Hace muchos años estuve suscripto a Adbuster, una revista canadiense que luchaba (aún lo sigue haciendo) contra todo tipo de control, sobre todo el control publicitario y político. Recuerdo que en aquella revista vendían un control remoto universal que sólo servía para apagar los aparatos de TV.; en cualquier sitio donde uno estuviera —una sala de espera, un restaurant, etc.—uno podía apagar el aparato que estaba allí molestando innecesariamente. Recuerdo ese pequeño adminículo porque estoy esperando ansioso a quien invente algo similar para ser usados contra (y uso el término con total conciencia de ello) los teléfonos celulares. Y es que hoy no se puede ir a ningún sitio sin que nos veamos obligados a escuchar las conversaciones más triviales de nuestros vecinos, quienes hablan como si estuviesen solos en el mundo o algo parecido. Conste que no digo nada cuando la llamada es de importancia; pero en la mayoría de los casos lo que se dice (lo que nos vemos obligados a oír) es de lo más estúpido que pueda creerse. Hay dos casos en los que creo que la cosa se agrava: en los viajes en autobús de larga distancia (me ha pasado no una, sino varias veces y lo peor es que uno no puede ir a ningún lado) y en los restaurantes. En este último caso son los hombres de negocios u “hombres de negocios” (porque farsantes o mentirosos nunca faltan) quienes nos hacen partícipes de sus pobres vidas creyendo que están exponiendo hechos de vital importancia para la existencia humana. Ojalá que pronto alguien invente un simple control remoto para que podamos viajar o comer en silencio de una vez por todas. Como antes, como hasta ayer o como lo seguimos haciendo los pocos imbéciles que creemos que el teléfono celular es un adminículo útil, pero nunca nuestro dueño.
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Arte y crítica
Diseño de protesta, un libro de Milton Glaser y Mirco Ilic, es un compendio de avisos publicitarios, obras artísticas, imágenes modificadas, publicaciones (como la reconocida revista Adbusters, por ejemplo). Me fue difícil elegir entre las casi doscientos cincuenta páginas de estupendas –y no pocas veces dolorosas– imágenes. Éstas cubren un amplio espectro crítico aunque, obviamente, prevalecen las cuestiones políticas. Alguna hay que hace referencia a temas ecológicos, consumistas, racistas o feministas. Les dejo una pequeña muestra, pero fueron tantas las que quería dejar aquí que en cualquier momento es posible que postee una segunda parte, con algún otro dato añadido.