El hacha y el mar helado.

bcc2fcb33abcc2085fa10c2419589c56En 1904 Kafka escribió a su amigo Oscar Pollák: «En general, creo que sólo debemos leer libros que muerdan  y que arañen. Si el libro que estamos leyendo no nos despierta como un golpe en el cráneo, ¿para que molestarnos en leerlo? ¿Para que nos haga felices, como dices tú? Cielo santo seríamos igual de felices si no tuviéramos ningún libro. Los libros que nos hacen felices también podríamos escribirlos nosotros mismos si no no quedara otro remedio. Lo que necesitamos son libros que nos golpeen como una desgracia dolorosa, como la muerte de alguien a quien queríamos más que a nosotros mismos, libros que nos hagan sentirnos desterrados a los bosques más lejanos, lejos de toda presencia humana, como un suicidio. Un libro debe ser el hacha que quiebre el mar helado debajo de nosotros. Eso es lo que creo».

Muchas veces se ha citado (incluso aquí) a Borges cuando dio aquel consejo sobre no leer libros que no nos gusten; que no nos atrapen desde el mismo principio. Estoy seguro de que Borges coincidiría con Kafka en que no por eso hay que abandonarse a lecturas simples y fácilmente digeribles. Un libro debe dejar una señal, sea ésta cual fuere. Recuerdo aquella frase que oí por primera vez en boca de una maestra de la escuela primaria: Los libros no muerden. Grosero error, no cabe duda alguna. Los libros muerden, y cuando lo hacen dejan, siempre, una marca indeleble. 

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Elogio de la relectura

Tautología: releer es volver a leer lo ya leído. Lo que no es tan evidente es decir que esta práctica debería promoverse tanto como la lectura misma porque es la que nos permitirá sacar mayor provecho de un texto. Los lectores expertos lo recomiendan sobre todo para la etapa de la madurez.

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Ítalo Calvino, por ejemplo, en su ensayo Por qué leer a los clásicos, decía: «en la vida adulta debería haber un tiempo dedicado a repetir las lecturas más importantes de la juventud». Y esto porque «las lecturas de juventud pueden ser poco provechosas por impaciencia, distracción, inexperiencia en cuanto a las instrucciones de uso, inexperiencia de la vida». Luego concluía: «Toda relectura de un clásico es una lectura de descubrimiento como la primera».

Jorge Luis Borges, en una clase en la Universidad de Belgrano (Argentina), sobre el libro, recogida en el cuarto volumen de sus obras completas, exclamaba: «Yo he tratado más de releer que de leer, creo que releer es más importante que leer, salvo que para releer se necesita haber leído. Yo tengo ese culto del libro».

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Otro que se suma a la misma idea es Martín de Riquer (en conversación con Manuel Vázquez Montalbán): “Las relecturas tienen esas sorpresas, porque a veces una cosa que te a entusiasmado de joven te decepciona. Porque tú ya sabes que la relectura es mucho más importante que la lectura. El placer mayor es la relectura. Para mí, leer algunas de las novelas de Balzac, que he leído diez o doce veces, y volverlas a leer, aunque ya sé qué pasa y cómo acaba, es una maravilla.”

Hombres extraordinarios. Xul Solar (III)

Panlengua

Panlengua es uno de los dos lenguajes creados a fines de los años 50 por el famoso artista argentino Xul Solar, el otro era el Neocriollo. El cuento «Tlön, Uqbar, Orbis Tertius» de Jorge Luis Borges, es inspirado justamente en palabras del lenguaje de la Panlengua. Hay que aclarar también que Jorge Luis Borges era su amigo, y una vez describió así a sus obras: «Sus pinturas son documentos del mundo metafísico en que los dioses toman las formas de la imaginación que los sueña».

Un ejemplo de sus lenguajes, en éste caso, se trata del lenguaje neocriollo, podemos encontrarlo en su obra plástica «Lu Diabo Mui», en donde por medio de dibujos, que él llamaba grafías plastiútiles o pensiformas describe una frase conocida en su tierra, como: «El diablo sabe por diablo, pero más sabe por viejo».

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Pan significa Universal. Xul Solar propuso que la panlengua se escribiera «tal como se pronuncia, con raíces básicas, unívocas e invariables, combinables a voluntad». La panlengua es de fonética fácil, musical, y en ella los sonidos tienen un sentido. Cada consonante representa una categoría de ideas calificadas por las vocales dispuestas en polaridad positiva y negativa. No tiene excepciones y su acento es neto para que los sonidos sean reconocibles.

