
Collage – Borgeano
Flaubert, con muy buen tino, fue quien dijo que cada tanto salía a vivir un poco para luego tener historias que contar. Y eso está muy bien, claro; no hay nada más tedioso que aquel que no vivió nada y que quiere dar cátedra de gran aventurero.
Pienso, entonces, que lo que dice Flaubert, además de ser cierto y recomendable, no siempre es practicable. Hay personas que no pueden salir por diversos motivos y no por ello deberían sentirse abrumadas por esas circunstancias. En ese caso pondría como ejemplo a Borges, quien imposibilitado de aventuras, las corría en los libros y hacía de las letras su campo de batalla. Es por eso que Borges en las entrevistas sólo hablaba de libros: ése fue el espacio que él eligió para vivir sus aventuras.
Se me ocurre que cada uno deberá elegir, entonces, dónde correrlas. Cada cual sabrá dónde le pica la curiosidad o el placer; tal vez pintando, cantando, pensando, actuando, o lo que sea. Aunque no dejo de pensar que la verdadera aventura es la que se corre viviendo y que todo esto que acabo de decir en este último párrafo no es más que un sucedáneo de verdad ¿Será que ya me he quedado quieto demasiado tiempo y que la vida burguesa va penetrando poco a poco pero sin descanso por los poros del pensamiento? Tal vez…
Toc, toc… Disculpe usted, Monsieur Flaubert, ¿No quisiera que lo acompañe en su próxima singladura?