táctica sería, creo, algo beneficioso. No empujemos a los niños a los libros, prohibámoselos y, al mismo tiempo, dejémoslos allí, descuidadamente. La curiosidad y el acto de romper con lo prohibido harán el resto.
Friedrich Nietzsche:
«¿Para qué nos sirve un libro que ni siquiera tiene la virtud de llevarnos más allá de todos los libros?».
Franz Kafka:
«Creo que deberíamos leer sólo el tipo de libros que nos lastimen y apuñalen. Si el libro que estamos leyendo no nos despierta de un golpe en la cabeza, ¿para qué lo estamos leyendo? ¿Para que nos haga felices, como dice tu carta? Dios mío, seríamos felices precisamente si no tuviéramos libros, y el tipo de libros que nos hacen felices son el tipo que escribiríamos nosotros si tuviéramos que hacerlo. Pero necesitamos libros que nos afecten como un desastre, que nos duelan profundamente como la muerte de alguien que quisimos más que a nosotros mismos, como estar desterrados en los bosques más remotos, como un suicidio. Un libro debe ser el hacha que rompa el mar helado dentro de nosotros. Eso es lo que creo».
Emil Cioran:
«¿Para qué van a servir los libros? ¿Para aprender? Eso no tiene ningún interés, para eso no hay más que ir a clase. No, yo creo que un libro debe ser realmente una herida, debe trastornar la vida del lector de un modo u otro. Mi idea al escribir un libro es despertar a alguien, azotarlo».
Contundentes, los tres. Sin embargo, me quedo con el mensaje de Cioran.Quizá sea por mi estado de ánimo. Pero, si no, qué sentido tiene escribir: abrir y cerrar heridas, alejar el sueño… despertar.
Un cálido abrazo
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La literatura debe ser, siempre, un corte profundo en nuestra realidad. Más aún como lo dices tú: «abrir y cerrar heridas», nada más y nada menos que eso.
Un cálido abrazo.
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Me quedo con esos que los leo y son un puñetazo a la sien… pido permiso para citar a Hesse…en su ensayo, La Magia del libro, dice que Las leyes del espíritu cambian tan poco como aquellas de la naturaleza y es igualmente imposible descartarlas. Los gremios de sacerdotes y astrólogos pueden disolverse o ser privados de sus privilegios. Los descubrimientos o las invenciones poéticas que antes eran posesiones secretas de unos cuantos pueden ahora ser accesibles para la mayoría.
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Estupenda cita, por cierto. Gracias por compartirla.
Ahora tenemos que ver qué hacemos nosotros con esas palabras (las citas hay que llevarlas a la práctica, de lo contrario la literatura es mero pasatiempo).
Un abrazo.
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