Borges, en una conferencia sobre Xul Solar que pronunció en 1975 en el Hotel Plaza de Buenos Aires, da esta explicación de la panlengua: «Vamos a suponer que todos los seres vivos tienen un nombre que empieza con `B’, de modo que si vemos una `B’ sabemos que se trata de un ser; luego vendrá una ‘A, sabríamos si ese ser es vegetal o animal; después otra letra sería una `R’, que serían los invertebrados; cada palabra se explicarla a sí misma; la dificultad de aprender ese idioma sería menor si pensamos que lo podría aprender un chico, como aprende su propio idioma. Luego, con el tiempo, se da cuenta de que simplemente hablando tiene una serie de nociones de zoología, mineralogía, botánica, de todas las ciencias, de diversas partes del idioma, que todo eso le estaba dado por las palabras…»

La necesidad de la panlengua surgía, según Xul, de los bloques en los que se divide el mundo: Paneuropa, Panamérica y Panasia. Proponía su neolengua universal como un instrumento complementario para los tres. La panlengua puede también verse -y usarse- como una forma de taquigrafía o estenografía, instrumento útil al sintetizar.

Por último, el piano de Xul Solar

xul solar pianoPiano con teclas texturadas y coloreadas en correspondencia con los diferentes sonidos.

Éste piano de Xul Solar Tiene la particularidad de que uno aprende mucho más rápidamente a ejecutarlo; permite la intercalación de cuartos de tono en filas intermedias de teclas y además ideó una escritura que suprimía los bemoles y los sostenidos. A diferencia de los pianos tradicionales, el teclado modificado por Xul Solar es de una longitud mucho más corta, facilitándole al pianista la ejecución del instrumento al no necesitar mover tanto las manos de un lugar al otro. Las teclas, como puede verse en la imagen, distan de ser las clásicas blancas y negras separadas en dos hileras; en su lugar, están coloreadas según las vibraciones que representan, y sobre ellas puede verse un sistema de relieves para simplificar el aprendizaje del instrumento a los no videntes. Quizás lo más llamativo de este instrumento es la incorporación de una tercera hilera para poder ejecutar cuartos de tono.

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Quedan cosas en el camino. Xul Solar no se agota aquí, nos quedarían sus estudios del I-Ching, su Neocriollo, sus relaciones astrológicas, etc. Quizá, más adelante, volveremos a tener noticias de él.

Hombres extraordinarios. Xul Solar (II)

El Panjuego de Xul Solar

El Pan juego o Panajedrez fue creado en la década de los 30. Las fichas están marcadas con consonantes (menos los peones que son números) y las casillas del tablero con vocales. De esta manera, cada movimiento del tablero produce diferentes palabras, cada pieza del juego representa a su vez un planeta, y cada posición refiere posibles efemérides o avatares en la historia.

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Jorge Luis Borges: “Sobre el Panajedrez o Panjuego de Xul Solar”:

El Panjuego, era un juego que era muchísimas cosas a la vez; años después de la muerte de Xul Solar leí un libro en el cual se juega un poco, con mucha timidez y demasiada amplitud, con demasiada extensión, con esa idea de un juego universal, pero se ve que el autor está aludiendo a la música simplemente; en cambio, el juego de Xul estaba hecho de tal modo que, al hacer una jugada, uno al mismo tiempo fijaba un horóscopo, componía un verso, decía palabras en uno de los dos idiomas inventados por él, es decir, el jugador era un dios múltiple. Ahora, yo nunca entendí ese juego, porque el pensamiento de Xul siempre iba dejando atrás la explicación del juego. Él daba una explicación, digamos, de tal regla del juego; cuando uno la había entendido, cuando yo la había entendido con mucha dificultad, porque soy de pensamiento lento, entonces ya Xul había ido más adelante y había modificado lo que acababa de enseñarme; entonces me comunicaba esa modificación, pero esa modificación la dejaba atrás también enseguida; así creo que nadie llegó a jugar al Panjuego, ni siquiera Xul, porque siempre estaba en vísperas del juego definitivo.

