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La pregunta sobre la felicidad, creo, está mal formulada. En lugar de buscar comprender qué es la felicidad o cómo encontrar la receta (como si ello fuera posible) para conseguirla, lo que creo que hay que preguntarse es: ¿Por qué a la gente le cuesta tanto ser feliz? Mi modesta respuesta es que esto es así por dos motivos: porque la gente busca la felicidad donde no está y porque la gente busca la felicidad.
Me explico: la gente busca la felicidad donde no está y se niega a ir donde sí está. Erran, de manera casi compulsiva, el camino, yendo en sentido contrario, de en lugar de ir hacia lo interior van hacia lo exterior. Buscan la felicidad en las compras compulsivas, en la adquisición de lo que sea (objetos, dinero, poder, personas) y no en lo contrario, que es en dejar ir, en soltar, en reducir. Y esto que todos saben o que todos han leído en algún momentos es algo bastante difícil de llevar a la práctica, es cierto; pero también es indispensable. Es por eso que la mayoría opta por el camino cómodo. Al ver una idea de este tipo dice «¡Qué bonito!», comparte la idea en una red social y luego se va a comprar algo, lo que sea.
Lo segundo es que la gente busca la felicidad cuando lo que debe hacer es encontrarla. En general uno no es feliz; sino que está feliz. La pequeña diferencia aquí radica en que ser feliz implicaría una continuidad de ese estado de ánimo, lo cual sería intolerable (una persona constantemente feliz terminaría convirtiéndose en un imbécil insoportable). El segundo estado es más natural. Uno está ocupado en sus cosas, es decir, viviendo, como siempre y, de manera repentina algo —una melodía, un ser querido, un recuerdo, un hallazgo, una idea— nos conmueve y somos, por un momento, más o menos felices. Luego, querer persistir en la extensión de ese estado es, como dije, absurdo. Saber valorarlo, disfrutarlo mientras dure (algunos demasiados fugaces, otros, más persistentes) y saber dejarlos ir es todo un aprendizaje, para lo cual ayuda —y no poco—, saber que más tarde o más temprano una nueva sensación (un nuevo algo) vendrá a sacudir nuestra rutina y a regalarnos, así, un nuevo momento de felicidad.
Y mientras vamos viviendo, que no es poco; vivir sin buscar nada con demasiado ahínco; solo viviendo y estando atentos, porque a veces estos momentos son demasiado volátiles y no es cuestión de andar desperdiciando felicidades porque sí.