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Leopoldo Marechal: “Sobre el Panajedrez o Panjuego de Xul Solar”:

El Panjuego, etimológicamente significa el juego total, o el juego por esencia y excelencia. Muchas veces, al oír las explicaciones que nos daba Xul en su tentativa de enseñarnos las reglas de aquel juego increíble, me preguntaba yo qué metafísica razón lo había lanzado a su empresa lúdica. Y tuve una respuesta cuando, en el Manava Dharma Sastra leí lo siguiente: “Los períodos de los Manu son innumerables, así como las creaciones y destrucciones del mundo; y el Ser Supremo las renueva como jugando”. Como jugando: vale decir que la Creación Divina es un juego, y que Xul, al crear el suyo, habría imitado al artífice divino, como buen demiurgo que fue. Pero esta primera conclusión mía reclamaba otra: en ese juego de la existencia universal entramos todos como piezas en movimiento, y somos alfiles, peones, caballos o reyes. Cada pieza responde a su destino inalienable, como también lo dice el Manava Dharma Sastra: “El Ser Supremo asignó desde el principio, a cada criatura en particular, un nombre, actos, y una manera de vivir”. Y concluye más adelante: “Cuando el soberano maestro ha destinado a tal o cual ser animado a una ocupación cualquiera, este ser la desempeña por sí mismo todas las veces que vuelve al mundo”. El Panjuego de Xul propone a todos, y amorosamente, su imagen o simulacro de la vida; y cada uno puede jugarlo, como en la vida, según sus propias y determinadas posibilidades: frente al tablero, el astrólogo moverá sus planetas, el matemático sus guarismos, el alquimista sus elementos y el jugador común la tabla cambiante de sus acciones y reacciones. Recuerdo que una vez, refiriéndose a su invención, Xul Solar me dijo: ”Este juego tiene la ventaja de que ninguno pierde y todos ganan al fin”. Y meditando en esa felicidad y esa facilidad que otorgó él a sus jugadores, me digo ahora y le digo al numen venerable de Xul: ”Si tu Panjuego estuviera, como sospecho, en analogía con el jugar divino ¡qué bueno sería comprobar al fin que todos hemos ganado y ninguno perdido en este ajedrez existencial a que fuimos lanzados por el Celeste Jugador!”.

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Xul Solar dedicó siete años a la elaboración de su ajedrez reformado o Panjuego. Frente al tablero, con 30 piezas que ingresan cuando él lo decide, cada contrincante puede componer palabras en la Panlengua (que el propio Xul inventó), combinar colores como en un cuadro, escribir un poema, crear acordes musicales, resolver ecuaciones matemáticas o jugar su destino,”con sólo mover las piezas de acuerdo a su horóscopo”. Es una pena que solo podamos verlo en un museo y no podamos aprender a jugar con él.

Hombres extraordinarios. Xul Solar (I)

Oscar Agustín Alejandro Schulz Solari, nació el 14 de diciembre de 1887 en San Fernando, Buenos Aires, Argentina.

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Es uno de los representantes más singulares de la vanguardia en América Latina. En 1912 partió rumbo a Europa donde permaneció hasta 1924, residiendo en Italia y en Alemania y realizando frecuentes viajes a Londres y París. A su regreso, participó activamente de la renovación estética propuesta por el grupo editor del periódico Martín Fierro (1924-1927). Amigo de Jorge Luis Borges, ilustró varios de sus libros y colaboró en varios de sus emprendimientos editoriales como la Revista Multicolor de los Sábados y Destiempo .

De una vasta cultura, sus intereses lo llevaron al estudio de la astrología, la Cábala, el I Ching, la filosofía, las religiones y creencias del Antiguo Oriente, de la India y del mundo precolombino además de la teosofía y la antroposofía, entre muchas otras ramas del saber.

Se ocupó también de la creación de dos lenguajes artificiales –el neocriollo y la panlengua– y del panajedrez; propuso una modificación de la notación musical y del teclado de piano e ideó un teatro de títeres para adultos, entre muchas otras cosas.

Falleció en Tigre, Buenos Aires el 9 de abril de 1963.

Fuente: Museo Xul Solar

Es tan vasta la obra de Xul Solar que no tengo otra opción que dividirla en partes, la primera es mi favorita: su obra pictórica, la cual tiene influencias de que abarcan desde Kandinski, Paul Klee, y escuelas como el surrealismo o el cubismo. Por hoy, entonces, nada más que una breve introducción y algunas obras.

Las ironías de mi padre.

Como es público y notorio, no hace falta decir que Jorge Luis Borges ha sido uno de mis más fieles compañeros a lo largo de mi vida. Alguna vez he dicho, en una cena familiar -y para asombro u horror de algunos de los presentes- que Borges era mi padre putativo (mi verdadero padre murió cuando yo tenía siete años) y algo de verdad había en aquella frase. Aprendí a pensar con Don Jorge Luis; aprendí a leer; aprendí a pensar (dicho esto con toda modestia). También ha habido otros, por supuesto; pero ello también fue debido a las enseñanzas de él, a su insistencia de llevar siempre un libro con uno y sacar el mejor provecho de sus páginas.

No voy a analizar ninguno de sus textos aquí ni nada demasiado complejo. Sólo es que recibí un correo con algunas de sus memorables ironías -la cual manejaba con maestría inigualable- y pensé que era una buena manera de compartir el mejor humor de alguien a quien muchos desconocen o al que solo han accedido a sus textos publicados y no a sus anécdotas. Vamos por ellas.

♦Una pregunta repetida es si todo lo que escribo lo hago primero en inglés y luego lo traduzco al español. Yo les digo que sí, que, por ejemplo, los versos: «Siempre el coraje es mejor, / nunca la esperanza es vana, / vaya pues esta milonga, / para Jacinto Chiclana» se ve en seguida que han sido pensados en inglés; se notan, inclusive, las vacilaciones del traductor.

♦Cuando muere la madre de Borges, doña Leonor Acevedo, a los noventa y nueve años, llevaba ya tiempo tullida y postrada en la cama. Sus ayes se oían por toda la casa. Una persona sin imaginación, al darle el pésame a Borges, le dijo que era una pena que no hubiera podido llegar a los cien años. Y entonces Borges le contestó: «Me parece que usted exagera los encantos del sistema decimal».

♦Borges espera el ascensor en la Biblioteca Nacional. Después de un largo rato, impaciente, le dice a la persona que lo acompañaba: «¿No prefiere que subamos por la escalera, que ya está totalmente inventada?»

♦Bioy Casares: Qué incómodo esto de no ver sin anteojos.
Borges: Qué incómodo esto de no ver con anteojos.

♦Durante la dictadura militar alguien le comenta a Borges que el general Galtieri, presidente de la República en ese momento, ha confesado que una de sus mayores ambiciones es seguir el camino de Perón y parecerse a él.

– ¡Caramba! -interrumpe Borges- es imposible imaginarse una aspiración más modesta.

♦Borges firma ejemplares en una librería del centro.

Un joven se acerca con Ficciones y le dice:.
– ”Maestro, usted es inmortal”. Borges le contesta:.
– Vamos, hombre. No hay por que ser tan pesimista.

♦En una entrevista, en Roma, un periodista trataba de poner en aprietos a Jorge Luis Borges. Como no lo lograba, finalmente probó con algo que le pareció más provocativo:.

– ¿En su país todavía hay caníbales?.
– Ya no -contestó aquél-, nos los comimos a todos.

♦En la pausa de un acto cultural, el novelista Oscar Hermes Villordo acompañó a Borges al baño, situado en un primer piso al que se llegaba por una empinada escalera de madera.

Cuando volvían, Villordo notó que Borges descendía los escalones demasiado rápido y, temiendo lo peor, le preguntó:.
¿No deberíamos ir más despacio?.
– Pero no soy yo -aclaró Borges-, es Newton.

 

♦En Maipú y Tucumán, un grupo de adictos a Isabel Perón descubre a Borges y lo sigue unos metros, insultándolo. Al ingresar a su casa, un periodista le pregunta cómo se siente.

– Medio desorientado -manifiesta-.
Se me acercó una mujer vociferando: ¡Inculto! ¡Ignorante!.

♦Un joven poeta se acerca a Borges en la calle. Deja en manos del escritor su primer libro.
Borges agradece y le pregunta cuál es el título.
“Con la patria adentro”, responde el joven.
– Pero qué incomodidad, amigo, qué incomodidad.

♦Una mañana de octubre de 1967, Borges está al frente de su clase de literatura inglesa.
Un estudiante entra y lo interrumpe para anunciar la muerte del Che Guevara y la inmediata suspensión de las clases para rendirle un homenaje.
Borges contesta que el homenaje seguramente puede esperar.
Clima tenso…
El estudiante insiste: Tiene que ser ahora y usted se va.
Borges no se resigna y grita:.
– No me voy nada. Y si usted es tan guapo, venga a sacarme del escritorio.
El estudiante amenaza con cortar la luz.
– He tomado la precaución -retruca Borges- de ser ciego esperando este momento.

♦A principios de la década de los setenta, el escritor y psicoanalista Germán García invita a la Argentina a Daniel Sibony, matemático y psicoanalista francés.
Sibony quiere conocer a Borges.
Al encontrarse, el francés le pregunta en qué idioma desea hablar.
– Hablemos en francés, propone Borges, y justifica:.
Dicen que la lengua francesa es tan perfecta que no necesita escritores. A la inversa, dicen que el castellano es una lengua que se desespera de su propia debilidad y necesita producir cada tanto un Góngora, un Quevedo, un Cervantes.